A punto de comenzar el rodaje de ‘El vuelo del tren’, película en la que va a trabajar, Carla Antonelli accede a hablar con nosotros sobre sus próximos proyectos.
AmbienteG-. Elegida trans del año 2008 por los lectores de AmbienteG, Carla es todo un ejemplo a seguir de visibilidad, lucha y compromiso. Por encima de actriz y activista, se define como superviviente. Durante años ha sido coordinadora del Área de Transexuales del grupo federal de gays, lesbianas y transexuales del PSOE. Asimismo, la hemos podido ver en la serie ‘El Síndrome de Ulises’ de Antena 3, como Gloria, una mujer transexual.
Ahora, en este nuevo proyecto cinematográfico, interpretará a una mujer sin el acompañamiento del término “transexual”. . Sin duda, todo un ejemplo de normalización llevado al cine.
Pregunta: Estás a punto de comenzar a trabajar en una nueva película, ¿no es así?
Respuesta: Sí, se trata de ‘El vuelo del tren’, primer largometraje del director Paco Torres, cuya presentación del inicio de rodaje hicimos en Sevilla el pasado jueves. Podría definirse como una película de Goyas, un drama social sobre una madre y su única hija que tiene leucemia, en el que tengo un papel pequeño, de sólo cuatro o cinco secuencias, pero mi personaje navega a lo largo de toda la película, desde el principio hasta el final, bien porque se le nombra o bien porque participa en conversaciones de teléfono. La película está apoyada por la Fundación Josep Carreras.
P: ¿Cómo es el personaje que tú interpretas?
R: Mi personaje es amiga de la protagonista, Blanca (Patricia Méndez). Interpreto a una mujer de la limpieza de los estudios de televisión donde ella trabaja y la connotación especial es que es una madre que ha perdido a su hijo, pero que no le quiere demostrar al mundo ninguna flaqueza. Es una mujer fuerte, echada para adelante y que tira de la vida, aunque luego por dentro lleve su supervivencia. Eso es lo bonito del personaje, que al mundo le muestra una cara, pero por dentro lleva un dolor que nadie sabe.
No tiene nada que ver con lo que he hecho anteriormente, ni con el personaje más reciente de Gloria, en ‘El Síndrome de Ulises’. Es otro registro distinto y creo que muy positivo también, porque es absolutamente normalizador. Esto no quiere decir que cualquier personaje de mujer transexual que me ofrezcan no lo vaya a hacer. Lo seguiré haciendo toda la vida.
De mis apariciones en este largometraje destacaría, sobre todo, una escena bastante bonita a mitad de la película, muy intimista y auténtica. Estoy trabajando bastante duro con un coach profesional, a la vez que amigo personal, que es Francis Peraza, y la verdad es que quiero hacerlo lo mejor posible. Es una manera de tocar el cine de una manera seria. Anteriormente ya había trabajado en siete u ocho películas desde los años 80, pero digamos que esta es otra manera de entrar en el mundo del cine.
P: ¿El hecho de ser una mujer transexual te condiciona a la hora de que te den papeles como actriz?
R: Sí que me ha condicionado por ser una mujer transexual visible a lo largo de estos treinta años. Quieras que no, si lo hubiese negado o mantenido en la duda, siempre tendría esa oportunidad de hacer personajes que no fueran de mujer transexual. Pero en el momento en el que te autoafirmas en una situación, en mi caso por una cuestión de activismo, eso se complica. Si no hubiéramos estado ahí personas diciéndolo, posiblemente hoy no tendríamos los derechos que tenemos. Éstos se han conseguido desde la demanda, la denuncia social y la visibilidad.
P: ¿En qué situación de esta lucha crees que estamos ahora en España?
R: Están muchas conseguidas. A veces cuando se logran los derechos, parece que al año siguiente nos olvidamos del proceso. Pero no hay que olvidar que en 1999 era casi impensable una ley como la de Identidad de Género, donde se posibilitaría el cambio de nombre y de sexo de forma legal, sin necesidad de cirugía genital. En ese año nos conformábamos nada más con la posibilidad de que se cambiara el nombre y no el sexo, lo que nos llevó a solucionar una papeleta inicial. Pero afortunadamente, luego se consiguió todo lo que se consiguió. Es más, yo te diría que incluso tres o cuatro meses antes de las primeras elecciones que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, era impensable el matrimonio homosexual, tal y como se contempla hoy, o la Ley de Identidad de Género.
