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domingo, 1 de octubre de 2017

Mar Cambrollé: «Si a la nueva Ley LGTBI se le extraen las sanciones, nacerá con fecha de caducidad»

Mar Cambrollé ha participado en una charla de diversidad organizada por el Ayuntamiento de Mijas. / I. GELIBTER

Presidenta Asoc. Transexuales de Andalucía. Referencia histórica de la lucha ‘trans’, defiende el uso de inhibidores por los menores que lo deseen para su «libre desarrollo»

La presidenta de ATA  (Asociación de Transexuales de Andalucía), Mar Cambrollé, constante en la lucha y poco ‘agradadora’ de los partidos políticos, critica la «premura» de la presentación de la Ley de Igualdad LGTBI «a cambio de una foto». Lo hace en Mijas, donde participa en una charla sobre diversidad organizada por el Ayuntamiento

Hace unos días, el Congreso de los Diputados aprobó la tramitación de la nueva Ley de Igualdad LGTBI, de la cual usted es una de las ideólogas. Ha contado con la negativa del PP, pese a que este año era el primero que se le invitaba oficialmente a la manifestación del Orgullo. ¿Qué le parece?

–Mire, yo pienso que el PP va dando tumbos, y que con el tiempo reconoce que se ha equivocado, como con el matrimonio igualitario. Hay personas dentro que tienen una actitud más progresista, en Andalucía se está tramitando una ley similar con el voto afirmativo de ellos, como con la ley de Transexualidad.

¿Ese voto afirmativo se lo debe el PP a alguna persona en concreto

–Sí, a Esperanza Oña. Es una mujer progresista del PP, como Cristina Cifuentes. Pero muchas veces los partidos se deben a su electorado, y aquí han calculado mal. Si se mantienen en estas posturas será un partido obsoleto, que no está a la altura de los partidos de derechas europeos. Puede haber diferencias en temas económicos, pero hacer oposición con los derechos humanos es indigno.

«Existe una cierta mercantilización del Orgullo»
Mar Cambrollé (Sevilla, 1957), es también la máxima responsable de la Federación de Plataformas de Derechos Trans, que aúna al 95% de las organizaciones españolas. Su lucha por los derechos LGTBI los compatibiliza, como hacía su compañero, el malagueño Shanghay Lily, con un marcado carácter de izquierda. A este respecto, Cambrollé está de acuerdo con el concepto de ‘gaycapitalismo’ que tanto criticó Lily antes de fallecer. «Creo que existe una cierta mercantilización del Orgullo. Hace 40 años no teníamos subvenciones y redes, solo valentía y falta de miedo. No estoy en contra de la parte lúdica, ha sido una gran revolución que hemos conseguido con tacones y lentejuelas, y eso no se puede perder», sostiene la presidenta de ATA. «El Orgullo no debe ser un producto de ningún empresario, pero tampoco una herramienta de uno u otro partido. Tenemos que ser un movimiento político pero apartidista. El movimiento LGTBI y el movimiento feminista han hecho una gran revolución y no podemos perder nuestras raíces», sentencia.

¿No deberían volver a ser invitados a una manifestación del Orgullo?
–Después de esto no, evidentemente. Es que han anunciado una enmienda a la totalidad, es una vergüenza política.
En cuanto a la ley, ésta llega después de que se aprobara una similar en Andalucía. ¿Qué diferencias hay entre ambas?
–Quién primero irrumpe con una ley novedosa con la que sentirnos protegidos es Cataluña en 2014. ¿Qué ocurre? Que las autonomías tienen competencias muy limitadas en estas leyes antidiscriminación. Y yo creo que todo el mundo esperaba que la ley estatal superara a las autonómicas, y era necesario y urgente (aún estamos a tiempo) de que en el periodo de enmiendas se incluyan las sanciones administrativas. Es que si no, seguiremos viendo cosas como el autobús de la transfobia. Si se extraen la sanciones de la Ley LGTBI, ya nace con fecha de caducidad.
¿Por qué cree que se han rebajada esos máximos?
–Entiendo que por la premura y las prisas por una foto rápida. La gente que todos los días sufre agresiones en escuelas, centros de trabajo y las calles no se merecen esto. Fotos, además, con unas sonrisas que son antagónicas al sufrimiento de las personas. Hay que tener la valentía que se tuvo con el matrimonio, que la primera condición era que se llamara de esa manera. Pero es que no es lo único. Desde sectores progresistas se ha deslizado que no se puede aprobar una ‘ley mordaza’. Mire, el fomento del odio no es libertad de expresión. La transfobia no es libertad de expresión.
¿Cree, por tanto, que finalmente se incluirán las sanciones?
–Si el colectivo se mantiene firme, sí. No podemos entrar en el juego maniqueo de que nos distraigan con el PP. El PP ya sabemos lo que es, y ahora la coyuntura política permite que una mayoría progresista pueda presionar para que sea una ley de máximos.
Los medios parecen haber destacado de la ley algunos capítulos concretos, especialmente el que habla de que los menores de 18 puedan acceder a iniciar el proceso de cambio sin permiso de los padres. ¿Por qué debe ser así?
–Me parece ruín que se use a los menores como excusa para parar un avance social y que se mienta con alevosía. Nos regimos por los Derechos del Niño, que ante todo dice que debe prevalecer el bien superior del menor, que es permitir el libre desarrollo de su personalidad. ¿A los menores transexuales se les hormona? Eso es mentira. Ellos lo que tienen es el derecho a frenar caracteres que no desean. Parece mentira que tengamos que recordar que el 82 por ciento de ellos piensan en el suicidio, y el 42 lo intenta.
¿Y así se puede evitar que suceda esto?
–Claro, porque se frenan esos desarrollos no deseados, pero no con hormonas, sino con inhibidores, que por cierto se usan también en menores no transexuales. Por no hablar de esto evita agresiones al cuerpo. Donde no hay mamas, no hay que quitarlas
¿Por qué debe ser sin el permiso de los padres?
–La administración actúa cuando un niño tiene absentismo escolar, ¿verdad? Porque entiende que se vulnera el interés del menor. Y esto es parte de lo mismo, porque esta ley iguala el maltrato a que un progenitor no permita que un niño se desarrolle libremente. No es que el menor decida sin el consentimiento de los padres, sino que el estado le protege. Es como cuando nos dicen que queremos que los niños se reasignen de sexo. Mire usted, hablamos de tránsito social, no de cirugía ni de tratamientos hormonales.
A vueltas con los menores trans, en estos últimos años hemos visto varios casos en colegios en los que se ha actuado de maneras muy diferentes. ¿Eso es necesario regularlo?
–La Ley de Transexualidad ya lo recoge y hay que felicitar a Andalucía. Todos los colegios públicos, concertados y privados deben respetar por ley el permitir a los menores llamarse como quieran, que en los listados aparezca y figure ese nombre, y que usen las instalaciones propias del sexo sentido.
Ivan Gelibter

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