30 años de gobierno “progresista” en
Andalucía sin enfrentarse al machismo, la misoginia, el privilegio de
declaraciones y manifestaciones que incitan al odio hacia la mujer y
Transfóbico (entre otros de otra índole), desde la iglesia, que llaman
"derecho a la libertad de expresión y religión" y siguen impunes por
un gobierno incapaz de hacer valer las leyes de un Estado aconfesional y sin unas
actuaciones legales ante lo que es un “delito”.
30 años de gobierno sin enfrentarse a la
patologización de una condición humana como es ser Trans, que no es una enfermedad, por negarnos el acceso a la sanidad pública en
igualdad como al resto de la ciudadanía, con necesidades no más especificas que
las de cualquier ciudadan@. Nos someten a prácticas de lo más discriminatorias,
vejatorias y humillantes, propias de mentalidades nazis con conocimiento de
nuestros gobernantes, siguen impunes y sin atender las demandas de IGUALDAD de
las personas transexuales.
¿Qué clase de gobierno nos pide el voto?
¿Católico, Transfóbico, Autoritario?
El principio de IGUALDAD es un Derecho
Humano Fundamental, recogido en la Carta de Derechos Humanos, la Constitución y
el Estatuto de Autonomía, es un postulado esencial de la DEMOCRACIA. La IGUALDAD es incompatible con sistemas legales
de dominación, como la esclavitud, la servidumbre, el totalitarismo o el
colonialismo.
¿Piensan ustedes que son años para vivir
con un sistema así? Es una pregunta para llevarla a Parlamento y hacérsela al Gobierno
Andaluz, ¿no les parece?
Tener que llegar a exigir IGUALDAD DE
TRATO mediante acciones que van a poner
en peligro la vida de dos personas, por la incapacidad de entender la
transversalidad de la igualdad, de negarse aprobar una ley sin costes, que solo
“garantiza la no discriminación por
identidad de género y los derechos de las personas transexuales”, les
retrata como representantes “ilegítimos
y autoritarios”. Nuestras demandas no pueden ser “moneda de cambio”. Los Derechos no son favores, son principios
universales que no se nos puede seguir vulnerando a las personas transexuales.
¿Se les ocurriría nombrar Directora del
Instituto de la Mujer, a quien defendiera la supremacía del hombre sobre la
mujer?, ¿invitarían a un debate sobre el matrimonio igualitario al presidente
del foro de la familia o al presidente de la Conferencia Episcopal?
Sin embargo, las personas transexuales
somos segregadas para acceder a una atención sanitaria, recibiéndola de
profesionales que se “autoproclaman
expertos en transexualidad”, considerando un “trastorno de la identidad” lo
que es una condición humana, quienes con sus praxis obsoletas y contrarias a
los Derechos Humanos Fundamentales, están infligiendo tanto daño a niñas,
niños, mujeres, hombres transexuales y a sus familias.
No más demagogia ni instrumentalización
política, LA IGUALDAD ES PARA TOD@S O NO ES IGUALDAD ¡¡
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