Mérida, 4 ago (EFE).- La actriz canaria Carla Antonelli se muestra encantada de actuar en el Teatro Romano de Mérida con "Lísistrata" hasta el punto de que asegura haber rechazado un papel en una serie de México, un proyecto "bastante importante de dinero" que habría supuesto su "incursión en Latinoamérica".En una entrevista con Efe, Antonelli ha expresado su "orgullo" por formar parte de este montaje, dirigido por Jérôme Savary, que va camino de convertirse en uno de los grandes éxitos del Festival de Mérida dada la masiva afluencia de público.
Es un motivo de "satisfacción pasar a la historia" y pertenecer a una obra que "marcará en el Festival de Mérida un antes y un después", ha señalado al respecto.
Tanto es así que la actriz declinó interpretar "a la madre de la protagonista de una telenovela en México" porque el rodaje comenzaba el 19 de julio y resultaba "completamente imposible" compaginarlo con el proyecto de "Lisístrata".
Con todo, sigue pensando que el Teatro Romano de Mérida le dará "grandes alegrías" y apuesta por lo que le "dicta el instinto" que de momento le ha dado "muchas gratificaciones".
Pero este proyecto no es el único que ha rechazado por pisar las piedras del Teatro Romano ya que, precisa, el primer día de ensayo le llamaron para ofrecerle entrar en la Isla de los Famosos.
Confiesa que tenía "mucha falta de dinero" pero que, ante eso, está decidiendo "sobre su vida y su carrera" en el mundo de la interpretación, en el que dice estar en "pañales".
Así, afirma que su paso por Mérida está siendo una "experiencia brutal y el mayor reto profesional de su vida" porque, parafrasea a Nuria Espert, si te descuidas corres el riesgo de que las piedras te devoren.
Lejos de amedrentarse, asegura crecerse ante los retos y el compromiso, lo que le ha llevado a "dar todo" en "Lisístrata", algo que se refleja en su afónica voz, fiel reflejo de que cada noche se entrega "al máximo" y de que cada día intenta "mejorar".
Para Antonelli, supuso "una gran emoción" que Jérôme Savary y Joaquín Oristrell "depositaran desde un primer momento su confianza" en ella para un papel que describe de "bastante fuerza e importancia dentro de la obra".
Frente a una Lísistrata "más glamourosa, estética y romántica", Corifea es "una mini yo" de ésta, una mujer "aquí estoy yo, más del pueblo, rasgada, desesperada e incluso hasta violenta", explica la actriz.
"Saca cosas mías que desconozco", sostiene, pero sobre todo le apasiona porque es "la voz del pueblo", que se encarga de "buscar a todas las mujeres para subirlas a la acrópolis contra esos viejos asquerosos".
Una determinación que guarda relación con su persona ya que, de hecho, según cuenta, todos sus compañeros coincidían en decir que el personaje estaba hecho para ella.
En definitiva, considera que la suerte le ha sonreído en sus dos últimos grandes papeles, Corifea en "Lisístrata" y Gloria en "El síndrome de Ulises" que le han permitido "crecer como actriz" gracias a un "campo de aprendizaje muy grande".EFE
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