El neoliberalismo del PSOE, es palpable no
solo en lo económico. Sus alianzas con la derecha, la creciente desigualdad
social, la incertidumbre de la juventud, la precariedad laboral, los altos
índices de paro y sus buenas relaciones con los lobby financieros y mediático
son hechos que retratan a un partido que ha sido castigado en las urnas con una
pérdida de votos que alcanza casi el 50% de su electorado; 5.800.000 votos
menos desde 2008.
Ahora el partido del régimen, en defensa
de los intereses del lobby médico y en detrimento de los más débiles, las
personas trans, quieren imponer una PNL “por
los derechos sanitarios de las personas trans”, que supone un paso atrás en
derechos ya conquistados. Sin contar previamente
con los colectivos de personas trans y de familias de menores trans, que nos
hemos llevado una desagradable sorpresa.
A pesar de los avances alcanzados, entre
otros en materia de atención sanitaria garantizados en las leyes trans
aprobadas en Andalucía, Madrid y en trámite en Valencia y Aragón, que se
fundamentan en la despatologización, no segregación, calidad de la atención,
autonomía del paciente y la libre autodeterminación del género, no han tardado
mucho en arremeter contra estos logros, que se traducen en ser tratados en igualdad de
condiciones y reconocidos como sujetos de pleno derecho.
Para ello, desde la soberbia, prepotencia
y autoritarismo propios de los que llevan décadas instalados en el poder
ejerciendo de "manijeros" del capital, descalifican, desprecian y
quieren deslegitimar cualquier crítica o disidencia, haciendo gala de una
transfobia estructural e institucional, arrojando a sus esbirros bien
adiestrados y alimentados; "ejercito" de hooligans al ataque sin
argumentos porque carecen de ellos; el fanatismo, el agradecimiento y la
obediencia son sus señas de identidad.
¿Qué podemos esperar de un partido que en
1995 excluyó de un decretazo la atención a las personas trans del Sistema
Nacional de Salud?
De un partido que en 1999, cuando el
Parlamento Andaluz incluyó en la Cartera de Servicios Sanitarios Públicos la
atención a personas trans incluidas las intervenciones, hizo un desarrollo del
mandato del parlamento creando un "chiringuito" (Unidad de Trastorno
de Identidad de Género), para favorecer a sus "colegas", que NO a las
personas trans.
Un "modelo" que no tardó en
trasladar posteriormente a Madrid, Cataluña, País Vasco...!!!. Que con el
tiempo han demostrado que además de ser segregatorios, sus praxis psicomédicas
han vulnerado los derechos fundamentales y constitucionales de las personas
trans.
Un partido que se ha gastado del dinero
público, más de 242.000€ en "supuestos" estudios financiados a la
coordinadora de la UTIG de Málaga, que para nada han repercutido en la calidad de
la atención a las personas trans. ¿Cuántas intervenciones se podrían haber
realizado, cuántas atenciones?
De un partido que en 2007 nos impone una
ley para el cambio registral de nombre y sexo que: excluyó a menores de 18 años
e inmigrantes, nos exige esterilidad química y demostrar que no estamos
enfermxs mentales, algo altamente discriminatorio pues a priori sitúa a todas
las personas trans por el solo hecho de serlo, en "sospechosas" de enfermas
mentales.
Han tardado 8 años en reconocer que la ley
es inconstitucional y no cumple con las directivas y recomendaciones europeas.
¿Cuánto van a tardar en reconocer que las
"unidades" son modelos de atención contrarios al principio de
igualdad y de la autonomía?
Las personas trans queremos: atención de
calidad, formación de los profesionales y más inversión en los tratamientos
médicos y quirúrgicos.
Ello nada tiene que ver con modelos de
atención basados en la segregación !!!
Unidades para ustedes !!!
Mar Cambrollé