La historia que se escribió, en el modo en el que lo hizo, con el desgraciado atentado de Atocha y todas las autocracias de José María Aznar, desembocó en el Gobierno que tenemos hoy. También se debe, afortunadamente, a que el PSOE estuvo en la oposición, porque la oposición es necesaria. Da duchas de humildad a los partidos políticos y, de ese modo, se pudo crear un programa electoral donde se escribieron reinvidicaciones y derechos que, posiblemente, si el PSOE hubiese continuado en el gobierno desde Felipe González, tampoco lo habríamos visto. Esto ha sido un proceso desde la oposición. Y te lo dice una persona socialista…
P: Tu formaste parte activa de este cambio desde dentro como coordinadora del Área de Transexuales del grupo federal de gays y lesbianas del PSOE. Tuviste que dejarlo por motivos profesionales, ¿pero cómo fue esa etapa para ti?
R: Pues muy bonita. La vida son etapas y dentro de ellas debemos de evolucionar. Entré de la mano de Carmen Cerveira, fallecida el año pasado, y fue una época realmente intensa como activista. Sobre todo, porque entré en el partido de manera oficial, que no ideológica porque siempre lo he sido, en sus horas más bajas: justo un año antes de que Joaquín Almunia dimitiera, tras perder estrepitosamente las elecciones generales del año 2000.
Fue una época muy bonita porque había mucha actividad, mucha lucha, mucho trabajo. Era la época de José María Aznar e hicimos reinvidicaciones de todo tipo, como las besadas en la Catedral de la Almudena en contra de las políticas del Gobierno y la Iglesia. En ese sentido, me siento parte de todo aquello. He sido una más de las visibles.
P: Si tuvieras que definirte con un sólo aspecto de tu vida, ¿lo harías como actriz o como activista?
R: Lo haría como superviviente. Superviviente de una época y como sobreviviente a las venideras.
P: Habitualmente podemos verte en algunos debates del programa ‘La Noria’ de Telecinco. ¿Cómo te sientes ante personas que son capaces de decir lo que dicen? Como por ejemplo, el episodio de Paloma Zorrilla.
R: Fue un momento épico. Considero que ‘La Noria’ es un programa bastante bueno, donde hay posibilidades de debatir. Y evidentemente, para poder hacerlo, tienen que estar unas partes de unas ideologías determinadas y las contrarias. Se puede viajar hasta los infiernos si conservas tu auténtica esencia. Lo que intentas es seguir siendo tú, mantener la compostura en la medida que sea posible y defender de forma contundente lo que piensas. Esto no quiere decir que tengas que rayar en la ordinariez. Incluso, puedes pegar dos gritos y un manotazo en la mesa con propiedad, sin rebasar las líneas de los extremismos.
Paloma Zorrilla es una mujer que mantiene su postura del mismo modo, tanto dentro, como fuera del plató y que realmente está poseída. A veces pienso que de pronto le va a salir un alien de su pecho, que va a caminar sobre la mesa de ‘La Noria’ y que nos va a… ñam, ñam, ñam… devorar a todos los que estamos allí...
Pero esos extremismos también me provocan un poco de gracia. Además, pienso que es positivo que en la sociedad española siga existiendo posturas tan radicales como esa. Creo que a mayor radicalidad de los grupos de extrema derecha, más concienciación puede haber por las partes dormidas de personas progresistas, liberales y de pensamientos libertarios, y que creen de una forma cierta que todos tenemos los mismos derechos a tener los derechos de todos. Está demostrado que los sectores más progresistas y de izquierdas a veces necesitan un empuje para salir a votar. La sentencia de muerte de Mariano Rajoy en la legislatura pasada fue sacar las manifestaciones tan radicales a la calle, porque eso movilizó a la gente de izquierda. No soy yo nadie para darle consejos, pero si hubiesen mantenido, que es lo que están haciendo ahora, una postura no tan radicalizada, no hubiesen movilizado a la izquierda. Sus votos los van a tener siempre, porque van siempre en sillas de ruedas y con el gotero puesto a votar, pero lo que sucede es que la gente de izquierdas a veces se queda dormida en casa y sólo salen cuando les provocan. España es más de izquierdas que de derechas, pero hay una izquierda dormida.
