Desde Chrysallis, asociación de familias
de menores transexuales y ATA (Asociación de Transexuales de Andalucía),
queremos expresar nuestro rechazo a las personas que, esgrimiendo datos
inconsistentes, quieren subyugarnos al ostracismo, pretendiendo mayor altura
moral que los que juzgan y postulándose una vez mas como poseedores de la
verdad

Las
consideraciones referidas en el comunicado cuando se apela a la OMS quedan
desmontadas en el mismo momento en que la Asociación de Psiquiatría Americana,
que es la “Biblia” de la OMS, despatologizó la transexualidad en junio de 2012,
cambiando el término trastorno de género por el de disforia de género, siendo
un termino en desuso y obsoleto para el propio consenso científico al que se
alude.
El
extremismo católico y la parte más reaccionaria de la sociedad siguen con su
tradicional torpeza, inmiscuyéndose en los avances en derechos civiles y en la
ciencia para, mediante miedos y juicios de valor, seguir manteniendo su poder
frente a una sociedad cada vez más indiferente a sus idearios.
“Hasta
hace poco ni se conocía, ni se estudiaba a los menores transexuales. Hasta que
las familias nos hemos unido y defendido nuestros derechos y los de nuestros
hijos, no han vivido estos menores con su identidad sentida,” manifiesta Pilar Sánchez, Presidenta de Chrysallis
Andalucía. “Al mismo tiempo”, sigue
Pilar Sánchez, “estos expertos en la clasificación de la perversión
y el alienamiento, que se manifiestan sobre nosotros con un total
desconocimiento utilizan, de forma manida, un estudio bastante cuestionable
-para defender su postura marginadora indefendible- ya que no identifica bien a los sujetos,
confunden identidad y orientación sexual y tratan sobre personas que son
víctimas del ostracismo social, con el daño psicológico que eso conlleva, la
distorsión de la realidad y la carencia por consecuencia de un entorno apto de
estudio. Y no es que sea una opinión de familias y transexuales sospechosos de
toda maldad, es que lo demuestra la distancia entre los datos de los diferentes
estudios”.
Un
estudio comparativo del Hospital Clínic de Barcelona, realizado en el año
2013, nos muestra en sus conclusiones:
“El 82% de los niños y el 91,7% de los adolescentes mantienen el diagnóstico en
el seguimiento. Estos porcentajes son concordantes con estudios en nuestro
entorno (Esteva y cols., 2006), pero no con los estudios publicados en la
literatura que encuentran cifras mucho menores (2-56%). Por ello es preciso
realizar nuevos estudios con criterios diagnósticos muy definidos para analizar
la gran discrepancia entre estudios.
Llevamos
días escuchando ese soniquete en el que rechazan los estudios más novedosos
para quedarse con los rancios, donde aparecen por obra de magia cerebros que se
transforman y vuelven a su “normalidad”
soñada. Ya se han vivido situaciones similares en otras realidades, durante
décadas quisieron hacernos creer que había cura a la homosexualidad afirmando
por ende que era una patología y no
parte de la diversidad del ser humano”.
Según
Natalia Aventín, portavoz de Chrysallis estatal ;”Está demostrado que la
identidad sexual reside en el cerebro y todas las personas somos conscientes
desde temprana edad de quienes somos. También está demostrado que la falta de
aceptación de los niños y jóvenes transexuales, en edades tempranas, los llevan
a situaciones de gran sufrimiento, donde en demasiadas ocasiones contemplan el
suicidio como única salida digna”. Por otra parte, manifiesta; “El
cuestionamiento de la Ley aprobada en el Parlamento Andaluz por unanimidad y del consensuado Protocolo de Educación, que
la desarrolla, demuestra la falta de respeto hacia una sociedad plural,
integradora y respetuosa con los derechos individuales de las personas, sean
niños o adultos”.
Es,
como mínimo, sospechoso que cuanto más próximos al presente son los estudios
menos modificaciones mágicas sufren los cerebros y eso que aún vivimos entornos
hostiles, gracias a los portadores de la verdad única que niegan la divina
diversidad del ser humano.
Será
que los sujetos y sus experiencias han sido mal identificados.
Será
que cuanta mayor aceptación social tienen, aumenta la capacidad de expresar la
identidad sexual sentida y por lo tanto mejora los porcentajes de persistencia.
Será
entonces que las personas que expresen su realidad en un entorno social, y eso
incluye el escolar integrador, no se ven obligados a renegar de su identidad
para complacencia de sus superiores.
Según
Mar Cambrollé, Presidenta de la Asociación de Transexuales de Andalucía Sylvia
Rivera; “el reconocimiento de los derechos de las personas transexuales no
recorta ni limita los derechos del resto de la ciudadanía, sino que garantiza
los que nunca pudieron ser disfrutados en igualdad de condiciones por las personas transexuales. En un estado
aconfesional y democrático esto supone una ingerencia en las normas
democráticas y consensuadas por la sociedad civil”.
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