Ya es la segunda incorporación en la administración pública provincial de mujeres que tienen el DNI acorde con su identidad de género. Camila Vagnini (29), es cordobesa y vive en Rosario.
Camila Vagnini llegó a Rosario desde Guatimozín, Córdoba, a los 18 años, con el sueño de estudiar psicología, aunque por diversas circunstancias de la vida y aprovechando las becas que el Gobierno Nacional ofrecía para estudiar enfermería, se anotó y comenzó a cursar.
Hoy, a los 29 años, es licenciada en enfermería, terminó de cursar el primer año de medicina y es la primera enfermera trans en ingresar a la administración pública provincial, específicamente en el hospital Geriátrico de Rosario, hace poco más de un mes.
Ya con el DNI que registra el nombre y la identidad que decidió o sintió tener, trabaja con alegría y mucho estímulo con pacientes de la tercera edad y en un clima de absoluto compañerismo y respeto.
Es muy bonita. Al menos así se puede concluir luego de observar sus más de 500 fotos publicadas en el perfil de Facebook. Posee una inteligencia y elocuencia que atrapan al entrevistarla. Y diario UNO de Santa Fe tuvo el privilegio de acceder al diálogo con esta verdadera luchadora.
-¿Por qué decidiste dejar psicología y estudiar enfermería?
-Ocurrieron muchas cosas en mi vida y tuve algunas dificultades económicas para seguir con mi plan inicial. Mientras tanto, me enteré que la presidenta ofrecía becas para estudiar enfermería, y eso de algún modo se vinculaba con mi deseo de trabajar en el campo de la salud. Accedí a este beneficio, descubrí que me gustaba mucho y se convirtió en una verdadera vocación, hasta que me recibí. El año pasado, algunos compañeros y compañeras, nos enteramos que se generaron vacantes por jubilaciones en el hospital Geriátrico de Rosario, nos presentamos y fuimos seleccionados, e ingresamos hace un mes y medio.
-¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
- Todo. Ayudar al paciente, contenerlo, generar un vínculo con él, estimularlo en su autocuidado. Es mucho lo que uno puede hacer desde su lugar por la gente que está atravesando una dolencia. Y eso reconforta y estimula.
- ¿Cómo es la relación con tus compañeros y compañeras?
-Excelente. Es una de las cosas que más me gustan de este trabajo. El nivel de compañerismo.
-¿Alguna ves te sentiste discriminada o tuviste un trato diferente por tu condición?
-Sí. Cuando apenas me recibí me presenté a un montón de entrevistas muy buenas en el ámbito privado y luego no fui muy bienvenida. Aún no tenía el DNI nuevo. Entonces, cuando llegaba el momento de presentar los papeles, nunca me llamaban. Fue realmente muy duro.
-¿Qué mensaje le darías a las personas que están atravesando situaciones como las que vos viviste o tomando la decisión de vivir según la identidad que desean para sí?
-Que se atrevan a hacerlo. Igualmente debo ser sincera. No es fácil. Muchas cosas han cambiado, aunque otras solamente en apariencia. Y es difícil afrontar muchos prejuicios que aún persisten. Afortunadamente, a pesar de ello, hay gente muy valiosa que te quiere por lo que sos como persona o como profesional y no le da importancia a tu condición o identidad de género.
-¿Y cómo está tu corazón?, ¿salís con alguien o algo así?
-Alguien siempre hay (risas). Nada muy formal por el momento. Persisten muchos prejuicios en relación a ello y pocos se atreven a establecer un vínculo distinto por miedo o por el qué dirán.
-¿Pensás retomar psicología algún día?
-Quizás más adelante. Ahora mi prioridad es rendir las materias que regularicé de medicina en 2012 e intentaré hacerlo este año. Además, la Municipalidad de Rosario hizo un llamado a concurso para la selección de enfermeros, me presenté y quedé en el orden de mérito. Así que existe la posibilidad de que me llamen algún día y tendría dos trabajos, lo cual sería muy gratificante.
Alejandra, el primer caso
Victoria Alejandra Ironici se convirtió el año pasado en la primera santafesina en recibir el DNI que reconoce su identidad de género.
“Empieza mi nueva vida. Voy a salir con la frente en alto, orgullosa de lo que soy. Sin tener que esconderme porque no cometí ningún delito. Lo único que hice fue elegir una vida diferente. Ese condicionamiento implicó que se me niegue un montón de derechos”, indicó Ironici en diálogo con Diario UNO, en una entrevista realizada por Victoria Rodríguez.
No fue sencillo ni rápido. El trámite para que el Estado provincial reconozca que ella es Alejandra y no el nombre que indicaba antes el documento fue largo.
Ironici tuvo que demostrar lo que ya había demostrado hace muchos años: que es una mujer. Hace más de tres años empezó a andar el camino legal y más de 20 el de la aceptación social.
La lucha comenzó en 2009 cuando le quitaron el seguro de capacitación y empleo municipal. En ese momento ella se acercó a la Secretaría de Derechos Humanos e inició el reclamo por el derecho a su identidad como mujer.
Tiempo después y con el DNI entregado en mano por el propio gobernador de la provincia, concursó un cargo administrativo en la Maternidad del hospital Iturraspe de Santa Fe Capital y trabaja desde entonces allí.