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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Revolución o contra revolución Trans


¿La visibilidad de personas trans famosas o mediáticas están contribuyendo a un cambio social?

Estamos asistiendo a un cambio social con respecto a la percepción de la transexualidad y de las personas trans. Desde 2009, cada mes de octubre, la Campaña STP (Stop Trans Pathologization) convoca un Día Internacional de Acción por la Despatologización Trans, con manifestaciones simultáneas y otras actividades en diversas ciudades en el mundo.
En octubre de 2014, tuvieron lugar más de 90 acciones por la despatologización en 45 ciudades de diferentes continentes, coordinadas por 108 grupos y organizaciones en el marco de la convocatoria de STP. Este año 2015, la Campaña cuenta con la adhesión de más de 390 grupos, organizaciones y redes activistas de África, América Latina, Asia, Europa, Norteamérica y Oceanía.

Sin lugar a dudas estas movilizaciones y acciones han sido determinantes en los “cambios” de los manuales internacionales anunciados por la APA (American Psychiatric Association) y la OMS (Organización Mundial de la Salud), en la línea de dejar de considerar la transexualidad como una enfermedad mental. Lo que se traduce en dar un “golpe” a los cimientos de un “discurso” biomédico que se ha sustentado en la patologización de las identidades trans y en “vender”  “soluciones” médicas al desafío que implica nuestra propia existencia, ya que  pone en evidencia lo obsoleto y  carente de rigor que es la imposición de un binarismo de expresión de género y corporal, que se caracteriza por la división de roles masculino/femenino y la imposición de una dictadura genital, cuya función es determinar el sexo y genero de las personas  como si obedeciera a un orden natural.  “Estamos de-construyendo un binarismo de género,  aportando y enriqueciendo a la sociedad con nuestra diversidad de identidades trans y corporales”.

La definición del sexo-género de una persona va mucho más allá de la apreciación visual de sus órganos genitales externos en el momento del nacimiento, y  –como estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tras una decisión adoptada por unanimidad, en dos importantes sentencias de 2002– no es un concepto puramente biológico, sino, sobre todo, psicosocial.

En la persona imperan las características psicológicas que configuran su forma de ser y se ha de otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física. La libre autodeterminación del género de cada persona ha de ser afirmada como un derecho humano fundamental.

Ya no son aplicables  las lobotomías, las terapias aversivas  y las “evaluaciones psicológicas” para descartar patologías mentales, tienen los días contados. De hecho, ya no son requisito para acceder a los tratamientos hormonales en muchos países, por ser consideradas altamente discriminatorias y una vulneración de derechos humanos.

Pero el “sistema” cisexista se resiste, el castigo a la disidencia, es más sutil. La maquinaria al servicio del cisexismo, como contra revolución y reacción nos quiere “vender” como un avance la “visibilidad” de famosas y famosos trans, atribuyéndoles la conquista de este “cambio” social que se está produciendo. Con ello ocultan y banalizan la fuerza y motor de cambio que el activismo ha conseguido, al mismo tiempo instrumentalizan la visibilidad, neutralizando su contenido de cambio y transgresión, sirviéndose de la misma para seguir perpetuando los conceptos médicos, clasistas  y la división de géneros, imponiendo “modelos” basados en el sexismo, el cisexismo y el clasismo,  utilizada como vehículo para transmitir una ideología que nos ancla en la negación, desnaturalización e inferioridad de las identidades trans, a través de textos que nos hablan de “mujeres que nacieron hombres”, de “hombres que nacieron mujeres”, “personas que cambian de sexo”, nos imponen el  “tributo” que hemos de pagar para poder  ser “aceptados” en su mundo de hombres y mujeres de “verdad”. En definitiva, nos niegan como parte de la diversidad, no quieren que les “alteremos” su orden social de los “géneros”, y les “asusta” nuestra lucha organizada y autónoma. Como cómplices cuentan con los “mercenarios” del cisexismo, aquellas personas que como una “moda” se han apuntado a lo “trans”, bien como ocio, bien como negocio, otorgándose y usurpando la voz y representación de las personas trans.

La visibilidad es necesaria como herramienta de naturalización del hecho trans y para la demanda de derechos que nos equiparen, una visibilidad desde la diversidad y no desde la imposición de modelos únicos,  pero ha de ir acompañada de cambios legales y reales, todavía no existe ningún país o región del mundo donde no se vulneren, de un modo más o menos encubierto, y con diferentes excusas, los derechos humanos de las personas trans. Estas violaciones van desde la simple ignorancia, por parte de los estados, de la situación de exclusión social de las personas trans, hasta el establecimiento de prácticas y leyes discriminatorias o que atentan contra los derechos humanos de las personas a las que van destinadas.

“Hablaremos de “revolución trans”, cuando la sociedad asuma que existen mujeres con penes y hombres con vulvas, como parte de la diversidad humana, esa será nuestra, vuestra conquista social”


Mar Cambrollé, activista por los DD.HH. de las personas Trans y Presidenta de a Asociación de Transexuales de Andalucía-Sylvia Rivera



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