Pasos previos dados por organizaciones y asociaciones de minorías sexuales de todo el mundo cristalizaron un nuevo avance para la igualdad de derechos. Así, la resolución que aún no se ha podido obtener de la ONU, ya es realidad en la OEA, con lo que se avanza a paso firme a reconocimientos más mundiales sobre las discriminaciones y la necesidad de hacerles frente.
Pero Brasil, que en el 2003 encabezó la lucha ante la ONU, cambió esta vez de estrategia y presentó una similar resolución, denominada "Derechos Humanos, Orientación Sexual e Identidad de Género" en la Organización de Estados Americanos (OEA), en el marco del 38 período de sesiones de esa instancia celebrada entre el domingo y el martes pasado en Medellín, Colombia.
Y la jugada fue maestra, pues en varios países de la OEA ya venían registrándose importantes pronunciamientos, individuales o colectivos (Mercosur) en contra de la homofobia y la transfobia, mientras que en el seno mismo de la instancia internacional se está avanzando en una convención por la igualdad de derechos, que incluye a las minorías sexuales, entre otros importantes y claves antecedentes como la Declaración de Noruega, los "Principios de Yogyakarta" y la Declaración de Santiago.
Así, y con un contexto a todas luces favorables, la OEA expresó en su cuarta sesión plenaria del pasado 3 de junio su preocupación por la violación de los derechos humanos de lesbianas, gays, bisexuales transexuales y transgéneros (LGBT), además de acordar seguir avanzando en la tan esperada Convención Interamericana contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia, hechos históricos donde la lucha dada a nivel internacional, y principalmente local, de diversas organizaciones y asociaciones de minorías sexuales son responsables y protagonistas.
Y la jugada fue maestra, pues en varios países de la OEA ya venían registrándose importantes pronunciamientos, individuales o colectivos (Mercosur) en contra de la homofobia y la transfobia, mientras que en el seno mismo de la instancia internacional se está avanzando en una convención por la igualdad de derechos, que incluye a las minorías sexuales, entre otros importantes y claves antecedentes como la Declaración de Noruega, los "Principios de Yogyakarta" y la Declaración de Santiago.
Así, y con un contexto a todas luces favorables, la OEA expresó en su cuarta sesión plenaria del pasado 3 de junio su preocupación por la violación de los derechos humanos de lesbianas, gays, bisexuales transexuales y transgéneros (LGBT), además de acordar seguir avanzando en la tan esperada Convención Interamericana contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación e Intolerancia, hechos históricos donde la lucha dada a nivel internacional, y principalmente local, de diversas organizaciones y asociaciones de minorías sexuales son responsables y protagonistas.
Los 35 países integrantes de la OEA aprobaron por consenso la propuesta brasileña, resolviendo en primer lugar la necesidad de " manifestar preocupación por los actos de violencia y las violaciones de derechos humanos relacionadas, cometidos contra individuos a causa de su orientación sexual e identidad de género".
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