Nació con genitalidad masculina, pero enseguida se identificó como nena y pidió que la llamen con un nombre femenino. En el jardín aceptan su condición, pero en su documento sigue siendo un chico. La mamá le envió una carta a la presidente Cristina Kirchner
"A los 18 meses, cuando empezó a hablar, me decía: 'Yo nena, yo princesa'. Quería tener el cabello largo y para simular se ponía trapos en la cabeza. pedía que le compraran muñecas. Me pedía mis polleras, mi ropa, y se las quería poner", recuerda la mamá de Lulú, una nena transexual de seis años que nació con genitalidad masculina, pero que nunca se reconoció como tal.
A los cuatro años eligió un nombre femenino y pidió que la llamaran así. De lo contrario, avisó, no pensaba contestar.
Lulú -nombre ficticio para salvaguardar la identidad de la nena- vive en un hogar humilde del conurbano bonaerense, junto a su madre y su hermano mellizo. Hace un tiempo su padre los abandonó. Al darse cuenta que las actitudes de su hija no eran juego, buscaron asistencia de todo tipo. Pediátras, neurólogos, psicólogos seguramente encontrarían la respuesta. La solución al "problema".
Uno de esto últimos, les dijo que a la nena le faltaba presencia paterna. Que le sacaran la ropa de mujer y le explicaran que era un varón. "Fue un desastre -cuenta la mamá-. Mi hija vivía destrozada."
Ante la situación, la nena se atormentaba. Le sacaban la ropa de mujer y se ponía un cesto con puntillas. Se metía debajo de la cama, lloraba y lloraba durante horas.
El papá no lo podía tolerar: "Yo no voy a tener un hijo puto", decía. Y cada vez que sus amigos visitaban la casa escondía a su propio hija.
La desesperación de la madre dió un vuelco el día que vió un documental de la National Geographic sobre una nena transgénero de los Estados Unidos.
"Fue como si me pasara una topadora por encima. Era la historia de mi hija. Ahí entendí que era una nena trans. Que su identidad era la de una nena. Lloré veinte días. Y reaccioné: Si quiere ser princesa, yo la voy a ayudar", explica para Página/12.
Pero había que sortear un gran número de dificultades. En el jardín de infantes, por ejemplo, donde Lulú se agrupaba junto a las nenas. Les acariciaba el pelo, quería tenerlo largo, como ellas. Tampoco quería ir al baño y hasta se hacía pis encima, porque no quería que le vieran el pito.
Finalmente, la familia encontró ayuda a través del Programa de Atención Integral para Personas Trans del Hospital Durand, donde fue asistida por la psicóloga Valeria Pavan y un equipo terapéutico.
Allí les explicaron que Lulú no tenía una "formación delirante" ni una "personalidad psicótica". Recibieron la confirmación de que tenían una hija trans. Y les encomendaron "dejarla ser".
Ahora lograron anotar a la nena en un jardín de infantes que la acepta, fue inscripta con su nombre de varón por cuestiones legales, pero en las planillas figura son el nombre que eligió.
Ahora la madre inició el trámite para un nuevo DNI que contemple la condición de mujer de Lulú, tal como establece la Ley de Identidad de Género. Para el caso de los menores de 18 años, la solicitud del trámite deberá ser efectuada a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor, algo que no será difícil conseguir.
Sin embargo, ella y el representante legal de la nena fueron citados por un asesor de incapaces que les denegó el pedido, aduciendo que la niña es muy pequeña. Ahora deberán iniciar una demanda judicial para que un juez decida. Mientras tanto, ella le excribió una carta a la presidente Cristina Kirchner para que la ayude con el trámite.
"Es muy duro llevarla a una guardia porque tiene 39 grados de fiebre y que la vean con dos colitas y pollera, y en lugar de fijarse qué le pasa, la miren raro porque en el documento tiene nombre de varón", lamentó la mamá.
NOTA: Se han modificado terminologías que en la nota original no respetan la identidad sexual de la nena que siempre fue de niña.
No hay comentarios:
Publicar un comentario