De la felicidad a la tristeza sólo hay un paso. Un día eres un hombre más dichoso del mundo y a la mañana siguiente la pena te corroe. Rafael Ojeda Rojas, Falete, da fe de ello. Tan rotundo era su amor que hace pocos días lo afirmaba con un `me caso por mi coño`. Poco después, del Falete enamorado no quedaba ni rastro. Sólo un compromiso roto y lágrimas.
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