Carol Ferrer soñó con tan sólo siete años que era una niña. Sus genitales
eran de varón, pero aquella niña tuvo muy clara su identidad sexual. Desde
entonces, ha luchado contra todo tipo de adversidades por alcanzar su
sueño. "Y ya nadie me va a parar. Soy una mujer porque me siento
realizada como mujer", afirma tajante esta transexual.
A los 13 años, la sevillana Mónica Cadenas tuvo su primera cita en la Unidad
de Trastorno de Identidad de Género (UTIG) del Hospital Carlos Haya en Málaga
del Servicio Andaluz de Salud (SAS), que está funcionando desde 1999 para
atender de forma integral a los transexuales con psicólogos; endocrinólogos para
el tratamiento hormonal; y cirujanos, si deciden someterse a la cirugía de
reconstrucción genital, mal llamada de cambio de sexo porque ningún transexual
se siente hombre o mujer sólo por la operación.
A la intervención quirúrgica sólo se somete un 15% de mujeres
y un 3% de hombres, según los datos de la Asociación
de Transexuales de Andalucía. La mayor demanda se centra en el
tratamiento hormonal. Al igual que Carol, Mónica tuvo también
muy claro desde muy pequeña que era una niña, aunque sus genitales indicaran lo
contrario. Ahora tiene 22 años y todavía sigue en la primera fase, con el
psicólogo en la unidad de Málaga.
"Me están maltratando y negando la ayuda médica que necesito", se queja la
joven, que reclama de forma insistente el tratamiento hormonal para que su
aspecto exterior se corresponda con su identidad sexual como mujer. Ante esta
"larguísima" espera, Mónica decidió autohormonarse sin control médico, a pesar
del riesgo para su salud. "No me han dejado otra salida", a
pesar de que, según cuenta, en el hospital malagueño le han dicho que, "por
autohormonarme, quizá ya no me van a operar".
También Carol recurrió a un manual de endrocrinología del Hospital Virgen del
Rocío que encontró en Internet. Se lo estudió y "sigo autohormonándome" porque,
tras nueve citas con la psicóloga entre 2008 y 2009 en la unidad Carlos Haya y
nunca iniciar la segunda fase, "acabé cansada y humillada".
"Estamos poniendo nuestra salud en peligro", apunta Mabel Romero, otra
transexual de Sevilla que está a punto de lograr el tratamiento hormonal tras
dos años de espera.
"Parece que somos leprosos"
La autohormonación es casi la única salida a las esperas de
años, a pesar de que cualquier experto en endocrinología de la red pública del
SAS podría hacerlo, como ocurría antes de que existiera la unidad de Málaga.
Esta es, precisamente, una de las reivindicaciones del
colectivo: la descentralización de la atención sanitaria que evitaría los
desplazamientos de cientos de kilómetros para una simple analítica de
sangre.
"Parece que somos leprosos, yendo allí y recorriendo cientos
de kilómetros para luego estar diez minutos en consulta", denuncia Mónica. Mar
Cambrollé, presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía, cree que el
sistema que hay instaurado es un "apartheid" para los transexuales que está
perpetuando el "estigma" sobre un colectivo vulnerable. Las chicas que la
acompañan asienten.
Hay más agravios. En otras comunidades con unidades similares, la espera en
la primera fase ronda los cuatro meses, frente a los "nueve
meses, un año, dos o más" –Mónica lleva nueve años– en Carlos Haya, explica Mar
Cambrollé. Denuncian que las citas con el psicólogo son «humillantes y
vejatorias» por los test "morbosos y sexistas" que les imponen.
De hecho, el gaditano Marco Arias, de 33 años, se ha negado a hacer los test
psicológicos porque "no soy ningún enfermo mental". Según un
estudio de la Universidad de Philadelphia, el 80% de los transexuales ha pensado
en el suicidio y un 40% lo ha intentado. "Si conocemos esta realidad, ¿por qué
no se cambian los protocolos y se agilizan las esperas?", se
pregunta Mar Cambrollé, quien lamenta que se esté aumentando el sufrimiento de
los transexuales por la «discriminatoria» atención que presta el SAS.
La estadística sobre los suicidios encierra mucho dolor.
Mónica, la joven que empezó con 13 años su tratamiento, lo ha intentado varias
veces. "He atentado contra mi vida por culpa de este maltrato
en el Carlos Haya", afirma la joven. Una transexual de 36 años falleció el
pasado invierno en Almería tras lanzarse desde un sexto piso. "Tenía muchos
problemas con la unidad" de Málaga, recuerda ahora María Serrano, otra
transexual de Almería que la conocía. Aunque María ha sido intervenida
quirúrgicamente dos veces, después de que la primera le dejara graves
secuelas y dolores, todavía el resultado no es satisfactorio.
Lo llamativo es que acude a la unidad para que los cirujanos revisen sus
genitales, y le vuelven a dar cita para la psicóloga. "No tiene sentido".
Tamara Álvarez, del municipio gaditano de San Fernando, que ha permanecido
seis años en la unidad de Carlos Haya, tuvo varios intentos de suicidio.
"Intenté cortarme lo de abajo. ¿Por qué tenemos que vivir con
algo que no nos pertenece?".
Una 'ofensa' a los profesionales
La Unidad de Trastorno de Identidad de Género (UTIG) del Hospital Carlos Haya
fue la primera que se abrió en el país para atender a los transexuales y ofrecer
cirugías de reconstrucción genital en un servicio público.
Su apertura generó un gran debate, pero poco a poco surgieron más, hasta las
cuatro que ofrecen ahora una atención integral (Madrid, Cataluña y País Vasco,
además de Andalucía). La Asociación de Transexuales andaluza denunció que la
Junta las "discrimina", que las esperas en otras comunidades
son menores y que Madrid y País Vasco ofrecen intervenciones (mamas y cuerdas
vocales) que no se practican en Málaga.
La Consejería de Salud indicó a este diario que la unidad está formada por un
equipo multidisciplinar que trabaja con protocolos
asistenciales aceptados "internacionalmente, y que ofrece una atención sanitaria
de calidad, siendo referencia para los centros públicos
españoles y europeos".
Los profesionales de la UTIG de Málaga coordinan las unidades existentes en
España y por ella han rotado profesionales de otras unidades, explicaron. Para
la Junta, cuestionar la labor de la unidad supone "una ofensa a los
profesionales sanitarios y a su buen hacer, que han más que demostrado en los
últimos años", ha dicho Salud en una nota oficial.
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