Soy Mar Cambrollé Jurado. Cambrollé y Jurado me
apellido desde que nací pero, para
llegar a conseguir que la sociedad y las instituciones me llamen Mar, he tenido
que luchar por el derecho a decidir sobre mi género, mi identidad, mi propio
cuerpo y mi felicidad. No he luchado sola, lo he hecho siempre al lado de la
sociedad civil y de las personas transexuales, lesbianas, gais y bisexuales.
No ha sido fácil. Crecí en un barrio obrero de Sevilla
inundado de pobres provenientes de los pueblos que llegaron al aluvión de la
industrialización de la década de los 60. Siempre tuve conciencia de clase, pero
siempre supe que también era diferente a los de mi clase social.
Conquistamos la democracia, aunque la
derogación de la Ley de Vagos y Maleantes no llegó hasta ya bien entrada la
democracia. Los derechos de las personas transexuales y homosexuales siempre
llegan más tarde que los del resto. En 1976, junto a otros compañeros y
compañeras, conseguimos organizar el Frente de Liberación Homosexual en Andalucía.
Y logramos derogar las utopías. Reunimos
en una manifestación a 3.000 personas en la muy conservadora Sevilla de los
albores de la Transición. Y colgamos una bandera gigante de lo alto de La
Giralda pidiendo el fin de la Ley que nos maltrataba por ser diferentes. Por
amar a personas de nuestro mismo sexo. Por ser mujeres con un DNI que decía que no lo éramos.
Pedimos el fin de la discriminación
laboral, políticas de salud para las trabajadoras del sexo, derechos laborales
y derecho a nuestro propio cuerpo, libertad para ser y sentir lo que cada uno
era. Pedíamos la
democracia que, ahora, los poderes financieros y una Europa de rodillas a la
bancocracia nos quieren arrebatar.
Puesto que nadie me daba empleo salvo la
prostitución, creé
mi autoempleo para ser libre de la discriminación. No tengo
titulación universitaria, pero no soy analfabeta. He estudiado, leído y
asistido a infinidad de congresos para formarme y aprender a defender mis
derechos que son los derechos humanos de las personas transexuales y
homosexuales.
En 2007, con un grupo de compañeras andaluzas creamos
la Asociación de Transexuales de Andalucía (ATA). El objetivo seguía
siendo el mismo: conquistar el derecho a nuestro nombre propio. Conseguimos la
Ley de Identidad de Género y la posibilidad de que dos personas del mismo sexo
se puedan casar en igualdad de derechos y dignidad que las personas
heterosexuales.
En Andalucía, hace unos días, tras un
arduo trabajo y no sin dificultades, hemos conseguido registrar en la Cámara
autonómica la que será la Ley Integral de Transexualidad más avanzada de Europa.
Ha sido gracias a una mayoría parlamentaria progresista pero, sobre todo, esa
ley es fruto del trabajo de la sociedad civil y de la ciudadanía organizada que
es consciente de sus derechos y los reclama.
Es cierto que las personas transexuales y
homosexuales españolas hemos conseguido la igualdad legal y estamos cerca de la
igualdad real, pero eso no puede llevarnos a relajarnos. La igualdad y la libertad son universales.
O las disfrutamos todos los seres humanos o nadie será libre ni igual. Por
ello, mientras para una sola persona siga siendo
una heroicidad la lucha por su nombre
propio, la lucha por la igualdad y la libertad estarán inacabada.
En la UE se siguen dando situaciones de
discriminación que deberían avergonzarnos a las europeas y europeos y movilizar
toda la acción política de las instituciones comunitarias. En el territorio que
presume de ser un espacio de libertad, se dan casos de países que niegan el asilo político a personas
transexuales u homosexuales que vienen huyendo de lugares donde ser
diferente cuesta la vida o la cárcel.
La Europa de la ciudadanía no se puede
construir sin las personas homosexuales y transexuales. Si llego a ser eurodiputada,
lucharé para que
el Consejo Europeo saque del cajón la Directiva Horizontal Contra Múltiples
Discriminaciones que evitaría que transexuales y homosexuales
europeos sigan siendo maltratados o discriminados impunemente.
Del mismo modo que la Comisión Europea
actúa cuando un país incumple el acervo comunitario en materia de libertad de
empresa o de capitales, la UE no puede seguir guardando un vergonzoso e infame
silencio cuando son las personas transexuales y homosexuales quienes
ven limitadas sus libertades.
Por eso me presento a las primarias ciudadanas de
Izquierda Abierta. Para ser eurodiputada. Seré una eurodiputada transexual, feminista,
del Sur, de izquierdas, europeísta y solidaria con cualquier persona
que aún no sea libre para acceder a la gesta de su nombre propio.
Te pido el voto si eres un
ciudadano o ciudadana comprometida con las ideas de progreso. Si eres militante
de Izquierda Abierta, además del voto, te pido que me avales para poder
trabajar en el Parlamento Europeo por el derecho a la gesta del nombre propio de miles de ciudadanos y
ciudadanas europeas que gozan de menos libertad y derechos que billetes de 5
euros.
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