P: Fuiste elegida como trans del año por los lectores de AmbienteG. ¿Cómo te sentiste?
R: Quien diga lo contrario, miente. A todo el mundo nos gusta que te digan que sirves para lo que haces y que llega a oídos de los demás. No luchas y haces cosas en principio para que te lo reconozcan, pero si lo hacen, al final, es un incentivo para continuar ahí.
Al contrario, lo que duele, evidentemente, es que hagas cosas y vengan otras personas a colgarse medallas. Desgraciadamente en todas las situaciones eso existe mucho. Desde el Diario Digital Transexual se han dado exclusivas a El Mundo y a El País. Casos como el de Alexia Pardo, Aitor , que le cedimos la exclusiva a El Mundo, Alba Romero o la primera boda de dos lesbianas transexuales en España, que se lo dimos a El País. Todas esas historias llegaron primero al Diario Digital Transexual.
Son trabajos hechos desde una página que va a ser decana de esta información el año que viene, pionera en este sentido, que ha visto nacer, crecer y morir muchísimas webs y más que espera ver surgir. Está ahi desde 1999 y, de una manera más oficial, desde el año 2000. Lleva ya 9.000.000 de visitas y ha merecido editoriales como el de El Mundo, que dijo que fue el medio de comunicación que le hizo la mejor entrevista al ministro Miguel Sebastián cuando se celebraron las elecciones de la Comunidad de Madrid.
Al margen del concepto de trans del año, somos hombres y mujeres básicamente. El calificativo transexual no es otra cosa que visibilizar una situación, ya que de lo que no se habla no existe. No existe el sexo transexual. No es más que un calificativo como puede ser mujer afgana, mujer europea, etc.
AmbienteG-. Elegida trans del año 2008 por los lectores de AmbienteG, Carla es todo un ejemplo a seguir de visibilidad, lucha y compromiso. Por encima de actriz y activista, se define como superviviente. Durante años ha sido coordinadora del Área de Transexuales del grupo federal de gays, lesbianas y transexuales del PSOE. Asimismo, la hemos podido ver en la serie ‘El Síndrome de Ulises’ de Antena 3, como Gloria, una mujer transexual.
Ahora, en este nuevo proyecto cinematográfico, interpretará a una mujer sin el acompañamiento del término “transexual”. . Sin duda, todo un ejemplo de normalización llevado al cine.
Pregunta: Estás a punto de comenzar a trabajar en una nueva película, ¿no es así?
Respuesta: Sí, se trata de ‘El vuelo del tren’, primer largometraje del director Paco Torres, cuya presentación del inicio de rodaje hicimos en Sevilla el pasado jueves. Podría definirse como una película de Goyas, un drama social sobre una madre y su única hija que tiene leucemia, en el que tengo un papel pequeño, de sólo cuatro o cinco secuencias, pero mi personaje navega a lo largo de toda la película, desde el principio hasta el final, bien porque se le nombra o bien porque participa en conversaciones de teléfono. La película está apoyada por la Fundación Josep Carreras.
P: ¿Cómo es el personaje que tú interpretas?
R: Mi personaje es amiga de la protagonista, Blanca (Patricia Méndez). Interpreto a una mujer de la limpieza de los estudios de televisión donde ella trabaja y la connotación especial es que es una madre que ha perdido a su hijo, pero que no le quiere demostrar al mundo ninguna flaqueza. Es una mujer fuerte, echada para adelante y que tira de la vida, aunque luego por dentro lleve su supervivencia. Eso es lo bonito del personaje, que al mundo le muestra una cara, pero por dentro lleva un dolor que nadie sabe.
