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jueves, 15 de julio de 2010

Mérida: Paco León da el do de pecho

El Teatro Romano se va a quedar sin sexo. Lisístrata invitará una vez más a la huelga de piernas contra la guerra. Esta vez, con una novedad: ella es él. O sea, Paco León. El responsable se llama Jérôme Savary.

Siete espectáculos y un estreno absoluto. Sería un resumen en frías cifras de lo que ofrece este año el Festival de Teatro de Mérida, que arranca el viernes. Pero habría que contar que el estreno, «Lisístrata», promete risas, que habrá tres directores extranjeros de prestigio y que al certamen greco-latino le ha salido rana el montaje inaugural, «Medea2», del griego Dimitris Pappaionou, que se cayó a última hora del cartel «por causas ajenas al festival» y que ha tenido que ser sustituido por la «Lluvia» de Eva Yerbabuena (días 16 y 17). Así las cosas, las primeras citas teatrales que aparecen son «Ilíada», de Tom Bentley-Fisher (días 21 y 22), «Prometeo», que dirige Carme Portaceli (del 23 al 25), y «Lisístrata», una nueva producción del clásico procaz de Aristófanes que dirige el rey francés del cabaret y el «burlesque», Jérôme Savary, y que protagoniza un cómico muy nuestro, Paco León, enfundado en la piel de la ateniense que, harta de la guerra, promueve una huelga de sexo. Será los días 29 al 30, en el Teatro Romano de la ciudad extremeña.


Para todos los públicos


Savary ensaya estos días en Madrid, donde recibió a LA RAZÓN para hablar de humor, teatro, sexo y mujeres. Todo con matices, porque, como asegura, «quiero que sea un espectáculo que pueda ver mi hija de 9 años. Por eso no se verán los típicos penes que siempre se ven en tantos montajes». Hombre de buen humor, cuenta en un perfecto castellano (vivió durante años en Buenos Aires) que le encantan los actores españoles: «La primera vez que vine a trabajar aquí fue en tiempos de Franco. Tienen, especialmente los que he dirigido, una comicidad muy fuerte, y Paco León es un tipo excepcional». No lo conocía antes de aceptar el encargo de Mérida. «No veo la televisión», reconoce. Pero le pasaron grabaciones y le conquistó el humor del sevillano. «Tiene una comicidad muy popular y hace de mujer de forma divina».

Dice el director que «no he he hecho un peplum, aunque habrá momentos espectaculares, como una batalla». Será hora y media, con versión de Joaquín Oristrell. «Hemos hecho una adaptación con muchos cortes, porque el tema de la obra es muy bueno: es un texto pacifista y feminista. Pero la escritura de Aristófanes tenía coros interminables». Y en ese punto se extiende: «El masculino son actores viejos, que hacen de hombres cochinos», dice con picardía el director. Y el femenino está formado por transexuales. Todo surgió del director del certamen, Paco Suárez, que sugirió a Savary hacer el espectáculo sólo con hombres: «Al principio, tuve dudas. Pero, cuando encontré a Paco León, dije, por qué no, hace 2.000 años los hombres ya interpretaban a mujeres. La palabra es un poco vulgar, pero no quiero hacer una mariconada». Como si hubiera dicho una barbaridad, Savary aclara: «No tengo ningún...». No encuentra la palabra. ¿Prejuicio? «Me gustan mucho las mariconadas –explica–. Tengo muchos amigos que hacen de travestis en cabarets en París, pero quería ir más allá de eso».

Pronto remedia su ataque de corrección política: «Le dije a Paco Suárez que si no tenía algunas tetas en la compañía me iba a aburrir mucho, ¡pasarme dos meses con hombres! Así que tuve la idea de usar transexuales y encontré un mundo muy interesante. Hay muchos prejuicios sobre esas mujeres que fueron hombres antes. Se cree que son todas prostitutas.

Y de las cuatro que tengo en la obra, una trabaja de cajera en un supermercado, otra es universitaria, Carla, que da vida a Corifea, es actriz, y otra es hija de buena familia».

Paco León añade otra perspectiva a las palabras del director: «A Jérôme le encantan las mujeres. Un día me dijo, en un arrebato de sinceridad: “Una función sin mujeres es una pérdida de tiempo”». Por eso tiene doble valor lo que le dijo el francés al alter ego del descerebrado Luisma de «Aída»: «Un día, paró el ensayo y dijo: “Tenemos un protagonista inteligente. Esto no me había pasado antes, ¡aprovechémoslo!”. Y lo decía sin guasa. Él tenía claro lo que quería, pero me ha dejado trabajar con libertad».


De Baker a Vian


Cuenta Savary que a sus espaldas van más de 150 puestas en escena. «No todas son buenas, claro. Pero en todas se podría rescatar algún momento especial. Juntarlos todos sería un buen espectáculo». Recuerda con cariño el montaje que trajo a Madrid, en el que homenajeaba a Josephine Baker: «Estuvo cuatro años de gira, resultó muy especial para mí».

Y habla con entusiasmo de sus proyectos: «Une Trompinette Au Paradis», sobre el gran poeta y cantante Boris Vian, y «Paris Frou-Frou, la dernière séance», que estrena en septiembre. Entre medias, un encargo «de tipo wagneriano» en el Festival de Viena: «El rey de los Alpes».

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