MUJERES TRANS Y CIS, TODAS A LAS
CALLES ¡¡
En el año 2006 un reconocido
grupo de expertas/os en derechos humanos de distintas regiones del mundo se
reunió en Yogyakarta (Indonesia) para definir una serie de principios que orientaran la aplicación de la
legislación internacional y nacional sobre derechos humanos de forma respetuosa
con la diversidad sexual y de género.
El resultado de esta reunión fueron los Principios
de Yogyakarta, una serie de principios legales internacionales sobre la
orientación sexual y la identidad de género que comprenden estándares que todos los Estados deben cumplir.
En su artículo 12 los Principios
de Yogyakarta reconocen el derecho al trabajo de las personas LGTBI (lesbianas,
gais, transexuales, bisexuales e intersexuales) “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y productivo, a
condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el
desempleo, sin discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de
género”.Y, además, contemplan las obligaciones de los Estados en la
protección y garantía de este derecho específico:
· Los Estados adoptarán todas las medidas
legislativas, administrativas y de otra índole que sean necesarias a fin de eliminar y prohibir la discriminación por
motivos de orientación sexual e identidad de género en el empleo público y
privado, incluso en lo concerniente a capacitación profesional,
contratación, promoción, despido, condiciones de trabajo y remuneración;
A pesar de la protección jurídica internacional y nacional que garantiza el
derecho a un trabajo digno, las personas trans encuentran grandes dificultades
para hacer efectivo dicho derecho. Experimentan situaciones muy acentuadas de
desempleo, exclusión y precariedad laboral.
En el mismo orden, la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) asegura:
Las personas
trans (con más incidencia en las mujeres) son las que enfrentan las
formas más severas de discriminación laboral. Muchas de ellas declararon
ser rechazadas en la entrevista de trabajo debido a su apariencia. Entre los
problemas que enfrentan en el lugar de trabajo, cabe citar la imposibilidad de
obtener un documento de identidad
que refleje su género y su nombre; la reticencia de los/as empleadores/as a
aceptar su forma de vestir; la
disuasión de utilizar baños acordes con
su género; y una mayor vulnerabilidad
al hostigamiento y el acoso por parte de sus compañeros y compañeras de
trabajo. En muchos casos, los trabajadores y las trabajadoras transexuales (en
particular, las mujeres trans) se ven completamente excluidos/as del
empleo formal. Por ello, en algunos países, la única estrategia de supervivencia que les queda es el trabajo
sexual, frecuentemente en condiciones peligrosas, lo que aumenta su
vulnerabilidad al VIH.
En 2011 la Universidad de Málaga,
hizo público el estudio “Transexualidad en España: Análisis de la realidad
social y factores psicosociales asociados”, realizado por Juan Manuel Domínguez
Fuentes, Patricia García Leiva y María Isabel Hombrados Mendieta. Del que se desprende:
Que el 33,3% de las mujeres trans en nuestro país tiene unos
niveles de ingresos inferiores a 600
euros mensuales. De hecho, un 15% señala
unos ingresos por debajo de los 300
euros. Esto muestra el nivel de precariedad económica del colectivo, que
sin duda está determinado por el alto nivel de desempleo (35,3%). Además, la
percepción más frecuente es que la falta de empleo se debe al hecho de ser
trans (37%). Igualmente se observa que un porcentaje alto de mujeres trans (48,2%) ha ejercido la prostitución. Por otro lado, el 55,9% señala haber sufrido algún tipo
de conflicto laboral al hacer pública su transexualidad, lo que revela el nivel
de rechazo social del colectivo. Estudios previos han encontrado que numerosas
mujeres trans que hicieron pública su transexualidad en el trabajo
fueron despedidas, humilladas y acosadas
por compañeros y compañeras de trabajo.
A esta grave situación de
exclusión laboral, hay que sumarle el alto índice de asesinatos con el que un
CIstema patriarcal y machista golpea con saña y brutalidad a las mujeres trans.
Estos son algunos datos:
· Cada 48
horas es asesinada una mujer trans en Brasil, el país con la más alta
tasa de transfeminicidios relacionados con la transforbia en Latinoamérica, de acuerdo
al Mapa de los Asesinatos de Travestis y Transexuales en Brasil en 2017,
publicado este jueves por la Asociación Nacional de Travestis y
Transexuales (ANTRA).
· De las víctimas de transfeminicidios, el 67,9% tenía entre 16 y 29 años de edad,
el 23% entre 30 y 39 años, el 7,3% entre 40 y 49 años, y las
mayores de 50 años el 1,8%.
· De acuerdo al mapa, el 80% de las fallecidas eran negras o mulatas, y 70% eran trabajadoras del sexo. 55% de los crímenes ocurrió en las calles
y de ellos un 52% se cometió con armas
de fuego, un 18% con armas blancas
y un 17% fueron causados por palizas,
asfixia o estrangulamiento.
· El 85% de los transfeminicidios se registró con refinamientos de crueldad como descuartizaciones, ahogamientos y otras formas brutales de violencia”
· El 85% de los transfeminicidios se registró con refinamientos de crueldad como descuartizaciones, ahogamientos y otras formas brutales de violencia”
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos:
· El 'Registro de Violencia' elaborado por la
Comisión ha destacado que el 80% de las mujeres trans
latinoamericanas mueren a los 35 años o menos
Esta situación de discriminación estructural
que sufren las mujeres trans, se fundamenta en un sistema de opresión
capitalista, cispatriarcal y machista, y los estados la perpetúan cuando
ciertos grupos disfrutan de una situación de desigualdad en relación con otros
grupos, como resultado de las relaciones desiguales en sus roles, funciones,
derechos y oportunidades.
La Plataforma Trans DENUNCIA esta situación de discriminación estructural contra las #MuejeresCISyTrans y nos sumamos a la HUELGA FEMINISTA #8M
No hay comentarios:
Publicar un comentario