Educación. El acoso homófobo en la escuela contra gays, lesbianas, transexuales y bisexuales
ARTURO DÍAZ - Madrid - 16/12/2007 20:38
Soy homosexual y lo he pasado muy mal estos años. ¿Alguien quiere preguntarme algo?". Álex tiene ahora 16 años pero cuando se plantó delante de su clase en un centro de la periferia barcelonesa, frente a los acosadores de su clase que llevaban años martirizándole, sólo tenía 14. La situación de acoso y hasta terror que viven las lesbianas y gays en los institutos pasa a menudo inadvertida a pesar de los informes que indican que "no son lugares seguros para los adolescentes homosexuales".
Si se extrapolan los datos de toda la sociedad a la adolescencia (se calcula que entre un 7% y un 10% de la población no es heterosexual), hay miles de chicas y chicos en España que sufren largos años de soledad y llanto desde el momento en que sospechan que les atraen personas del mismo sexo. Al menos eso prueban los pocos estudios realizados sobre el asunto. Álex tuvo suerte con sus padres, Cati y José, que le apoyaron desde que supieron del maltrato que sufría en clase. También contó con su profesora, que le animó a enfrentarse a los acosadores en una sesión que organizó sobre el bullying. Desde entonces tuvo muchos menos problemas en el instituto, asegura el chico.
Un estudio sobre la homofobia en el ámbito educativo publicado la semana pasada concluía que el 31% de los varones se cambiaría de pupitre si supiera que su compañero es homosexual. El trabajo, realizado con encuestas a 4.636 alumnos de Coslada (Madrid) y San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), descubre también que el 30% de los varones siente un "fuerte rechazo" a la diversidad sexual. Álex recuerda así las peores fases de su calvario: "Era en el vestuario, antes de gimnasia, cuando los compañeros empezaban a insultarme nada más quitarme los pantalones".
Ellos son más homófobos que ellas
Silvia Morell, psicóloga de Casal Lambda, una asociación homosexual de Barcelona, afirma que el rechazo de los iguales es un tormento en estas edades: "Que te aprecie tu grupo de pares es casi más importante que la aceptación de los padres, y si se añade el rechazo de la religión entre los chicos católicos, el desamparo es total". Morell señala que es "clave" que los adolescentes gays "encuentren referentes positivos de edades similares".
El informe aludido, elaborado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, asegura que las chicas son más respetuosas. El varón configura su masculinidad por oposición, mostrando desprecio a todo lo que considera femenino. Sólo un 10% de las chicas cambiaría de sitio en clase al saberse junto a un homosexual. Ese rechazo, a pesar de la amistad, es lo que se denomina "miedo al contagio del estigma". Tino Brugos, profesor desde hace 14 años en Pravia (Asturias), confirma que las chicas lo llevan mejor. "Muchos chavales tienen un concepto erróneo de su sexualidad porque creen que ser homófobo y bruto es una manera de ser hombre que les permite ligar con chicas", explica Brugos, que dirige Xente Gai Astur, asociación homosexual del Principado.
La muestra concluye que el 65% de los adolescentes gays que salen del armario ha sufrido violencia en la escuela; en un 2,6% de los casos se ha tratado de palizas. La consecuencia de esta homofobia sin ambages es que estos chicos tienen tres veces más riesgo de suicidio que sus compañeros, según otro estudio realizado por Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid). Álex llegó a pensar "que la vida no valía la pena", y cuando Cati le socorrió, "ya había pensado en el suicidio". Morell ha tratado las secuelas de estos intentos de acabar con todo: "Llegan en situaciones graves, con fuertes depresiones y conductas lesivas con ellos mismos", señala.
El apoyo de los padres es fundamental, apuntan los expertos. "Deben aceptar al hijo y seguir su mismo proceso de autoaceptación; tienen que pensar que el hijo también esperaba ser heterosexual, como ellos", aconseja Morell. Para los maestros que quieran ayudar a sus alumnos homosexuales existen materiales y guías en las páginas web de Xega y Cogam. Álex se siente mejor ahora. Ya no teme "ir solo por la calle".
