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lunes, 4 de febrero de 2008

Madrazo aboga por combatir la homofobia en las zonas rurales

La prisión de Nanclares de la Oca fue ayer el escenario elegido por el Gobierno vasco para rendir un homenaje a los gays, lesbianas y transexuales que durante el franquismo fueron represaliados. Según las memorias de la Fiscalía del Tribunal Supremo, «durante la dictadura fueron incoados más de 58.000 expedientes de peligrosidad y fueron dictadas más de 21.000 sentencias condenatorias» en aplicación de la Ley de Vagos y Maleantes y de la de Peligrosidad y Rehabilitación Social.El acto estuvo presidido por el consejero de Vivienda y Asuntos Sociales, Javier Madrazo, quien recordó las «vejaciones, torturas y tratamientos médicos como la lobotomía para modificar su cerebro». Sin embargo, eso «no logró doblegar» a los homosexuales, a quienes el consejero calificó de «héroes». Pese a los avances de los últimos años, recordó que aún «hay adolescentes que se sienten incomprendidos, personas que son marginadas» y se refirió a «los pueblos pequeños, donde la homofobia está más presente».En el acto, en el que se inauguró una escultura de Nestor Basterretxea, también intervinieron el Ararteko, Íñigo Lamarka; el presidente de la Asociación de ex presos sociales, Antoni Ruiz; el periodista Fernando Olmeda; el representante en Toulouse de los olvidados de la memoria, Hervé Irigoyen; y se leyó un comunicado de la directora general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo. También se proyectó el testimonio grabado de Juan Soto, quien sufrió la represión y contó su historia en el libro 'Un hombre llamado Katy'.

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