¿La
visibilidad de personas trans famosas o mediáticas están contribuyendo a un
cambio social?
Estamos asistiendo a un cambio social con respecto a
la percepción de la transexualidad y de las personas trans. Desde 2009, cada
mes de octubre, la Campaña STP (Stop Trans Pathologization) convoca un Día
Internacional de Acción por la Despatologización Trans, con manifestaciones
simultáneas y otras actividades en diversas ciudades en el mundo.
En octubre de 2014, tuvieron lugar más de 90 acciones por la despatologización en 45
ciudades de diferentes continentes, coordinadas por 108 grupos y organizaciones
en el marco de la convocatoria de STP. Este año
2015, la Campaña cuenta con la adhesión de
más de 390 grupos, organizaciones y redes activistas de África, América
Latina, Asia, Europa, Norteamérica y Oceanía.
Sin lugar a dudas estas movilizaciones
y acciones han sido determinantes en los “cambios” de los manuales
internacionales anunciados por la APA (American Psychiatric
Association) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), en la
línea de dejar de considerar la transexualidad como una enfermedad mental. Lo que se traduce en dar un
“golpe” a los cimientos de un “discurso” biomédico que se ha
sustentado en la patologización de las identidades trans y en “vender” “soluciones” médicas al desafío que implica
nuestra propia existencia, ya que pone
en evidencia lo obsoleto y carente de
rigor que es la imposición de un binarismo de expresión de género y corporal,
que se caracteriza por la división de roles masculino/femenino y la imposición
de una dictadura genital, cuya función es determinar el sexo y genero de
las personas como si obedeciera a un
orden natural. “Estamos
de-construyendo un binarismo de género,
aportando y enriqueciendo a la sociedad con nuestra diversidad de
identidades trans y corporales”.
La definición del sexo-género de una persona va mucho
más allá de la apreciación visual de sus órganos genitales externos en el
momento del nacimiento, y –como
estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tras una decisión adoptada
por unanimidad, en dos importantes sentencias de 2002– no es un concepto
puramente biológico, sino, sobre todo, psicosocial.
En la persona imperan las características psicológicas
que configuran su forma de ser y se ha de otorgar soberanía a la voluntad
humana sobre cualquier otra consideración física. La libre autodeterminación
del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano
fundamental.
Ya no son aplicables las lobotomías, las terapias
aversivas y las “evaluaciones
psicológicas” para descartar patologías mentales, tienen los días contados.
De hecho, ya no son requisito para acceder a los tratamientos hormonales en
muchos países, por ser consideradas altamente discriminatorias y una
vulneración de derechos humanos.
Pero el “sistema” cisexista
se resiste, el castigo a la disidencia, es más sutil. La maquinaria al servicio
del cisexismo, como contra revolución y reacción nos quiere “vender” como un
avance la “visibilidad” de famosas y famosos trans, atribuyéndoles la conquista
de este “cambio” social que se está produciendo. Con ello ocultan y
banalizan la fuerza y motor de cambio que el activismo ha conseguido, al
mismo tiempo instrumentalizan la visibilidad, neutralizando su contenido de
cambio y transgresión, sirviéndose de la misma para seguir perpetuando los conceptos
médicos, clasistas y la división de
géneros, imponiendo “modelos” basados en el sexismo, el cisexismo y el
clasismo, utilizada como vehículo
para transmitir una ideología que nos ancla en la negación, desnaturalización e
inferioridad de las identidades trans, a través de textos que nos hablan de “mujeres
que nacieron hombres”, de “hombres que nacieron mujeres”, “personas
que cambian de sexo”, nos imponen el
“tributo” que hemos de pagar para poder
ser “aceptados” en su mundo de hombres y mujeres de “verdad”. En
definitiva, nos niegan como parte de la diversidad, no quieren que les “alteremos”
su orden social de los “géneros”, y les “asusta” nuestra lucha organizada y
autónoma. Como cómplices cuentan con los “mercenarios” del cisexismo, aquellas
personas que como una “moda” se han apuntado a lo “trans”, bien como ocio, bien
como negocio, otorgándose y usurpando la voz y representación de las personas
trans.
La visibilidad es necesaria como herramienta de
naturalización del hecho trans y para la demanda de derechos que nos equiparen,
una visibilidad desde la diversidad y no desde la imposición de modelos
únicos, pero ha de ir acompañada de
cambios legales y reales, todavía no existe ningún país o región del mundo
donde no se vulneren, de un modo más o menos encubierto, y con diferentes excusas,
los derechos humanos de las personas trans. Estas violaciones van desde la
simple ignorancia, por parte de los estados, de la situación de exclusión
social de las personas trans, hasta el establecimiento de prácticas y leyes
discriminatorias o que atentan contra los derechos humanos de las personas a
las que van destinadas.
“Hablaremos de “revolución trans”, cuando la
sociedad asuma que existen mujeres con penes y hombres con vulvas, como parte
de la diversidad humana, esa será nuestra, vuestra conquista social”
Mar Cambrollé, activista por los DD.HH. de
las personas Trans y Presidenta de a Asociación de Transexuales de
Andalucía-Sylvia Rivera
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