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martes, 9 de septiembre de 2008

¿Debe la sanidad pública costear las operaciones de cambio de sexo?

"Considerando que el transexualismo es un deseo de vivir aceptado en la condición de persona del sexo opuesto, y en que general viene acompañado de malestar o sentimiento de inadaptación, estas situaciones deben ser abordadas dentro del sistema de la salud integral pública" con estas palabras anunciaba hace pocas semanas el Ministro de Salud brasileño, el compromiso de su gobierno de costear las miles de intervenciones anuales de cambio de sexo que se llevan a cabo en Brasil.
En nuestro país la situación es muy ambivalente. Hay Comunidades Autónomas como Andalucía que cubren estas intervenciones y otras como Galicia, Asturias y Aragón en trámite de hacerlo. Pero la mayoría del territorio nacional carece de esta cobertura.
Los colectivos de transexuales cifran en un 1% de la población el número de personas que nacen con un sexo aparente que no se corresponde con el que les dicta su cerebro. Otras fuentes, como la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (Felgt), estiman en 9.000 el total de españoles que desearían cambiar de género.
El proceso de cambio de sexo es complejo y lo debe realizar por un equipo multidisciplinar (endocrinólogo, ginecólogo, urólogo, cirujano plástico, psicólogo, etc.) bien coordinado, que actúe con criterios uniformes y estrictos.
Esta misma mañana, charlando con un paciente en mi consulta me decía "doctor, no puedo entender como yo que soy diabético desde los 15 años, y tengo disfunción eréctil por este motivo, la Seguridad Social no me cubre la Viagra y pagan las operaciones de cambio de sexo". Pues bien, la polémica está servida.
Desde un punto de vista filosófico, soy partidario a pie juntillas de un sistema público de salud de cobertura y asistencia global y universal, es decir, "para todo" y "para todos". Pero parece claro a la luz de los hechos que esto es difícil de conseguir. No sólo se trata de cubrirlo todo, sino con la rapidez, efectividad, comodidad y profesionalidad máxima, es decir, no queremos "café malo para todos" sino 'Blue Mountain'.
Por otro lado, considero que esta situación supone un problema muy grave para quien lo sufre. Por tanto, están en su derecho de exigir una atención médica adecuada. La realidad es que muchas veces por la no cobertura dentro de su Comunidad Autónoma o por las listas de espera, estas personas tienen que recurrir a la sanidad privada para realizar estos tratamientos.
En algunos centros privados, y debido a la alta complejidad de estos pacientes, pueden perderse de vista los criterios uniformes de tratamiento. El entorno ideal para el manejo de esta patología son Unidades de Trastornos de la Identidad (como la perteneciente al Hospital Carlos Haya de Málaga) especializadas monográficamente el tema.
Todos tenemos que ser conscientes de que cada vez más la Medicina es más compleja y tecnológica, es decir, más costosa y los recursos en muchas ocasiones son limitados. Las opciones son destinar más recursos o por el contrario limitar las prestaciones. Me gustaría que nuestros cibernautas nos contaran sus opiniones sobre este inquietante asunto. Hasta el próximo blog...
Juan Ignacio Martínez Salamanca es urólogo del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.

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