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martes, 3 de marzo de 2009

LA BUSQUEDA DE LA IMAGEN.

Muchas transexuales nos sentimos sólo mujeres y no otra realidad.
Nos sentimos solamente mujeres, no porque en la cultura que nos rodea, no hayamos tenido modelos de identificación no binaristas.
Nos sentimos mujeres porque la realidad de lo femenino nos abarca y nos llena todo nuestro ser sin tener necesidad de buscar expresiones o patrones intersexuales.

Queremos en lo más profundo de nuestro corazón ser sólo y exclusivamente mujeres y queremos mostrarnos como tales, pero sin llegar a la exhibición de una feminidad exagerada.
En definitiva luchamos por ser mujeres liberadas y bellas y no arquetipos de mujeres objetos.

Puede ser cierto que nuestra transexualidad, entendida está como una búsqueda constante y persistente de la adecuación física a nuestra alma femenina, nos lleve a veces a querer conseguir continuamente un físico que nos identifique lo más cercanamente posible como mujeres.
Pero nunca esta mirada permanente a nuestra realidad corporal debe verse desde de un fetichismo autoerótico que no va implícita en nuestra transexualidad.

Esta búsqueda de la belleza, tampoco nos diferencia de muchas mujeres no transexuales. O es que acaso la liberación de la mujer pasa por el abandono de un culto al cuerpo, entendido éste con una connotación positiva, de búsqueda de la Belleza.
Queremos ser mujeres modernas, evidentemente atractivas, porque en lo femenino el papel estético de tu imagen gravita positivamente sobre tus impulsos vitales. La vida se hace más interesante si es bella y si somos bellas.
Somos mujeres que queremos desempeñar roles profesionales diversos y sabemos que la imagen es fundamental para llevar a buen puerto nuestra visibilidad transexual.

Somos mujeres que nos hacemos continuamente como tales, y que por lo tanto cuidamos nuestra imagen. Pero eso sí desde lo saludable. Nuestras conquistas tienen que pasar por un desarrollo integral de la persona, entre los que se encuentra la salud.
Los procesos hormonales, los cosméticos, los quirúrgicos… siempre se tienen que adecuar a mantenernos bellas pero sanas. La transexualidad no es sinónimo de una vida insana y corta.

Muchas veces, todo esto supone unos costos económicos, que no siempre la mujer transexual puede asumir.
Es por esto que reclamamos socialmente un sistema educativo integrador con la realidad LGTB que posibilite futuras mujeres transexuales con una autonomía financiera que le haga posible dar estos pasos con las garantías económicas suficientes.
Y es por esto también, que reclamamos del Sistema Público de Salud, que asuma los costes de un proceso integral que ya va más allá del proceso psicológico, endocrino y de reasignación quirúrgica, y que integra la foniatría, la dermatología, cirugías estéticas menores…

No todas podremos llegar a ser mujeres con un físico femenino perfecto. Porque la naturaleza muchas veces nos atasca el camino, porque nuestro proceso transexualizador no haya empezado en edades convenientes para ello, porque nuestras posibilidades financieras no nos lo permita…
Pero en definitiva la mujer transexual luchará con toda su alma por adecuar lo máximo posible su físico al ideal de mujer bella. Sabiéndonos todas que hemos hecho todo lo posible para conseguir ser la mujer deseada por nosotras mismas.

Josefa Suárez, miembra de ATA

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