No tiene nada que ver con lo que he hecho anteriormente, ni con el personaje más reciente de Gloria, en ‘El Síndrome de Ulises’. Es otro registro distinto y creo que muy positivo también, porque es absolutamente normalizador. Esto no quiere decir que cualquier personaje de mujer transexual que me ofrezcan no lo vaya a hacer. Lo seguiré haciendo toda la vida.
De mis apariciones en este largometraje destacaría, sobre todo, una escena bastante bonita a mitad de la película, muy intimista y auténtica. Estoy trabajando bastante duro con un coach profesional, a la vez que amigo personal, que es Francis Peraza, y la verdad es que quiero hacerlo lo mejor posible. Es una manera de tocar el cine de una manera seria. Anteriormente ya había trabajado en siete u ocho películas desde los años 80, pero digamos que esta es otra manera de entrar en el mundo del cine.
P: ¿El hecho de ser una mujer transexual te condiciona a la hora de que te den papeles como actriz?
R: Sí que me ha condicionado por ser una mujer transexual visible a lo largo de estos treinta años. Quieras que no, si lo hubiese negado o mantenido en la duda, siempre tendría esa oportunidad de hacer personajes que no fueran de mujer transexual. Pero en el momento en el que te autoafirmas en una situación, en mi caso por una cuestión de activismo, eso se complica. Si no hubiéramos estado ahí personas diciéndolo, posiblemente hoy no tendríamos los derechos que tenemos. Éstos se han conseguido desde la demanda, la denuncia social y la visibilidad.
P: ¿En qué situación de esta lucha crees que estamos ahora en España?
R: Están muchas conseguidas. A veces cuando se logran los derechos, parece que al año siguiente nos olvidamos del proceso. Pero no hay que olvidar que en 1999 era casi impensable una ley como la de Identidad de Género, donde se posibilitaría el cambio de nombre y de sexo de forma legal, sin necesidad de cirugía genital. En ese año nos conformábamos nada más con la posibilidad de que se cambiara el nombre y no el sexo, lo que nos llevó a solucionar una papeleta inicial. Pero afortunadamente, luego se consiguió todo lo que se consiguió. Es más, yo te diría que incluso tres o cuatro meses antes de las primeras elecciones que ganó José Luis Rodríguez Zapatero, era impensable el matrimonio homosexual, tal y como se contempla hoy, o la Ley de Identidad de Género.
La historia que se escribió, en el modo en el que lo hizo, con el desgraciado atentado de Atocha y todas las autocracias de José María Aznar, desembocó en el Gobierno que tenemos hoy. También se debe, afortunadamente, a que el PSOE estuvo en la oposición, porque la oposición es necesaria. Da duchas de humildad a los partidos políticos y, de ese modo, se pudo crear un programa electoral donde se escribieron reinvidicaciones y derechos que, posiblemente, si el PSOE hubiese continuado en el gobierno desde Felipe González, tampoco lo habríamos visto. Esto ha sido un proceso desde la oposición. Y te lo dice una persona socialista…
P: Tu formaste parte activa de este cambio desde dentro como coordinadora del Área de Transexuales del grupo federal de gays y lesbianas del PSOE. Tuviste que dejarlo por motivos profesionales, ¿pero cómo fue esa etapa para ti?
R: Pues muy bonita. La vida son etapas y dentro de ellas debemos de evolucionar. Entré de la mano de Carmen Cerveira, fallecida el año pasado, y fue una época realmente intensa como activista. Sobre todo, porque entré en el partido de manera oficial, que no ideológica porque siempre lo he sido, en sus horas más bajas: justo un año antes de que Joaquín Almunia dimitiera, tras perder estrepitosamente las elecciones generales del año 2000.
Fue una época muy bonita porque había mucha actividad, mucha lucha, mucho trabajo. Era la época de José María Aznar e hicimos reinvidicaciones de todo tipo, como las besadas en la Catedral de la Almudena en contra de las políticas del Gobierno y la Iglesia. En ese sentido, me siento parte de todo aquello. He sido una más de las visibles.
P: Si tuvieras que definirte con un sólo aspecto de tu vida, ¿lo harías como actriz o como activista?
