LA VIDA DE LAS PERSONAS TRANS, DURA MÁS QUE UNA CANCIÓN

Tras la celebración del último festival de eurovisión se han sucedido las expresiones de felicidad, congratulaciones y brindis en nombre de la libertad y la tolerancia por la comunidad LGB. Alzan el triunfo de conchita como estandarte de la libre expresión, alegoría libertaria escenificada en nombre femenino, vestido de fiesta y ahí es donde esta la gracia, una abundante barba. Y es que ahí es donde esta la gracia....el espectáculo, la mofa, la libre expresión del genero una vez mas reducida a caricatura. El derecho a la propia imagen y libre desarrollo de la identidad para muchas personas solo cabe en un escenario, solo es asumida si sale de un camerino y se contornea para ellos. Cárceles de bambalinas llenas de aplausos y aforo completo para ver a la mujer barbuda, paradojas de libertad atadas en corto; por que en el momento en que el tacón baja del escenario....se apagan las luces y la correa ahoga el cuello. Las mismas voces que hoy celebran como un signo de progreso la victoria de Conchita en Eurovisión, callaron o atacaron el embarazo de el hombre transexual Thomas Beati, cuestionaron tendenciosamente su identidad, se escandalizaron y santiguaron ante la real autodeterminación y libre expresión del género de una persona transexual que cuestiona su normatividad, no en un escenario para satisfacción de su curiosidad, diversión o falaz lujuria libertaria. Fue atacado con la misma intensidad que hoy se celebra el triunfo de la “mujer barbuda” por que cuestiono los supuestos sociales desde el escenario de la vida real, desde el escenario del empoderamiento y el uso de su libertad sin servir a nadie más que a él mismo. Fue libre y eso es algo que la sociedad no nos perdona.

La vida de una persona transexual no es un juego, no es una perfomance de labios pintados, vestido y barba, la vida de una persona transexual dura más que una canción, es una vida de 24h de 365 días y noches. Es una vida en que se vulneran sus Derechos Humanos Fundamentales por todos los gobiernos del mundo, derecho a la identidad legal, derecho a la sanidad, derecho al trabajo y derecho a la misma vida; desde 2008 hasta 2013 se han producido más 1870 asesinatos de personas transexuales. Donde estas todas estas voces que hoy celebran cuando hay que denunciar, manifestar como somos tratados como subhumanos. De nuevo una cuestión de Derechos Humanos es reducida al nihilismo del espectáculo social, ese viral nudo gordiano que enferma nuestra legítima lucha por la supervivencia y reconocimiento de nuestra dignidad e igualdad humanas. Nuestras vidas duran más que una canción.

Alejandro AlmaFuerte (colaborador y voluntario de ATA-Sylvia Rivera)