Mariana tiene seis años; nació biológicamente como varón pero desde antes de poder hablar manifestó disconformidad con su identidad sexual; hoy va a la escuela vestida como nena
"Varón, dijo la partera cuando la mamá dio a luz". Pero, este varoncito biológico casi desde siempre se identificó como nena. Su hermano dos años mayor, en cambio, nunca tuvo dudas con su identidad.
Los signos fueron progresivos. Cuando, apenas pasados los dos años Mariana -que entonces se llamaba Pablo- descubrió que las nenas tenían pelo largo empezó a querer usar todo el tiempo un trapo en la cabeza. Cuando descubrió que las nenas tenían "rayita" y los nenes pene, ella empezó a decir: "A mi penecito no lo quiero" y se negaba a hacer pis. Su dibujo animado preferido era la Sirenita, le gustaba porque tenía un "cuerpo especial", decía. A diferencia de su hermano mayor, que se divertía con autitos, su juego preferido era disfrazarse de princesa. Desde muy pequeña dijo que quería ser bailarina. "Sacáme estos pantalones que me queman", le pidió a su mamá no bien empezó a hablar. Ahora Mariana tiene seis años y desde los cuatro va vestida como nena al colegio, con polleritas, hebillas y todo lo que ella soñaba.
El médico psiquiatra y sexólogo Adrián Helien, coordinador del grupo de atención a personas transexuales en el Hospital Durand, habla del caso Mariana para ayudar a pensar en la situación trans en la infancia, una etapa en la que pueden aparecen signos de disconformidad con la identidad de género.
Pero, ¿cuáles son esos primeros signos?, ¿cómo identificarlos?, ¿cuándo es conveniente consultar a un especialista?, ¿qué procesos se ponen en marcha para iniciar la adecuación de la identidad sexual desde chicos?, ¿cuál es la importancia de actores sociales como padres, docentes, amigos, vecinos?
Una de las cuestiones que Helien, co-autor del
libro Cuerpxs equivocadxs, señala como concepto central es que la identidad genérica es la autopercepción íntima que cada ser humano tiene acerca de sí mismo en lo más profundo de su cerebro y su mente. "Esta identidad una vez conformada no puede cambiarse, por lo menos hasta lo que conocemos en el mundo de la ciencia actual".
En este sentido, "solamente los propios chicos son quienes deben de identificar quién y qué es lo que son". Y agrega: "A los investigadores nos corresponde escuchar y aprender. Las decisiones clínicas no deben estar basadas en predicciones anatómicas, ni en la 'correcta' función sexual, tampoco es una cuestión de moral o de 'congruencia' social, sino en aquel camino que sea el más apropiado para el probable desarrollo del patrón psicosexual del niño. El órgano que se presenta como crítico para el desarrollo psicosexual y la adaptación no son los genitales externos, es el cerebro".
- ¿Cuáles son las señales de que se trata de un chico trans?
- Primero hay que aclarar que es una experiencia que puede no ser definitiva. La experiencia trans que se manifiesta en la niñez llega a la etapa adulta en varones pre-púberes entre un 6 y un 23 por ciento; en mujeres, persiste en un 12 a un 27 por ciento en la edad adulta. Es decir, los niños se definieron en su mayoría como gays y no transgénero en la edad adulta. En cambio, la persistencia es mayor cuando se da en la adolescencia: prácticamente en un 100 por ciento.
-¿Desde qué edad empiezan los síntomas?
- Hay niños que desde los dos años pueden expresar que son o desean ser del otro sexo al biológico, es decir, que pueden empezar a expresar el deseo de ser del otro sexo porque son infelices con sus características físicas y su rol genérico de nacimiento. Además, es posible que prefieran ropa, juguetes y juegos que se asocian comúnmente con el otro sexo y prefieran jugar con compañeras o compañeros del sexo opuesto al biológico.
Esto se da de forma heterogénea: en algunos se ve con mucha intensidad y, en otros, de forma parcial. También se suele dar el rechazo al comportamiento social o al rol esperado para su sexo biológico.
Los signos pueden verse desde que comienzan a hablar, pero también puede que en algunos casos aparezcan mucho después, por ejemplo, en la pubertad o en la adolescencia. Eso depende de cada niño o niña en particular.
- ¿Hay síntomas clínicos perceptibles?
- Sí, además de la disconformidad con los roles genéricos, suelen aparecer manifestaciones de ansiedad, trastornos del estado de ánimo, trastorno oposicionista (implica un patrón recurrente de conducta negativista, desafiante, desobediente y hostil dirigida hacia las figuras de autoridad) y también suelen haber perturbaciones en el sueño.
Hay niños que desde los dos años pueden expresar que son o desean ser del otro sexo al biológico. Pueden expresar el deseo de ser del otro sexo porque son infelices.
- ¿Qué variables deben tener en cuenta los padres para realizar una consulta?
- Primero, el grado de sufrimiento de cada niño, que lo puede expresar de diversas maneras: no quieren vestirse con ropas acorde a su sexo biológico, no quieren jugar a los juegos tipificados según su sexo biológico y también pueden aparecer las alteraciones que mencionamos recién (trastornos de ansiedad o del estado de ánimo), junto con el rechazo a los propios genitales.
- ¿Cuál es el procedimiento que se sigue ante un niño o niña así?
- Siempre se necesita aceptación y apoyo de la familia en el proceso. Nada se puede hacer sin este apoyo. Entonces sí, se hace un acompañamiento terapéutico del niño y de la familia.