R: Lo haría como superviviente. Superviviente de una época y como sobreviviente a las venideras.
P: Habitualmente podemos verte en algunos debates del programa ‘La Noria’ de Telecinco. ¿Cómo te sientes ante personas que son capaces de decir lo que dicen? Como por ejemplo, el episodio de Paloma Zorrilla.
R: Fue un momento épico. Considero que ‘La Noria’ es un programa bastante bueno, donde hay posibilidades de debatir. Y evidentemente, para poder hacerlo, tienen que estar unas partes de unas ideologías determinadas y las contrarias. Se puede viajar hasta los infiernos si conservas tu auténtica esencia. Lo que intentas es seguir siendo tú, mantener la compostura en la medida que sea posible y defender de forma contundente lo que piensas. Esto no quiere decir que tengas que rayar en la ordinariez. Incluso, puedes pegar dos gritos y un manotazo en la mesa con propiedad, sin rebasar las líneas de los extremismos.
Paloma Zorrilla es una mujer que mantiene su postura del mismo modo, tanto dentro, como fuera del plató y que realmente está poseída. A veces pienso que de pronto le va a salir un alien de su pecho, que va a caminar sobre la mesa de ‘La Noria’ y que nos va a… ñam, ñam, ñam… devorar a todos los que estamos allí...
Pero esos extremismos también me provocan un poco de gracia. Además, pienso que es positivo que en la sociedad española siga existiendo posturas tan radicales como esa. Creo que a mayor radicalidad de los grupos de extrema derecha, más concienciación puede haber por las partes dormidas de personas progresistas, liberales y de pensamientos libertarios, y que creen de una forma cierta que todos tenemos los mismos derechos a tener los derechos de todos. Está demostrado que los sectores más progresistas y de izquierdas a veces necesitan un empuje para salir a votar. La sentencia de muerte de Mariano Rajoy en la legislatura pasada fue sacar las manifestaciones tan radicales a la calle, porque eso movilizó a la gente de izquierda. No soy yo nadie para darle consejos, pero si hubiesen mantenido, que es lo que están haciendo ahora, una postura no tan radicalizada, no hubiesen movilizado a la izquierda. Sus votos los van a tener siempre, porque van siempre en sillas de ruedas y con el gotero puesto a votar, pero lo que sucede es que la gente de izquierdas a veces se queda dormida en casa y sólo salen cuando les provocan. España es más de izquierdas que de derechas, pero hay una izquierda dormida.
P: Fuiste elegida como trans del año por los lectores de AmbienteG. ¿Cómo te sentiste?
R: Quien diga lo contrario, miente. A todo el mundo nos gusta que te digan que sirves para lo que haces y que llega a oídos de los demás. No luchas y haces cosas en principio para que te lo reconozcan, pero si lo hacen, al final, es un incentivo para continuar ahí.
Al contrario, lo que duele, evidentemente, es que hagas cosas y vengan otras personas a colgarse medallas. Desgraciadamente en todas las situaciones eso existe mucho. Desde el Diario Digital Transexual se han dado exclusivas a El Mundo y a El País. Casos como el de Alexia Pardo, Aitor , que le cedimos la exclusiva a El Mundo, Alba Romero o la primera boda de dos lesbianas transexuales en España, que se lo dimos a El País. Todas esas historias llegaron primero al Diario Digital Transexual.
Son trabajos hechos desde una página que va a ser decana de esta información el año que viene, pionera en este sentido, que ha visto nacer, crecer y morir muchísimas webs y más que espera ver surgir. Está ahi desde 1999 y, de una manera más oficial, desde el año 2000. Lleva ya 9.000.000 de visitas y ha merecido editoriales como el de El Mundo, que dijo que fue el medio de comunicación que le hizo la mejor entrevista al ministro Miguel Sebastián cuando se celebraron las elecciones de la Comunidad de Madrid.
Al margen del concepto de trans del año, somos hombres y mujeres básicamente. El calificativo transexual no es otra cosa que visibilizar una situación, ya que de lo que no se habla no existe. No existe el sexo transexual. No es más que un calificativo como puede ser mujer afgana, mujer europea, etc.
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