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martes, 4 de noviembre de 2008

Comunidad transgénero en Portugal


Un equipo de siete personas apoyados por ILGA Portugal y la organización Abraço han realizado una interesantísima investigación sobre la comunidad trans en Portugal, una realidad hasta ahora desconocida para el resto del mundo y para el propio país.



De una muestra de 50 personas, la mayor parte de dicha población sería de origen rural (45%), citadinos en segundo término (30%) y un no desestimable número de extranjeros (18%) provenientes de Francia, Angola y Brazil. Más de la mitad se dedican al trabajo sexual (56%) en la vía pública; otros lugares donde desempeñan esta labor es la disco, el bar, la casa de masaje y la casa propia, en orden de frecuencia. Una gran mayoría, el 70%, no cuenta con seguro social y esta situación se agrava si se considera que la totalidad de la muestra padece de alguna enfermedad venérea (50% sífilis, 27% herpes, 23% micosis), además del VIH Sida, que lo portan el 72% de la población. La hepatitis en sus diferentes modalidades también está presente en varias de las personas identificadas.
El informe así mismo incluye un revisión de la legislación portuguesa, en la cual no existen leyes que aborden directamente la situación y las necesidades de la población trans. Las iniciativas de ley impulsadas han sido desestimadas y hoy en día Portugal se rige por una legislación nefasta que considera la transexualidad una enfermedad y una acción que atenta contra la naturaleza de las personas: “El designado cambio de sexo, por razones quirúrgicas y alteraciones en el comportamiento psicológico y social para adoptar la apariencia de mujer, es un error, porque se busca alterar un cuerpo sexuado y una función sexual normal por una identificación errónea y una identidad falsa”.
Asimismo dice explícitamente que todo cambio es inútil, porque por más esfuerzos que se hagan no logran tener la capacidad de engendrar o tener relaciones sexuales en las mismas condiciones que cualquier mujer. Es decir, se esencializa a la mujer por su papel reproductivo y se normaliza la sexualidad a pesar de lo variada, compleja y diversa que puede ser, manteniéndose una concepción tradicional y anquilosada de la identidad femenina que no atiende a los cambios actuales pero tampoco al cuestionamiento que implican las mismas identidades trans.
En este sentido, quizá este contexto explique la irrisoria pena que se le otorgó a los culpables del brutal asesinato de Gilsberta, pues la información desarrollada ampliamente en este informe nos da cuenta de una sociedad que no sólo no reconoce los derechos de las pesonas trans, como seres humanos, sino que perpetúa una visión prejuiciosa y la patologización de estas identidades, así como el rechazo hacia dicha población. Se trata de un bastión que debe ser enfrentado con acciones concretas y el apoyo de la comunidad mundial y principalmente europea en la que está incerta Portugal.
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Más informaciónhttp://a-trans.planetaclix.pt/documentacao/documentacao.htm

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