VIDEOS

CONOCENOS

DOCUMENTOS

PRENSA

jueves, 18 de febrero de 2010

Se proyectará en Venezuela la película de temática transexual "Cheila, una casa pa´maita"

Para finales de febrero está pautada la premier en cartelera nacional del más reciente film del realizador Eduardo Barberena, “Cheila, una casa pa´maíta”, que narra la historia de una transexual.

VeoTv-. A mediados de enero, mientras iba camino al Centro de Arte de Maracaibo, Lía Bermúdez, para asistir a la proyección de la película “Cheila, una casa pa´maíta”, me preguntaba qué le diría a Eduardo Barberena, el director de la cinta, una vez terminada la proyección. ¿Cómo enfrentar al realizador y decir un comentario agradable, sin que los gestos de la cara delataran lo que en realidad pasaba por mi mente en ese instante? Es que, como es común entre nosotros, fui a ver la película con toda la carga de prejuicios contra el cine venezolano, acumulada luego de ver tantos filmes mediocres y chabacanos. Uno puede sacar sólo unas cuantas muestras que certifican que sí se puede hacer un cine nacional digno y de buena calidad, entre los que podríamos contar Oriana de Fina Torres, Jericó, de Lamata y alguna que otra película más que salvan la honra de lo que es el cine vernáculo. De verdad, me preocupaba cómo encarar a Eduardo, sin despepitarle en la cara, “chico, qué cagada de película!”. Sabía que la amistad y el respeto que siempre me han inspirado quienes se atreven a crear, no me permitirían tener una salida de ese tipo, y menos tratándose de Barberena con quien me había comprometido a ser su anfitrión en su paso por Maracaibo; pero también me conozco y sé que se me hace difícil contener la lengua cuando algo no me gusta y me consultan al respecto.
Sabía que “Una casa pa´maíta” había arrasado con los premios en el último festival de cine de Mérida donde se alzó con lo seis premios más importantes, incluyendo Mejor Película, Mejor Dirección, Mejor Guión, Mejor Actriz Principal y de Reparto y que trataba un tema espinoso y lleno de tabúes, no sólo en Venezuela, sino en muchos países, como lo es la transexualidad. Pero no tenía más información acerca del film que la vista en prensa. Nunca me he dejado guiar ni por premios ni por críticas cinematográficas sobre el cine nacional pues, en la mayoría de los casos, los críticos tienden a ser condescendientes con la producción nacional por aquello de que debemos apoyar el cine venezolano para estimularlo y hacer que la gente se acerque a la taquilla.

De manera que, con mi maleta de prejuicios contra el cine nacional, respirando profundo y esperando conseguir algo positivo en la película para agarrarme de allí al momento de enfrentar a Barberena, llegué al CAMLB.
¡Susto! Se enciende la pantalla y lo primero que oigo es una grosería gritada a voz en cuello y pienso “efectivamente, mis prejuicios no estaban desencaminados”, respiro profundo nuevamente y me dispongo a soportar la tortura del cine venezolano.
Afortunadamente, para mi sorpresa y la de muchos de los espectadores, la mala impresión no duró más que los segundos que puede durar pronunciar la frase “¡Coño de la madre!”. Pasado ese primer impacto, los prejuicios fueron cediendo y a los diez minutos de comenzada la proyección, ya la historia me había capturado y noté que con el resto de los presentes en la sala sucedía lo mismo.
La historia de Cheila, una transexual venezolana que vive en Canadá y viene a Venezuela a visitar a su familia para buscar el dinero generado por sus inversiones y que le permitiría sufragar los gastos de la operación definitiva que la llevaría a culminar su tránsito de un cuerpo de hombre al de la mujer que siempre se sintió, logró capturar la atención de todos los espectadores.
La homosexualidad y la transexualidad son temas delicados de tratar en el cine pues siempre se corre el riesgo de caer en lo vulgar, en el chiste fácil y en la caricaturización de los personajes. En “Una casa pa´maita” tanto el guionista (Elio Palencia) como su director (Eduardo Barberena, recordado por su film “La hora Texaco”) logran superar dignamente esos riesgos y nos presentan un personaje preñado de humanidad, excelentemente encarnado por la actriz colombiana Endry Cardeño. La película está hecha desde una visión de respeto al ser humano que se esconde detrás del personaje de Cheila, de allí su éxito entre el público que en ningún momento pitó o abucheó cuando aparecían en pantalla Cheila o alguno de sus amigos “maricones”.

