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martes, 21 de junio de 2016

El pop se suma a la ruta ‘trans’

Anohni o Mykki Blanco lideran el auge de formaciones y solistas cuya identidad de género se ha convertido en un poderoso alegato de sus creaciones


Primero fueron las modelos transexuales en subir a la pasarela y acaparar el objetivo de los fotógrafos de moda. Entre el reconocimiento de la diversidad sexual y el marketing mediático, la moda abrió la primera gran brecha reivindicativa como laboratorio para la construcción de nuevas identidades. El mundo del cine y de la televisión se sumó a la ventana recién abierta con actores y actrices que hacían pública su pertenencia a la comunidad LGTBQ. Una serie como Transparent convertía la mutación de sexo de un padre de familia en argumento de ficción quebrantando algunos de los hasta entonces inmutables códigos televisivos.

No faltó la salida a la superficie mediática del excampeón olímpico y patriarca del Clan Kardashian, William Bruce Jenner, ahora renacido como Caitlyn Jenner que puso su nota de glamour controvertido en una comunidad estigmatizada y condenada al gueto. La causa transexual hacía su tránsito desde el lado más equívoco y paródico del espectáculo del siglo XX hasta esa primera línea de combate contra la discriminación con el nuevo siglo XXI.

El mundo de la música ha servido muy a menudo de plataforma para la comunidad transexual en su lucha por su visibilidad o reconocimiento. Más allá de los fuegos de artificios del Glam-Rock y de las lentejuelas de Liberace, el éxito de una figura como la cantante Amanda Lear, en su otra vida física un bailarín llamado Alain Tapp, y popular por su voz aguardentosa y amistad con Salvador Dalí, puso un acento de diversidad en la escena musical de finales de los setenta. Hoy, Amanda Lear, triunfa como comediante teatral, sigue paseando su ambigüedad por los platós televisivos y haciéndose la sueca cuando le preguntan por su otra vida genética. También ayudó a la visibilidad el triunfo de la cantante transgénero Dana Internacional en el Festival de Eurovisión, una victoria, que a la vista de los derroteros que ha tomado el certamen en todos estos años, no hacía sino presagiar el futuro maremágnum eurovisivo. Mucho más comprometido ha sido el triunfo de Conchita Wurst aunque su mensaje quedara algo diluido en la gran parada freak-pop que ha acabado convirtiéndose el festival eurovisivo.

Amanda-Lear.

El pasado 6 de mayo salió al mercado el primer trabajo musical de la cantante Anohni, la nueva identidad femenina del líder del grupo Antony and The Johnsons. Con el expresivo título de Hopelessness, la cantante presentaba su trabajo discográfico y nueva etapa artística en el que no faltaban los mensajes reivindicativos. Atrás quedaba esa imagen fantasmal, confusa, sublimada por la voz que había enamorado al mundo con su álbum I Am a Bird Now donde incluía una profética balada, For Today I’m a Boy: “Un día creceré / Me convertiré en una bellísima mujer / Pero hoy solo soy un chico”. Ahora finalmente se ha hecho realidad.


Mucho más dificultoso por lo que se refiere a su visibilidad ha sido el trayecto del grupo 6 Pack Band, una formación de artistas transexuales de la India que gracias a su versión del tema de Pharrell Williams, Happy, han podido darse a conocer internacionalmente. En un país donde se calcula que existe una comunidad de más de dos millones de personas transexuales, la aparición de un grupo como 6 Pack Band ha supuesto un primer paso en el reconocimiento de un colectivo y una realidad que se sigue escondiendo y marginando. La comunidad Hijra, el término con el que conoce a los transexuales, continúa sufriendo toda clase de humillaciones y violencia a pesar de la promulgación hace dos años de una ley de igualdad por parte de la Corte Suprema de la India.


Con cerca de dos millones de visitas en YouTube el vídeo de la canción Hum Hain Happy reivindica con humor aderezado de ritmos hindúes, una sociedad más tolerante con la diversidad sexual. El proyecto artístico ha partido de Y-Films, una joven productora del universo Bollywood que con ocasión del vídeo ha lanzado el mensaje “en apoyo por la igualdad de género en la india”. Como recordaba una de una de las componentes del grupo, Komal Jagtap en una entrevista al periódico The Guardian: “Ahora, después de muchos años de silencio, mi hermano me ha invitado a su casa, y los vecinos, aquellos que antes se burlaban e insultaban a mis padres, se acercan para decirles que me han visto en la televisión y que además lo hago muy bien”.
La imagen del rock como género cargado de testosterona quedó algo difuminada cuando el cantante de la formación punk Against Me, Tom Gabel, en aquel momento casado y con una hija, hizo su coming out anunciando el inicio de un tratamiento hormonal y quirúrgico para convertirse en una mujer, una nueva identidad con el nombre de Laura Jane Grace. Aunque algunas de las letras del grupo ya habían dado señales previas, la publicación del álbum Transgender Dysphoria Blues (2014) señalaba el trayecto hacia la nueva naturaleza. Artista comprometida, la cantante de Against Me ha dejado el testimonio de su lucha en el documental Trye Trans With Laura Jane Grace, una serie televisiva protagonizada junto a otras personas del colectivo transexual.

Laura Jane Grace, antes Tom Gabel, líder de Against Me.

Modelo de esta suma o mezcla de géneros, culturas y músicas es el artista y rappero neoyorquino Mikky Bianco, una de las figuras más enérgicas de la actual escena arty de la isla de Manhattan. Jugando con esa doble identidad masculina-femenina Mikky Blanco –su verdadero nombre es Michael Quattlebaum– se ha situado en esa categoría de artistas que han hecho de la hibridación cultural y de sexos su columna vertebral transgrediendo de paso los cánones machistas y homófobos de un género como el hip hop. Desde unas primeras energías juveniles punk, Blanco ha ido sumando diferentes corrientes musicales (hip hop, música electrónica, etc.) todo ello visualizado en una poderosa imagen femenina –o masculina– que le ha valido su colaboración para diferentes marcas de moda. A propósito de la construcción de su identidad declaraba a la revista de tendencias Numéro: “Con mi personaje de Mikky Bianco lo que intento es revestirme de una identidad femenina añadiéndole la energía punk y Glam-rock”.
Como otros artistas, Bianco defiende su insumisión frente a los estereotipos de una identidad masculina o femenina. “Ensayo con mi sexualidad en mi vida cotidiana. Soy una persona transgénero pero no transexual, ya que físicamente no he cambiado de sexo, lo que trato de hacer es experimentar con los límites”. Este verano el músico viajará por algunas ciudades europeas presentado esa mezcla de energía hip hop, estética drag queen y teatralidad que constituye su ADN.