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viernes, 11 de mayo de 2012

El derecho a la identidad


Este miércoles 9 de mayo en el Senado de la Nación se saldó una deuda histórica con un grupo de ciudadanas y ciudadanos, al debatirse el proyecto de ley que propone reconocer la identidad de género de travestis, transexuales y transgéneros. 
Hasta ahora, las personas travestis, transexuales y transgéneros debían portar en sus documentos de identidad nombres en los que no se reconocen ni quieren ser reconocidas. Tampoco asisten a salas hospitalarias ni a pabellones carcelarios en que se respete su identidad. Hasta la reciente unificación de los padrones electorales, muchas preferían ni acercarse a votar, quedando excluidas de un derecho político básico como es el sufragio.
Si bien algunos jueces han concedido el derecho al cambio de nombre y sexo registral (como en el caso de Flor de la V, hoy Florencia Trinidad), se trata de excepciones muy excepcionales si tenemos en cuenta las dificultades de este colectivo para acceder al sistema de Justicia. La veda del derecho a la identidad se traduce en barreras efectivas para el acceso a otra serie de derechos fundamentales, como son la salud, la educación y la vivienda y el trabajo dignos. 
El Informe Nacional sobre la Situación de las Travestis, Transexuales y Transgéneros, elaborado en 2007 por la Asociación de Lucha por la Identidad Travesti y Transexual (ALITT) resulta elocuente: el 73 por ciento de las 257 travestis, transexuales y transgéneros entonces consultadas no habían completado los años de educación obligatoria establecidos por ley. Al ser consultadas por los principales obstáculos para completar los estudios, el miedo a la discriminación fue el principal motivo. Casi el 80 por ciento de las encuestadas se encontraba en situación de prostitución. Quienes poseían otros empleos (alrededor del 15%), generalmente eran trabajos informales. La exclusión del mercado laboral se manifiesta en estas cifras y en la voluntad de gran parte de las consultadas por dejar la prostitución. 
Entre las mayores, la falta de cobertura social y jubilatoria se presenta como un problema acuciante, habida cuenta del deterioro de la salud por años de exposición a situaciones de riesgo. 
Más del 90 por ciento de las consultadas fue víctima alguna vez de algún tipo de violencia: 55 por ciento en comisarías; 20 por ciento en la escuela; 13 por ciento en el hospital; 12 por ciento en oficinas públicas. La persistencia de estas prácticas violentas y discriminatorias en ámbitos públicos tornan imperativo un cambio de actitud por parte del Estado, comprometido con los derechos humanos y el trato igualitario. 

EN LA PATAGONIA
En nuestra región patagónica, donde fueron encuestadas casi 60 travestis y transexuales, apenas un 15 por ciento terminó la escuela secundaria (contra casi un 27% de las travestis del total del país). Alrededor del 70 por ciento afirmó haber sido discriminada en los ámbitos educativos (segundo porcentaje más alto, luego de la región Centro: 76%). Un 74 por ciento ejerce la prostitución, pero entre ellas el 83 por ciento afirmó que desearía dejar esa actividad. Las detenciones ilegales (78%) y otros tipos de violencias sociales e institucionales también se reiteran en la región. 
En los últimos años, la emergencia de organizaciones en distintas provincias patagónicas ha permitido que nuestras travestis, transexuales y transgéneros se nucleen en pos de la defensa y reclamo de sus derechos. Los avances están a la vista en fallos como el de la juez Pájaro (de Bariloche) que afirma como “decisión personalísima” la voluntad de cambio de nombre y sexo registral y resoluciones como la de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, que permite que autoridades, docentes, no docentes o alumnos pertenecientes al colectivo Trans sean reconocidos dentro de la institución con un nombre diferente al que figura en su DNI. 
En Comodoro, la Cooperativa Textil Identidad Chubut crece, generando oportunidades laborales de manera colectiva.
Nuestra región sabe de la importancia del respeto de la identidad. Pueblos originarios y pioneros de diversas partes del mundo poblaron estas tierras nombrando con su lengua el territorio, sabiendo que solo de esa manera es posible hacerlo propio. En tiempos de soberanía, el proyecto de ley de Identidad de Género es un primer paso en la promoción de la igualdad y los derechos de personas travestis, transexuales y transgéneros que también merecen ser llamadas por su nombre. 

1 comentario:

ZAHIRA dijo...

Solamente digo que la República argentina que siempre ha presumido en ser la nación de latino-américa más parecida a Europa haya tardado tantos años en reconocer los derechos de unos ciudadanos del mencionado pais. Dicho esto enhorabuena para este colectivo de personas.