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martes, 23 de febrero de 2010

"¡Soy una hermana entre 50.000 hermanos!"

Una reasignación de sexo la ha convertido en la primera mujer en 250 años en un mundo exclusivo de hombres, el Gran Oriente de Francia

Si Franco levantara la cabeza, además de echar pestes contra la conspiración judeo-masónica-comunista, podría cargar contra una conspiración francesa y transexual. La principal organización de la francmasonería, el Gran Oriente de Francia (GODF), cuenta en sus filas hace meses con una mujer, Olivia Chaumont, con pasado de varón. Una reasignación de sexo la convirtió en la primera mujer en un mundo exclusivo de hombres.

Vaya shock debió usted causar cuando apareció como mujer.

A lo largo de la historia del GODF, varios grupos de hermanos reclamaron que se admitiera a mujeres. Esas peticiones se desarrollaban en un proceso democrático y eran rechazadas en las votaciones. Yo he vivido mi vida de francmasón como hombre durante décadas. Después empezó mi itinerario transexual. Llegado el momento, tuve que contárselo a mis hermanos, informarles de que iban a tener una hermana. Y en ese momento, mi circunstancia personal vino a chocar con la evolución del Gran Oriente. Decidieron reconocerme, oficialmente, como hermana. El resultado hoy es que el Gran Oriente, tras más de 250 años de masculinidad, ya es una sociedad mixta. ¡Soy una hermana entre 50.000 hermanos!

Ha dicho que su transición "chocó" con la evolución del Gran Oriente. ¿Sus hermanos se irritaron?

Mi transición personal vino a superponerse, a poner en ebullición el debate sobre la conversión del Gran Oriente en organización mixta. Pero puedo decirle que incluso algunos hermanos que, por principios, están contra la admisión de mujeres, me apoyaron.

¿No hubo un rechazo?

No. Piense que la tolerancia es uno de los valores de la francmasonería. Pero es cierto que una cosa es reflexionar y otra encontrarse con un hermano al lado que hace su transición para ser mujer. A algunos, es verdad, les sentó como un mazazo en la cabeza.

¿Es un combate suyo luchar por la logia mixta?

Cuando las autoridades francesas aceptaron mi estado civil femenino algo nada fácil en Francia, créame nuestro Gran Maestro, Pierre Lambicchi, me apoyó para que se me reconociera hermana. Yo estoy por un Gran Oriente mixto, pero al mismo tiempo no quiero convertirme en símbolo. Rechazo ser instrumentalizada. Próximamente va a haber votaciones sobre esa cuestión. Mi experiencia puede tener influencia. Puede ser positiva o reforzar a quienes se oponen a la presencia de mujeres.

¿La transexualidad sigue siendo tabú en la sociedad francesa?

Sí. Le puedo decir que España es aplaudida y vista como un ejemplo por nuestros colectivos en Francia, por su marco legal avanzado.

¿Cómo tomó conciencia de que estaba en un cuerpo que no le correspondía?

Nacemos con ello, con un malestar, un interrogante perpetuo. Al pasar los años llega esa certeza de no estar donde se debería estar. Hay entornos sociales y familiares que te pueden permitir abordar el problema, y otros que te obligan a encubrirlo. Yo soy de la generación en la que hasta la homosexualidad era tabú. Es decir, que tenía tendencia a ocultar mi problema. Pero no puedes cerrar para siempre una olla a presión.

¿Hay señales de cambio en la Francia oficial?

En Francia, la homosexualidad estuvo en la lista de enfermedades psiquiátricas hasta hace unos años. La transexualidad acaba de salir de la lista, porque la sociedad francesa puede evolucionar. La prueba es el Gran Oriente. Con mi colectivo estamos haciendo avanzar las cosas. Tomé la iniciativa hace unos meses de crear un grupo de trabajo en la Asamblea Nacional. Ya se ha obtenido esa supresión de la transexualidad como enfermedad mental, aunque debemos vigilar que no nos supriman la cobertura de tratamientos a través de la seguridad social.

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