La gente reía con las ocurrencias o se le aguaban los ojos en los momentos de drama pero en ningún momento hubo la más pequeña muestra de desprecio hacia lo que veía en pantalla. Cheila, a pesar de haber estudiado docencia y graduarse summa cum laude, no consigue trabajo como educadora debido a su condición de transexual, y termina poniendo un cartelito en su casa anunciándose como peluquera. Es que, en un país donde las leyes no amparan a los transexuales, estos sólo tienen dos caminos, la prostitución o la peluquería.
“Una casa pa´maita” está cargada de humor, de drama, hasta de crueldad, esa crueldad con la que en muchos casos se tratan a los que “botan plumas”, pero su característica principal y que constituye a mi modo de ver su mayor logro es el respeto hacia el ser humano que se encuentra detrás de esa botada de plumas, sobre todo en un país en el que, como le dice Cheila en una escena a su hermano:
-“A ti te jode que tus hijos vean a mis amigos, ¿verdad? ¡Pero, no que vean a este huevón pegándole a la mujer! ¡O a ti rascado sin trabajar! ¡O que vivan en este chiquero, donde nadie es capaz de arreglar una poceta!, ¿verdad?”
Ya lo decía Cabrujas en su artículo “El 40 por ciento” de 1991, refiriéndose a una denuncia que alguien hiciera diciendo que ese era el porcentaje de homosexuales en el servicio diplomático venezolano:
“Lo fundamental en todo caso es preguntarnos dónde radica la molestia y qué es lo que se trata de denunciar con semejante aspaviento, puesto que un medio de invertidos, cualquiera que fuese, no constituye en sí mismo motivo de la menor alarma. Por mí como si el inspector de alcobas hubiese dicho que en el cuerpo diplomático hay 23 por ciento de enanos. Nadie me dice nada con eso, aparte de lo pintoresco del dato y el comentario inmediato: ¡Caramba, qué cantidad de enanitos hay en el consulado de Ankara!. La homosexualidad, Moisés aparte, no descalifica a quien la asume, ni invalida a los agregados comerciales o a los veterinarios o a los parceleros de soya en Anzoátegui. La homosexualidad es una conducta íntima como cualquier otra y hay que ser bien rural y bien 1922 en Elorza como para andar de metiche echándosela en cara a la gente.”
Casi 20 años más tarde, el personaje de Cheila en “una casa pa´maita” terminaría su escena diciendo a su familia lo mismo que exponía Cabrujas pero con estas lapidarias palabras para referirse a lo que los padres tolerarían de un hijo, que sea “un ladrón, asesino, o lo que sea; pero marico, no”.


Los Derechos Humanos en el siglo XXI

Para la proyección de “Cheila, una casa pa´maíta” en el CAMLB, Ramón Bazó, coordinador del departamento de cine del Centro de Arte, invitó a Tamara Adrián, activista de los derechos humanos de la mujer y de la diversidad sexual para que ofreciera una charla sobre homosexualidad y transexualidad.
Destacaba en su conferencia Tamara Adrián, abogada y docente de la Universidad Central de Venezuela y de la Universidad Católica Andrés Bello, que la lucha por obtener la igualdad de derechos de homosexuales y de personas con conflictos de identidad de género, aquellas personas que aún viviendo con un cuerpo de determinado sexo, sienten que pertenecen al sexo opuesto, se constituirá en el siglo XXI en la bandera de la pelea de los derechos humanos. Sobre este punto, la activista destacaba como en varios países latinoamericanos, por no referirse a países desarrollados, se ha avanzado mucho en la consecución de la igualdad.
Países cercanos como Colombia, Argentina, México, ya tienen marcos legales en los que se reconocen los derechos de las personas incluidas en el ámbito de la diversidad sexual. En estos países ya se reconocen, por ejemplo, las uniones de hecho entre personas del mismo sexo.
Sin embargo, en Venezuela todavía estamos lejos de esa realidad, se quejaba Adrián, quien es transexual y ha tenido que batallar para que se le reconozcan sus derechos pues, aunque ya ha cumplido con todos los cambios físicos para tener el cuerpo de mujer que siempre sintió que le correspondía, aún, legalmente, se llama Tomás con los problemas e incomodidades que esta situación le reportan cada vez que tiene que enseñar sus papeles de identidad ante una autoridad de migración de algún país o presentarse ante sus alumnos quienes, de acuerdo al pensum de estudios, esperan conseguir como profesor a Tomás y no a Tamara.
-Desafortunadamente, decía en su exposición, la ley de igualdad de géneros y diversidad que se introdujo en la Asamblea Nacional para la aprobación, terminó siendo una ley de igualdad entre el hombre y la mujer, eliminando en todo su articulado lo que tenía que ver con la diversidad y los derechos de las personas de la comunidad de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales.

Ficción y realidad

Los paralelismos entre la vida real de Tamara Adrián y la ficticia de Cheila en la película de Barberena, por casuales, son impresionantes. A pesar de que la película no está basada en la vida de Tamara (tal vez Palencia ni siquiera sabía de la existencia de la docente al momento de escribir el guión) y que, para el momento de la proyección en Maracaibo la activista no había visto el film, ambas mujeres coinciden en la docencia, las dos nacieron en un cuerpo de hombre sintiéndose mujeres y las dos tienen el mérito de luchar y enfrentarse a sus familias para conseguir la felicidad, a sabiendas de que esto puede significar dejar en el camino afectos y construirse una nueva vida.
A finales de febrero estará en la cartelera de cine nacional Cheila, Una casa pa´maíta (Foto: Fernando Pulido)
Será interesante ver cómo recibirá el público venezolano la película “Cheila, una casa pa´maíta” en las carteleras de cine comercial del país. Hasta ahora sólo ha sido exhibida en festivales pero su estreno está pautado para el 26 de febrero, si no hay cambios de última hora.
Creo que es un film que no dejará indiferente a nadie, tanto por el tema que trata como por la buena calidad alcanzada en su fotografía, intencionalmente obscura, en la excelente dirección de Barberena y la pertinente utilización del recurso del flash back para narrar la historia y las atinadas actuaciones de sus intérpretes.

No hay comentarios: