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viernes, 3 de febrero de 2017

Janice Raymond y su "Solución final para el problema del transexualismo"


Janice Raymond es la más famosa de las feministas radicales trans excluyentes (TERfs por sus siglas en inglés) autora del libro que muchas activistas e historiadoras trans seguramente calificarían como el más transfóbico de todos los tiempos, “El Imperio Transexual. La Construcción del Maricón con Tetas [She Male.]”

Al final de su libro de 1979 del cual jamás se retractó, Raymond concluye que es una obligación moral arrojar fuera de la existencia (“out of existence”) “el problema del transexualismo.”

Raymond propone solucionar “el problema del transexualismo” limitando las leyes para ir evitando que las personas transexuales tengan acceso a tratamientos médicos u hormonales para su transición.

Menos mal que no es violenta y sólo quería llevarnos a la depresión y al suicidio al negarnos los tratamientos necesarios y que en muchos casos de vida o muerte para una persona transexual.
Y como feminista radical reconocida, Raymond pasó de la teoría a la práctica y en junio de 1980 elaboró un documento para la “División de Evaluación Médica y Científica” estadounidense (“Division of Medical and Scientific Evaluation”) que sirvió de justificación moral al entrante gobierno conservador de Ronald Reagan para suspender y de allí en adelante negar los tratamientos médicos y hormonales con fondos federales y de varios estados a las personas transexuales encarceladas o indigentes.
No se ha podido establecer con exactitud la magnitud de esta tragedia para las personas transexuales más vulnerables, aunque algunas blogueras e historiadoras trans llegan hablar de miles de víctimas.
“Tecnología de los Aspectos Sociales y Eticos de la Cirugía Transexual.” (“Technology on the Social and Ethical Aspects of Transsexual Surgery”) el documento de Janice Raymond, no sólo sirvió para cortar ayudas del gobierno a las personas transexuales en su transición, también se convirtió en la argumentación de las aseguradoras para no incluir de ninguna manera los tratamientos y las hormonas para personas transexuales en los seguros médicos, algo que hasta hace muy poco tiempo comenzó a cambiar
En uno de los capítulos más virulentos de “El Imperio Transexual” Janice Raymond arremete contra las lesbianas trans y de forma personal contra Sandy Stone, mujer trans e ingeniera de sonido, parte de la comunidad de lesbianas radicales que mantenía el sello de música de y para mujeres “Olivia Records” a mitad de los años 1970.
Raymond no cesó en su hostigamiento contra Sandy Stone hasta que luego de una serie de ataques verbales y físicos de grupos de lesbianas radicales trans excluyentes Stone se vio obligada a renunciar para salvar el sello, a pesar de la defensa que sus demás compañeras lesbianas feministas radicales hicieron a su favor.
Sandy Stone en una imagen de archivo
Todo el libro de Raymond de principio a final está lleno de lindezas transfóbicas y cisexistas como éstas (sobra decir que cuando habla en masculino se refiere a las mujeres transexuales).
“Todos los transexuales violan el cuerpo de las mujeres mediante la reducción de la forma femenina real a un artefacto, apropiándose de este cuerpo para sí mismos …. Los transexuales simplemente cortaron los medios más evidentes de la invasión de las mujeres, por lo que parecen no invasivos.”
O esta otra, dirigida a las lesbianas, bollos o tortas trans, que antes eran aceptadas y a partir de allí comenzaron a ser excluidas por más de 40 años de los espacios lésbicos y feministas;
“Los ‘lesbianos-feministas’ transexualmente construidos muestran la otra cara del patriarcado. Así como el hombre construido como un transexual femenino exhibe la tentativa de posesión de las mujeres en un sentido corporal mientras que realiza una actuación de las imágenes con que los hombres han moldeado a las mujeres, el hombre construido como mujer que dice ser una lesbiana feminista intenta poseer las mujeres en un nivel más profundo, esta vez bajo la apariencia de un desafío en lugar de ajustarse a la función y al comportamiento de la feminidad estereotipada “.
De allí viene ese pierde-pierde contra las lesbianas transexuales y las mujeres trans en general y que lleva a la exclusión, a la depresión y a la violencia en su contra. Si te comportas femenina es porque estas actuando un papel estereotipado, si no lo haces, esa es la prueba indiscutible de que “en realidad” no eres quien dices ser.
Las lesbianas trans son lesbianas, las mujeres transexuales son mujeres, los hombres transexuales son hombres, los hombres gay trans son hombres gay. Y hay bisexuales trans. Y algunas personas trans no son binarias y no son nada de esto, o son un poco de esto y de aquello.
Recomendamos los libros trans feministas de Julia Serano, Pat Califfia y Susan Stryker, así como el blog “Transadvocate” para darse una idea del alcance y de la historia de la persecusión y la ideación teórica para la desaparición de las personas transexuales que se desató a partir del trabajo de Janice Raymond.
Las feministas radicales han hecho y hacen muchísimo por las mujeres incluyendo a las mujeres transexuales, de allí que algunas sugirieron agregar el “trans excluyentes” para que la mancha del activismo transfóbico de las TERfs no se confunda con la labor de las verdaderas feministas radicales o radfems.
Lamentablemente la influencia de las TERfs es enorme en el mundo académico y en los grandes espacios feministas, no es algo del pasado ni son una minoría que “no hay que hacerles caso,” o disculpando su transfobia a cambio de su labor en otros campos de los derechos de las mujeres.
Creencia, sentimiento, actitud y acciones como si los géneros de las personas cis o no trans fueran verdaderos e incuestionables, y si son construidos, digamos que son “menos construidos” que los de las personas trans.
Preparado por Akntiendz Chik.

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