En Estados Unidos, un limitado pero creciente número de niños y
preadolescentes que creen estar atrapados en el cuerpo equivocado están
recibiendo tratamiento como parte de un programa para cambiar de sexo, según un
reciente informe de la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP, por sus siglas
en inglés).
Una mayor aceptación social y cultural de lo que la ciencia llama desorden de
identidad sexual, así como una nueva guía para los expertos sobre el tratamiento
de las transexualidad han abierto las puertas a que se manifiesten más
casos.
Aunque todavía hay interrogantes sobre el inicio de un proceso radical de
identidad sexual en pacientes de tan corta edad, los médicos especializados
aseguran que es mejor empezar temprano con el tratamiento e instan tanto al
gobierno como a la comunidad, los profesionales de la salud y las familias a que
lo apoyen.
"Limbo pubescente"
El estudio, publicado en Pediatrics -la revista oficial de la AAP-
afirma que la población de personas con desorden de identidad sexual (DIS) se ha
cuadruplicado y resalta los beneficios de iniciar una intervención médica
temprana que incluye la supresión de la pubertad antes de que ésta se inicie en
el paciente.
El complejo programa involucra la participación de endocrinólogos, pediatras,
psicólogos y psiquiatras, así como los padres de los menores que expresan que su
apariencia externa no refleja su identidad interior.
El proceso sigue una serie de exámenes extremadamente riguroso creados por
los holandeses -pioneros en estos programas- según Norman Spack, endocrinólogo
del Hospital Infantil de Boston, uno de los coautores del informe.
"La situación ideal es que se presente un paciente después de haber recibido 6 a 12 meses de asesoramiento psicológico que incluya a los padres, que estos dos estén de acuerdo que el o la menor es transexual y ya hayan empezado a cambiar los pronombres y nombre cuando se refieren al paciente", explicó a BBC Mundo.
El tratamiento de supresión de la pubertad se inicia entre los 10 y 12 años con las niñas y entre los 12 y 14 con los niños, y entrarían en un "limbo pubescente" de unos cuatro años donde crecen pero no desarrollan características sexuales externas.
Ese período va acompañado de un seguimiento clínico y psicológico después del
cual los pacientes tendrían la madurez intelectual que les permitía entrar en
una discusión sobre continuar con un tratamiento de hormonas del sexo opuesto
para, por ejemplo, estimular el crecimiento de senos el niño y vello facial en
la niña.
Estrictos exámenes
"Estos pacientes han pasado por estrictos exámenes", aseguró el doctor Spack.
"La supresión de la pubertad puede ser reversible pero el tratamiento de
hormonas del sexo opuesto no lo es", continuó el doctor Spack, que dirige una de
las principales clínicas de identidad sexual.
La última etapa que completa el proceso de cambio de sexo es la cirugía, como
la extirpación de los senos para las mujeres o la operación más compleja para
transformar los genitales externos.
Con estas dos últimas etapas, la hormonal y la cirugía, los pacientes tienen
un desarrollado entendimiento de su condición pero entre la comunidad médica hay
algunos que se oponen a que se diagnostique tan temprano el desorden de
identidad sexual.
Margaret Moon, profesora de pediatría y medicina del adolescente y miembro
del Instituto de Bioética de la Universidad Johns Hopkins en Maryland, dijo a la
BBC que identificar una situación como un desorden puede ser atractivo y
peligroso al mismo tiempo.
"Nos gusta tener respuestas a la mano", expresó. "Nos gusta poder señalar a
una criatura que manifiesta un comportamiento extraño y decir que no es extraño
sino que es un desorden y tenemos un nombre para eso".
La doctora Moon reconoce las buenas credenciales de la clínica del doctor
Spack que, además de médicos, vincula a psiquiatras, psicólogos, trabajadores
sociales y apoyo a los padres de familia.
Aún así, prefiere que el diagnóstico de DIS se aborde con cautela. "En
algunas ocasiones se nos ha ido la mano en declarar un diagnóstico",
manifiesta.
Moon pone como ejemplo el caso de una criatura de 5 años en Inglaterra
diagnosticada con el desorden de identidad sexual. "Eso, para mí, se extiende
más allá de la razón. Cinco años es muy joven para que se le ponga un rótulo
cuyo criterios es que lleva mucho tiempo en conflicto con su sexo".
"La responsabilidad de un pediatra o un padre de familia es darle espacio al
menor para manifestarse como él o ella quiera y salirse un poco de los papeles
sexuales establecidos sin necesariamente fijarles un rótulo", concluyó la
experta en bioética.
Sexo vs. sexualidad
La identidad sexual se desarrolla a muy temprana edad, dice la
doctora Heather Corliss.
No obstante, Heather Corliss, profesora en Pediatría de la Escuela de
Medicina de Harvard dice que la identidad sexual de una persona se desarrolla
muy temprano, generalmente antes de los tres años.
"La identidad sexual es diferente a la sexualidad. Por eso es que el
comportamiento sexual (como niño o niña) se ve a una temprana edad pero su
sexualidad (su orientación) solo se desarrolla con la llegada de la pubertad",
explicó a BBC Mundo.
Para la doctora Corliss entre más temprano se identifique el DIS y se
apliquen las terapias, combinadas con psicoterapia y terapia, mejor.
"Hay una cantidad de discriminación contra las personas cuya identidad sexual
no compagina con su aspecto exterior", expresó. "Transexuales cuya presentación
externa coincide con su identidad interior tienden a continaur con su educación,
lograr mejores trabajos y no ser tan discriminados".
El apoyo de los padres, la comunidad médica, la sociedad y el gobierno son
cruciales para que estos tratamientos se puedan realizar dentro de un ambiente
de normalidad y aceptación, recalca Norpan Spack.
Para el endocrinólogo hay un paralelo entre la situación de los transexuales
hoy en día y el estigma que sufrieron los homosexuales antes de 1973, cuando su
sexualidad era considerada como una enfermedad psiquiátrica. Pero nuevas medidas
de la Sociedad Endocrina Internacional que publicó un manual para el tratamiento
de transexuales.
"Antes hubo una ignorancia total sobre la transexualidad", dijo Spack, "pero
ahora, algo que fue marginalizado y rechazado puede ser tratado con efectos
positivos."
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