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domingo, 12 de agosto de 2018

Mariquitas



Durante muchos años he tenido que escuchar y leer en numerosos poemarios o eventos infantiles el poema “Canción del mariquita” como “Poema de la mariquita” o “Canción de la mariquita”. Se ha vendido popularmente durante algunos años que Lorca hacía referencia a los insectos y no a algo mucho más profundo.

Algunos rápidamente identificarán “mariquita” con “maricón” que es la palabra peyorativa en muchos casos -a salvedad del contexto y si se hace entre iguales homosexuales como gesto de cariño o “poder”- de homosexualidad. Sin embargo, si vamos a la raíz de la palabra significa “parecer una mujer” y por lo tanto tiene que ver más con la identidad de una persona que con su sexualidad. Un homosexual no quiere identificarse con una mujer, ni quiere ser una y tampoco pretende que la población lo relacione con ese género y/o sexo. Ellos son hombres y por lo tanto no mujeres.

En la época franquista se encarceló a muchas personas por supuesta homosexualidad. Ser homosexual puedes ocultarlo casándote con una mujer, teniendo una vida llena de heteronormas y cisnormas, que aceptas por supervivencia. Pocos serían los subversivos teniendo en cuenta el trato en las cárceles. Pero la mariquita del pueblo o el marimacho de turno no, esa o ese no podía ocultarlo. Una identidad no se puede ocultar. Siempre sale a la luz.

Justamente hablábamos sobre este tema la delegada de Huelva de ATA y yo la otra noche. Lo hacíamos junto a otro compañero. Estábamos sentados “al fresco” en una terraza. Primo de Rivera en su caballo mostrándose “valiente” y dando valiente vergüenza ajena a cualquier jerezano con conciencia, los cuales ya lo desearían lejos de la plaza Arenal, y flamenco de fondo. El flamenco es algo que a Lorca le apasionaba, algo que incluso cuidó con mimo, y a la vera de ese encuentro cultural en uno de los bares típicos tomando un refrigerio aprovechamos para conversar. Lorca fue uno de los temas principales al abordar la poesía y la transexualidad.

En cierto momento lancé una idea, pues es simple “intuición” y nada corroborado, que Lorca no era un hombre homosexual cisgénero sino una mujer transexual que intentaba comprenderse a través de su poesía. Ella sonrió, abrió los ojos y en ellos vi cierta “chispa”. Obviamente estaba a favor. Me di cuenta de la transexualidad de Lorca o al menos de cierto “favor” o “punto positivo” hacia las mujeres trans en el poema de “La canción del mariquita” porque mariquitas llamaban a las mujeres transexuales. Mariquitas eran los que se maquillaban y adornaban sus cabellos, mariquitas los que se ponían rubor, mariquitas eran los afeminados, mariquitas eran muchas mujeres trans que hoy en día aún piden justicia... unas están muertas, otras siguen vivas llenas de arrugas y cicatrices.

Sin embargo, tocamos “La casa de Bernalda Alba” hablando de lo masculina que era Bernalda y que podía considerarse una de esas TERF que, en mayor o menor medida, a veces sentimos que son hombres transexuales que no se aceptan y arremeten contra las personas trans porque se sienten heridos al “querer y no poder”.

Ella además añadió “Asesinado por el cielo”. En este poema podemos ver a Lorca hablar de la presión del poeta que se siente libre y a la vez no, que quiere abrir sus alas -tema recurrente en personas trans la libertad a través de las mariposas, las aves, los ángeles o seres alados- y que se ahoga en la tinta que suele ser lo que usa como arma el poeta o poetisa. Somos animales de cabezas rotas por las normas, que estamos hundidos en un camino que está entre “la sierpe” (la hombría) y “el cristal” (lo femenino) y, que a su vez, “él” dejaba crecer sus cabellos (símbolo de la feminidad en muchas culturas como la nuestra) mientras se siente “sordo” y “mudo” ya que no puede gritar ni oír o más bien quiere gritar y oír pero se siente con una presión tremenda.

Obviamente os dirán que vemos “transexualidad” en todas partes, pero tal vez es porque lo vivimos y sabemos ver estas características en otrxs.

Asesinado por el cielo.

Entre las formas que van hacia la sierpe
y las formas que buscan el cristal,
dejaré crecer mis cabellos.

Con el árbol de muñones que no canta
y el niño con el blanco rostro de huevo.

Con los animalitos de cabeza rota
y el agua harapienta de los pies secos.

Con todo lo que tiene cansancio sordomudo
y mariposa ahogada en el tintero.

Tropezando con mi rostro distinto de cada día.
¡Asesinado por el cielo!

F.  García Lorca, Poeta en Nueva York.

Ángel González Gálvez - Delegado de ATA en la provincia de Cádiz.

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