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jueves, 18 de abril de 2013

¿Un bachillerato libre de discriminación para travestis y transexuales en Rosario?

El Bachillerato Popular Trans Mocha Celis, para personas transgéneros, mujeres y varones trans se creó en Buenos Aires. Hay conversaciones para replicar la experiencia en Rosario.



Para ofrecer una educación libre de discriminación a personas travestis, transexuales, transgéneros, mujeres y varones trans se creó en Buenos Aires el primer Bachillerato Popular Trans “Mocha Celis”. Las primeras clases comenzaron el año pasado, pero esta semana se inauguraron más aulas gracias al aporte de medio millón de pesos del Ministerio de Educación de la Nación. En diálogo con La Capital, uno de los coordinadores de este espacio, ofrece detalles de cómo funciona y anticipa que “ya hay conversaciones para replicar la experiencia en Rosario”.
¿Por qué un bachillerato trans? Desde el vamos el bachillerato se presenta en su página oficial como “un espacio educativo inclusivo”, que busca garantizar a sus estudiantes “el acceso a una educación libre de discriminación por orientación erótico-afectiva e identidad o expresión de género”. Recuerdan que hoy en día las personas trans “se encuentran en una situación de marginación extrema”. De hecho el nombre de “Mocha Celis” recuerda a una travesti asesinada que era analfabeta.
También se aclara que este espacio abierto a todos los jóvenes y adultos -trans o no- que por distintas razones no pudieron terminar o comenzar su secundario.
El bachillerato tiene una dinámica escolar similar a las llamadas Escuelas Medias para Adultos (Eempas). Sus clases se dictan -en este caso- de lunes a jueves de 13 a 18, y al aprobar los tres años de cursado, sus alumnos y alumnas reciben el título de “perito auxiliar en desarrollo de las comunidades”. Es oficial y habilita a seguir estudios superiores, universitarios o terciarios.
Uno de los coordinadores de este espacio, Francisco Quiñones, recordó a La Capital que “con el dinero aportado por Nación se construyeron tres aulas, una biblioteca pública, y otras dependencias; la idea es que sea también un centro cultural y un espacio de referencia”.
La idea de este espacio la llevó la Fundación Divino Tesoro a Lohana Berkins, fundadora de la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (Alitt) y de la primera cooperativa trans. Eso fue en 2011. Al año siguiente arrancó el primer año del bachillerato y este se amplió aún más esa posibilidad de garantizar derechos.
Quiñones explicó que al ser educación pública  “no se cobra ninguna cuota”. El bachillerato popular es una experiencia que se inscribe en las escuelas públicas de gestión social, es decir dirigida por organizaciones sociales. “Estos bachilleratos _continuó_ trabajan en un territorio específico, como el de las fábricas recuperadas, o como en nuestro que lo específico es el territorio identitario, el tema de las identidades”. Un dato clave para entender por qué sus clases están dirigidas especialmente a la comunidad trans.
“En el bachillerato popular los estudiantes forman parte de las tomas de decisiones, construimos la escuela en conjunto. Nosotros somos un equipo de coordinación de cinco personas, las decisiones siempre son consensuadas entre el quipo estudiantil y de coordinación”, dijo Quiñones.
¿En Rosario?. Consultado sobre si era posible replicar esta experiencia en otras provincias, específicamente en Santa Fe, el coordinador respondió: “Sabemos que hay compañeras y compañeros de Rosario, al igual que en Córdoba y Tucumán, que están tratando de armar una escuela similar a la nuestra”.
Añadió que si bien aún no tienen ni fecha ni lugar de encuentro confirmado, sí está la decisión de avanzar para que la propuesta se replique en la provincia: “La idea es reunirnos pronto para que el año que viene pueda existir la escuela”.
Por otra parte, La Capital le preguntó al presidente de la Asociación Civil Vox, Guillermo Lovagnini, qué opinión le merecía la posibilidad de desarrollar una experiencia similar en Santa Fe, y dijo que si bien no conocía de cerca cómo funcionaba este bachillerato, la idea era para ser escuchada.
Y enseguida se explayó sobre las posibilidades concretas de implementar un bachillerato trans en la provincia: “Con las dos ministras de Educación anteriores (por Rasino y Mengarelli) tuvimos que batallar todo el tiempo porque no se hizo nada en materia de educación sexual integral; ahora la nueva ministra (Claudia Balagué) mostró una imagen diferente, pero fue solo eso. Tuvimos una reunión en enero, con muchos anuncios, pero estamos en abril y tampoco pasó nada. Es decir la idea del bachillerato es buena, pero tenemos en contra este ministerio”.
Quiñones compartió con este medio la buena noticia de que en junio próximo la Legislatura porteña reconocerá esta iniciativa “como espacio de promoción para los derechos humanos y educativos”. Se trata de un proyecto del diputado del ARI, Maximiliano Ferraro, y de la diputada del Frente para la Victoria, Gabriela Alegre.
Sileoni. El ministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, estuvo presente el lunes pasado en la inauguración del ciclo lectivo 2013 del Bachillerato ubicado en el barrio porteño de Chacarita, en Avenida Lacroze 4181, quinto piso. “No puede haber silencio pedagógico ante la discriminación”, expresó y remarcó que  “no hay una diferencia entre esta escuela y las 45 mil escuelas de todo el país”. El Mocha Celis _agregó en declaraciones recogidas por la agencia Télam_, como todas las instituciones educativas, lo que ofrece es “la posibilidad de elegir para que la existencia no sea un destino” y, en el caso de la población trans, ese destino no sea la prostitución”.
“Quizás en una sociedad futura que hoy estamos construyendo, un bachillerato como este no sea necesario”, dijo.
Sobre el nombre. El nombre “Mocha Celis” es el de una travesti que fue asesinada en situación no esclarecida y que era analfabeta. Sus compañeras se dieron cuenta de que Mocha no sabía leer ni escribir porque siempre pedía que le leyeran los edictos policiales o que completaran sus datos cuando caía presa. Con el tiempo _ también se cuenta en otro reporte de Télam_ ellas se organizaron y cada vez que iban presas aprovechaban para enseñarle un poco.
Mocha murió sin poder terminar el secundario, “por eso el espacio que lleva su nombre aspira a que ninguna otra compañera quede sin acceder a la educación”. 

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