"Tenemos que ser exquisitos porque laicismo no es anticlericalismo sino libertad de conciencia", asegura
Disfruta de unos días de verano en su tierra, a la que necesita regresar cada cierto tiempo. Su casa de La Laguna es el cuartel general donde, con sus hermanos, se dedica a cuidar y mimar a su padre, el pintor Pedro González. "Le suelo comprar algún dulcito en Echeto, que le gusta", confiesa. Se declara "optimista demencial" y se muestra apasionado in extremis en la defensa de su ideología de izquierdas. Parece más zapaterista que el propio Zapatero.
–-Lo suyo por la política, ¿se lo inyectaron en casa?
–Me crié en una familia donde me inculcaron desde pequeño el espíritu crítico y la defensa de los valores. Yo creo que la política es una pulsión que todos llevamos dentro, y unos la desarrollan y otros no. Yo la empecé a desarrollar desde el primer momento: primero en el colegio, luego también en el instituto, en la universidad y, finalmente, cuando llegué a Madrid.
–Se le conoce por ser un gran activista en favor de los derechos de los homosexuales. ¿Qué cimas faltan por conquistar en esta lucha, tras la aprobación del matrimonio homosexual?
–A mí me gusta subrayar que soy activista socialista, lo he sido siempre. He estado en la calle, que es donde hay que estar. No sólo es la mejor de las universidades, sino que cuando uno es de izquierdas tiene el compromiso de estar con la gente, palpar el sentir ciudadano. Y he sido activista de muchísimas causas (el movimiento estudiantil, el de barrios, el feminista, el de los pueblos indígenas de América Latina...) aunque es cierto que se me conoce más por ser activista del movimiento LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales). Gracias a este último trabajo, España se convirtió en el primer país del mundo que en una sola legislatura reconoció la dignidad de las mujeres y los hombres homosexuales y transexuales. España ha sido en 30 años uno de los pocos países en el mundo capaz de reconocer las distintas identidades y sensibilidades de sus distintos pueblos. Eso es lo que ha sucedido hasta ahora, gracias a las políticas que ha desarrollado José Luis Rodríguez Zapatero. Ahora bien, ¿qué queda por hacer? Pues gestionar la diversidad. Para eso, en septiembre se anunciará por parte del Gobierno un proyecto para que España sea el primer país de la Unión Europea en tener una ley por la igualdad de trato y la no discriminación; una ley que garantizará esta igualdad, no sólo en el ámbito laboral sino en el acceso a bienes y servicios de todos los hombres y mujeres que viven en este país. Se luchará contra cualquier tipo de discriminación, que sigue aún sufriendo más la mujer que el hombre. Una vez alcanzada la igualdad formal, hay que avanzar hacia la igualdad real y, para eso, la mejor manera es la educación, la educación y la educación para la ciudadanía. Ésta cuenta hoy con la reticencia del Partido Popular (PP), que además tiene aún recurrida la ley del matrimonio homosexual.
–Curioso, porque hay carsgos del PP que se han beneficiado de esta normativa...
–Esa es la hipocresía de la derecha. Nosotros aprobamos las leyes y ellos las usan, y anda que las usan... Aprobamos la ley del matrimonio homosexual y hay dirigentes del PP que se han casado con personas del mismo sexo, pero algunos no olvidaremos el calvario que nos sigue haciendo pasar el PP. Ahora existe el doble de países con leyes de matrimonio homosexual que cuando España lo aprobó y el PP, que representa en España a la derecha recalcitrante, sigue empeñado en tener recurrida la ley. Han pasado ya ¡cinco años! y se han celebrado más de 20.000 bodas entre personas del mismo sexo. El PP es un peligro para la igualdad y el reconocimiento de los derechos; este partido trabaja diariamente en contra de la igualdad. Eso hay que recordarlo ante cualquier convocatoria electoral, porque el PP es el partido de la involución.
–¿Por qué España no es un país laico a estas alturas?
–España es lo que dice su Constitución: un país aconfesional. Se trata de ir avanzando en laicismo y en ello tenemos que estar todos, no es una cuestión sólo del Gobierno, es algo vivencial.
–Sorprende que alcaldes y concejales, muchos ateos, todavía tengan que desfilar en procesiones de Semana Santa, al igual que muchos cargos públicos juran su cargo ante Dios. ¿No choca esto con ese progreso social español del que hablamos?
–Está pendiente una ley de libertad de conciencia, religiosa y de culto. La democracia se basa en el principio de libertad de conciencia, el respeto a las creencias de cada cual.
–Pero en los últimos años la Iglesia ha cobrado poder en España y se ha pronunciado, incluso, sobre leyes aprobadas por el Gobierno....
–Es cierto que la jerarquía de algunas iglesias, empezando por la católica, siguen teniendo mucho poder y practicando la injerencia política, pero también es cierto que no ha contado con el sentir mayoritario de la ciudadanía. Lo han intentado todo para que la inmensa mayoría de las leyes aprobadas en España no saliera a la luz, pero han fracasado. Existe una asintonía entre la jerarquía de la Iglesia católica y la propia feligresía. La Conferencia Episcopal se ha manifestado contra muchas leyes, como la del matrimonio homosexual, la ley de adopción, la de investigación con células madre, la de reproducción asistida, la de educación para la ciudadanía... De haber sido por estos obispos y por el PP, que ha seguido a pie juntillas la línea marcada por la Iglesia, habríamos tenido un país completamente diferente al que quiere la ciudadanía.
–¿Dejarán de verse crucifijos en algunos colegios o en las tomas de posesión de cargos públicos?
–Dejaremos de verlos. Pero tenemos que ser exquisitos: el laicismo no es el anticlericalismo, sino la libertad de conciencia de cada cual, que lleva a la libertad religiosa y de culto. Otra cosa es el espacio público, que debe ser neutral y desprovisto de simbología religiosa, y en ésas estamos.
–Está usted al tanto de todas las redes sociales de comunicación. Tiene un blog personal, perfil en Facebook, en Twitter... ¿Lo gestiona todo usted?
–Sí, sí, desde luego. Me gusta ir cambiando la foto con frecuencia; me gustan mucho los colores, soy hijo de artista, también suelo poner imágenes de flores. Y siempre termino el día con una cita poética que pongo en mi muro.
–Dijo una vez que Zapatero le ponía. ¿Le sigue poniendo ahora?
–Por supuesto, creo que Zapatero es el presidente más valiente que ha tenido este país, estoy convencido, y si no hubiera sido por su valentía no se habrían producido los avances que hemos visto en nuestro país y las apuestas que se están haciendo. En toda Europa se están tomando medidas para combatir la crisis, pero sólo en España se está proponiendo un nuevo modelo de crecimiento.
–¿Qué crítica le haría al Gobierno?
–Bueno, ahora estamos inmersos en el debate del modelo de crecimiento que queremos, el de un crecimiento sostenible. Y para que el modelo de sostenibilidad sea factible, nosotros tenemos que ser sostenibles también, en nuestra propia vida. Lo decía el otro día Woody Allen: el ser humano necesita creer en algo, tener referentes. Pues creo que en este momento debería haber más referentes de la izquierda, que es como se puede vivir bien, tranquilo, feliz, siendo sostenible, intentando llevar una vida más adecuada a tus circunstancias. Eso ha podido faltar: referentes de izquierda que, además, la derecha trata continua y sistemáticamente de machacar y eliminar.
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