Soy homosexual y lo he pasado muy mal estos años. ¿Alguien quiere preguntarme algo?". Álex tiene ahora 16 años pero cuando se plantó delante de su clase en un centro de la periferia barcelonesa, frente a los acosadores de su clase que llevaban años martirizándole, sólo tenía 14. La situación de acoso y hasta terror que viven las lesbianas y gays en los institutos pasa a menudo inadvertida a pesar de los informes que indican que "no son lugares seguros para los adolescentes homosexuales".
Si se extrapolan los datos de toda la sociedad a la adolescencia (se calcula que entre un 7% y un 10% de la población no es heterosexual), hay miles de chicas y chicos en España que sufren largos años de soledad y llanto desde el momento en que sospechan que les atraen personas del mismo sexo. Al menos eso prueban los pocos estudios realizados sobre el asunto. Álex tuvo suerte con sus padres, Cati y José, que le apoyaron desde que supieron del maltrato que sufría en clase. También contó con su profesora, que le animó a enfrentarse a los acosadores en una sesión que organizó sobre el bullying. Desde entonces tuvo muchos menos problemas en el instituto, asegura el chico.
Un estudio sobre la homofobia en el ámbito educativo publicado la semana pasada concluía que el 31% de los varones se cambiaría de pupitre si supiera que su compañero es homosexual. El trabajo, realizado con encuestas a 4.636 alumnos de Coslada (Madrid) y San Bartolomé de Tirajana (Gran Canaria), descubre también que el 30% de los varones siente un "fuerte rechazo" a la diversidad sexual. Álex recuerda así las peores fases de su calvario: "Era en el vestuario, antes de gimnasia, cuando los compañeros empezaban a insultarme nada más quitarme los pantalones".
Ellos son más homófobos que ellas
Silvia Morell, psicóloga de Casal Lambda, una asociación homosexual de Barcelona, afirma que el rechazo de los iguales es un tormento en estas edades: "Que te aprecie tu grupo de pares es casi más importante que la aceptación de los padres, y si se añade el rechazo de la religión entre los chicos católicos, el desamparo es total". Morell señala que es "clave" que los adolescentes gays "encuentren referentes positivos de edades similares".
El informe aludido, elaborado por la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, asegura que las chicas son más respetuosas. El varón configura su masculinidad por oposición, mostrando desprecio a todo lo que considera femenino. Sólo un 10% de las chicas cambiaría de sitio en clase al saberse junto a un homosexual. Ese rechazo, a pesar de la amistad, es lo que se denomina "miedo al contagio del estigma". Tino Brugos, profesor desde hace 14 años en Pravia (Asturias), confirma que las chicas lo llevan mejor. "Muchos chavales tienen un concepto erróneo de su sexualidad porque creen que ser homófobo y bruto es una manera de ser hombre que les permite ligar con chicas", explica Brugos, que dirige Xente Gai Astur, asociación homosexual del Principado.
La muestra concluye que el 65% de los adolescentes gays que salen del armario ha sufrido violencia en la escuela; en un 2,6% de los casos se ha tratado de palizas. La consecuencia de esta homofobia sin ambages es que estos chicos tienen tres veces más riesgo de suicidio que sus compañeros, según otro estudio realizado por Cogam (Colectivo de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales de Madrid). Álex llegó a pensar "que la vida no valía la pena", y cuando Cati le socorrió, "ya había pensado en el suicidio". Morell ha tratado las secuelas de estos intentos de acabar con todo: "Llegan en situaciones graves, con fuertes depresiones y conductas lesivas con ellos mismos", señala.
El apoyo de los padres es fundamental, apuntan los expertos. "Deben aceptar al hijo y seguir su mismo proceso de autoaceptación; tienen que pensar que el hijo también esperaba ser heterosexual, como ellos", aconseja Morell. Para los maestros que quieran ayudar a sus alumnos homosexuales existen materiales y guías en las páginas web de Xega y Cogam. Álex se siente mejor ahora. Ya no teme "ir solo por la calle".
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