- ¿A qué edad se completa la transformación?
- Es un proceso largo y en general se posponen las intervenciones irreversibles.
Hay un paso gradual en las etapas. Por ejemplo, si el niño o niña, se quiere vestir del sexo opuesto al biológico o lo reclama intensamente, una de las formas de ir probando es que se vista así cuando está en casa, luego, en períodos más largos como vacaciones y recién después se aconseja el ingreso en la escuela.
Es difícil asesorar sobre los momentos en que hay que develar este proceso de cambio a los demás, de qué manera iniciar la transición. Si es gradual, o parcial, por ejemplo en el peinado, en la forma del arreglo en la vestimenta o es de forma total con un nombre, rol y vestimenta. En general, las etapas son graduales.
- ¿Qué le pasa a una madre respecto de este tema del que desconoce?
- Es muy difícil saber qué le pasa al niño o niña, por eso la información es muy importante. La aceptación y acompañamiento de los padres es vital para el desarrollo del niño como persona. Todos los seres humanos tenemos una maduración muy lenta y somos dependientes desde que nacemos de otros seres humanos que son quienes nos crían, nos alimentan, nos protegen. En esta etapa la aceptación, el afecto y el proceso de apego son tan vitales como el alimento que recibimos. Sin dudas con un chico así la cercanía de los padres es fundamental.
- ¿Cómo impacta esto en la familia?
- En general, de la poca experiencia clínica y de referencias internacionales que tenemos, vemos que las madres aceptan y acompañan más que los padres. Pero, por supuesto, hay padres que también participan positivamente.
También suele haber impactos en la pareja porque se generan diferencias de criterios, incomprensiones, etc.
- ¿Cómo afecta la discriminación en la sociedad?
- Toda la sociedad responde ante 'el diferente'. Muchas veces son los mismos niños y adolescentes los que discriminan, juzgan y, desgraciadamente, acosan y agreden. Otras veces son los padres. Por mis observaciones clínicas puedo decir que somos una sociedad normatizante: el que no entra en el binario es castigado de alguna manera. Si no te vestís, jugás, te expresás según el binario clásico algún castigo vas a tener. Se puede decir que toda la sociedad participa de una u otra manera como 'policía del género'. El/la que se aparte de la binormatividad lo sentirá en cuerpo y mente, a través de discursos, palabras hirientes, hasta llegar a la violencia física.
Lo más complejo que veo es que esto es aplicable a los niños trans y el castigo más cruel es el que puede recibir un niño. La discriminación, la exclusión y la invisibilización, a veces, en su propia familia. No olvidemos que el niño es dependiente de su familia en términos de alimentación, cuidados de crianza, protección, límite y afectos. Esto incide de manera vital en toda su vida.
Para una consulta se debe ver el grado de sufrimiento del niño: no quieren vestirse con ropas acorde a su sexo biológico, no quieren jugar a los juegos tipificados según su sexo biológico, junto con el rechazo a los propios genitales.
- ¿Cómo se vive el aislamiento o la inclusión?
- Vivimos en un mundo binario, que es claro que no alcanza para incluir a todas las personas. Los niños trans lo sufren desde pequeños. Existe una tipificación que consiste en que hay cosas para varones y cosas para mujeres.
Los varones se visten, tienen colores, juguetes, se expresan, tienen una manera de moverse y hablar. Las mujeres tienen otra diferente. Esto incluye una característica corporal que abarca lo genital, el nombre y el documento. Los niños/as que no encajen en este sistema binario pueden sentirlo y padecerlo a menos que se haga un trabajo para incluirlos. Hasta ahora nos hemos manejado con criterios biológicos para definir la identidad: los cromosomas y, sobre todo, los genitales externos para definir el sexo y la identidad de una persona. Hoy sabemos que esto no es tan así: la identidad genérica es un proceso de fases múltiples que, a partir de una base biológica, se conforma en la interacción con el medio donde nacemos. Es decir, que hay una matriz biológico- corporal que se va a ir construyendo en las relaciones e interacciones que tengamos con los vínculos primarios y con el medio donde nos desarrollemos.
- ¿Cómo intervenir para cambiar esto?
- Es un trabajo de todas y todos: la casa, el jardín de infantes, las maestras, el gabinete psicopedagógico, los padres de otros compañeros, los amigos en el club, los vecinos del barrio apoyados por un profesional especializado. En general, si la sociedad incluye, los problemas se minimizan y, sobre todo, se elimina uno de los mayores riesgos, que es que los chicos queden aislados. Los primeros que aceptan son los otros niños, los compañeritos. Pero los padres de esos compañeros tienen mucha influencia, por lo tanto hay que trabajar con toda la comunidad educativa.
- ¿Cómo se pueden flexibilizar los roles genéricos?
- Es conveniente que los chicos y chicas pueden elegir los juegos y no que se los impongan, así no se sienten en la obligación de encajar, responder o entrar en un molde. Es muy importante que los docentes estén atentos para evitar el acoso de otros niños
También es importante que los profesionales de salud mental no impongan una visión binaria del género. Deben dar un amplio espacio para los pacientes a explorar las diferentes opciones para la expresión de género. En el caso de intervenciones hormonales o quirúrgicas son apropiadas para algunos adolescentes, pero no para otros. Cada persona es diferente y sería bueno ampliar nuestras concepciones de género restringidas y normativas por otras más inclusivas. En esto se juega la calidad de vida de muchas personas. No es un tema menor y aporta a la construcción de una sociedad más humana, diversa y saludable.