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jueves, 17 de diciembre de 2015

Alexandra, refugiada transexual en España: "No supe que podía pedir asilo hasta que me reuní con el abogado de oficio"

Alexandra Andino llegó al aeropuerto de Barajas, en Madrid, un 27 de febrero huyendo de Honduras, donde presidía a los transexuales de una organización del colectivo LGBTI y fue llevada a una sala aparte, donde estuvo esperando más de dos horas hasta que vinieron a interrogarle. Según explica, no supo que existía la posibilidad de pedir asilo alegando la persecución en su país por motivos de "identidad de género y orientación sexual" hasta que se reunió con un abogado de oficio que le explicó que podía hacerlo si tenía documentos que lo acreditasen.


Antes de reunirse con el abogado, fue interrogado por la policía. "Yo venía de chico, porque tenía que salir de chico de honduras para que no se dieran cuenta --explica--. De repente, empezaron a decirme que yo no era transexual ni era nada y que lo que venía era a prostituirme a España. Se rieron de mí y me hicieron firmar un documento en el que ponía que regresaría a mi país al día siguiente a las diez de la mañana. No sabía que podía pedir asilo. En el aeropuerto nadie me dijo nada. Estaba muerta de miedo y no podía ni llorar ni hablar".

Una vez habló con el abogado de oficio, las cosas empezaron a cambiar. "Yo traía las denuncias a la policía de Honduras en mi bolso --indica--. A partir de ese momento, todo el mundo me trató normal y allí mismo, en fronteras, me remitieron a una oficina de Cruz Roja, donde me dijeron que podía pedir un abogado de CEAR".

Precisamente esta organización, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, ha presentado este miércoles un informe titulado 'El camino hacia una vida digna', en el que ilustra las dificultades que encuentran los refugiados LGBTI que llegan a España, especialmente en aquellos casos en los que a la identidad u orientación sexual se suman posibles discriminaciones por causa de raza u origen.

En el caso de Alexandra, que ha narrado su testimonio durante la presentación del documento, la solicitud y concesión de asilo fue "fácil" debido a que en su país ejercía como activista LGBTI y constaban apariciones en medios de comunicación, así como denuncias por las agresiones que sufrió (entre las cuales señala secuestro, violación y heridas como quemaduras, puñaladas o balazos).

PROBLEMAS DE CREDIBILIDAD

Sin embargo, según explica la Coordinadora del Área Jurídica de CEAR, Paloma Favieres, en casos en los que no está "tan claro" es "muy difícil" la admisión a trámite de un procedimiento de asilo.

"Una de las mayores dificultades es valorar la credibilidad del solicitante. Muchas veces la credibilidad no se valora adecuadamente", ha lamentado durante la presentación del informe.

Además, en lo referente a las burlas o discriminación por parte de la Policía, asegura que "se ha avanzado mucho en este sentido" y señala que el hecho de que el trato cambiase en el momento de solicitar asilo "es un paso".

Aún así, ha reconocido que "muchas veces los policías seguramente discriminan inconscientemente con el trato que dan en función de si es un solicitante de asilo o si creen que está intentando colarse".

TRABAJO CON LA POLICÍA

En este sentido, el abogado y responsable del programa LGTB de la Comunidad de Madrid Manuel Ródenas ha asegurado que desde la región se están llevando a cabo actuaciones desde hace dos años para sensibilizar y formar a los policías en materia de delitos de odio contra la población LGBTI y, desde hace poco, también a los comisarios de policía porque "son quienes dan las órdenes".

Según ha indicado, las primeras experiencias de formación a comisarios de policía "no han sido fáciles" y ha lamentado que para muchos de ellos es algo nuevo. "No es que fuera la primera vez que les hablábamos de LGBTI, sino ya de delitos de odio --ha manifestado--. Asimilarlo va a llevar mucho tiempo e insistir, insistir e insistir".

FORMAR Y EDUCAR A LA SOCIEDAD

Sin embargo, el informe de CEAR hace hincapié en la necesidad de avanzar y formar no solamente a los profesionales de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado sino a todos los implicados en la integración de los refugiados (principalmente los profesionales de la atención social y sanitaria) y, particularmente, de las personas LGBTI que llegan como solicitantes de asilo o en busca de "mayor libertad" de la que disfrutan en sus países.

Además, Favieres ha reivindicado la necesidad de incrementar la sensibilización a través de la educación, pero ha explicado que no se trata solamente de "pasarle la pelota a las escuelas". "La educación empieza en casa y somos reflejo de lo que vemos y oímos en nuestra casa --ha subrayado--. Estoy convencida de que todas las situaciones de discriminación y de maltrato se cuecen en las familias".

De hecho, los responsables del informe han incidido en que, pese a que España es uno de los países que figuran a la cabeza en el respeto y la acogida de personas LGBTI "queda mucho por hacer". "Si nos comparamos con Honduras estamos muy bien, pero si nos comparamos con Suecia*", ha apostillado Ródenas.