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viernes, 19 de marzo de 2010

Transexualidad, la nueva batalla de la izquierda

Con una población de cuarenta y cinco millones, España tiene una cifra de entre tres mil y ocho mil transexuales, según las asociaciones promotoras de su causa. Las mismas asociaciones afirman que nueve de cada diez transexuales están en paro, al tiempo que, según relata Carla Antonelli, coordinadora del Área Transexual del PSOE (sic), el 85% de las transexuales “ejerce la prostitución porque no tiene otra salida”.
Como fuere, el activismo en materia de transexualidad parece interesar menos que nadie a los propios transexuales: tras la aprobación en marzo de 2007 de la Ley reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas, por la cual, tras un somero dictamen psicológico, cada persona puede modificar su sexo y su nombre en el Registro Civil y el DNI sin esperar a tratamientos hormonales o a la cirugía de “reasignación de sexo”, sólo unas pocas decenas de personas -unas cuarenta en 2009- han optado por dicha modificación. A pesar de lo cual, PSOE, IU, ERC y NaBai hablan de hacer extensiva la medida a los menores, ya que “la edad más difícil para todos es la pubertad”.
Éste es sólo uno de los pasos legislativos que están previstos para una batalla, la de la transexualidad, que está siendo la más rápida de las batallas ‘liberacionistas’, partiendo de la base de que “las personas transexuales nacen en sociedades equivocadas, no en cuerpos equivocados”, de que “es necesario transmitir un discurso contra las imposiciones morales, no sólo en torno a la orientación sexual sino también hacia la identidad de género” o de que “la identidad de género y la identidad sexual deben ser artificios libres de ataduras”.

Machos y coquetas

La estrategia política de la izquierda, bien arropada por una campaña mediática, busca ahora avanzar en tres frentes: la definitiva normalización de la transexualidad entre los adolescentes y preadolescentes, la discriminación positiva de los transexuales en materia laboral y mediante la educación sexual de los menores, y la cobertura sanitaria a cargo del Estado de todas sus demandas de asistencia, tanto en tratamiento psicológico como hormonal o quirúrgico.
De hecho, puede pensarse que la transexualidad es algo que ahora sólo está generando críticas entre algunos sectores del feminismo, que encuentran que los transexuales cambian de sexo para “perpetuar roles de género estereotipados” de hombres muy machos y mujeres muy coquetas.
En el ámbito legislativo, han sido varias las comunidades que han incluido -de forma parcial o en su totalidad- el tratamiento clínico de reasignación de sexo desde 2005, sumándose a la senda iniciada por Andalucía en 1999: Aragón (2005), Cataluña (2005), Asturias (2007) y Madrid (2007), pese a que en este tratamiento, según recoge un documento de IU, “existe un elevado grado de incertidumbre por los riesgos y contraindicaciones que conllevan este tipo de intervenciones, así como por las dudas previas sobre la funcionalidad o no del nuevo órgano génito-urinario y, en especial, sobre la sensibilidad erótica del mismo”.
Un informe de evaluación para pacientes operados ofrece un test con preguntas de gran pintoresquismo sobre el “proceso transexualizador”: “¿Tengo problemas para orinar? ¿Cuándo puedo nadar? ¿Cuándo puedo ir en bici? ¿Cuándo puedo montar a caballo? ¿Cuándo puedo empezar a hacer aquaerobic?”.
Además de las cinco Unidades de Trastorno de Identidad de Género que hay en diversos hospitales españoles, Navarra ha sido la primera comunidad en dotarse de una ley propia sobre reconocimiento de transexuales, impulsada por NaBai. Andalucía y otras comunidades siguen por este camino, para el cual también hay movimientos a cargo de los grupos de la izquierda parlamentaria en el Congreso de los Diputados.

Financiación pública

Entre las reclamaciones que buscan atenderse, destacan la “penalización de la transfobia y su tipificación como delito”, “la regulación específica de derechos laborales de las personas trabajadoras sexuales” (prostitución), “el tratamiento sanitario integral de la transexualidad dentro del Sistema Nacional de Salud”, “las medidas para estimular la contratación de personas transexuales”, “medidas de discriminación positiva”, “medidas de sensibilización social y educativa sobre transexualidad”, “financiación pública de las asociaciones” pro transexuales y “formación del personal de las administraciones públicas” para generar sensibilidad hacia los transexuales. Son, entre otras, las promesas realizadas por el Partido Socialista de Madrid al colectivo transexual, en una recentísima reunión.
Se trata de “socializar una actitud favorable a la diversidad de vivencias en torno a la identidad de género”. Las medidas médicas prevén cuestiones como “logopedia para modular la voz de mujeres transexuales, dermatología para la depilación del vello facial y/o corporal en mujeres transexuales”, “mamoplastia”, “extirpación de útero y ovarios” y “faloplastia, mediante el implante de un pene con tejidos extraídos del antebrazo”.
Es, sin embargo, en el ámbito de los menores donde se centra con más énfasis la batalla. Uno de cada diez pacientes atendidos en las Unidades de Trastorno de Identidad de Género ya es menor de edad. Y lo que viene es peor: las clínicas especializadas en el tratamiento de estos desórdenes dan cuenta de una “explosión”, según Hanna Rosin, ante todo en lo referente a preadolescentes y adolescentes.

Un ‘tsunami’ de menores

Así, la mundialmente famosa clínica del Dr. Zucker, en Toronto, “ha visto cómo su lista de espera se cuadruplicaba en los últimos cuatro años, hasta ser de ochenta niños”. Por su parte, la doctora Peggy Cohen-Kettenis, a cuyo cargo está la otra clínica más famosa del mundo en tratamientos de género, situada en Holanda, ha visto cómo descendía la media de edad de sus pacientes desde el año 2002, de los 14-16 años a los 12-13. En este mismo sentido, Catherine Tuerk, que lleva una red de apoyo a padres con niños con trastorno de identidad sexual, indica que, si antes la mayor parte de las llamadas tenían que ver con la posible homosexualidad en niños, ahora mismo “el noventa por ciento de las llamadas” tienen que ver con la posible transexualidad del preadolescente.

* Reportaje íntegro en el número 269 del semanario, desde el 18 de marzo en los quioscos.

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