Madrid, 23 ene (EFE).- Cuando la niña tenía tres años, Maite descubrió que la Naturaleza había jugado una mala pasada a su hija, ya que su cerebro masculino vivía atrapado en una anatomía de mujer. Hoy, cumplidos los veinte y después de "mucho sufrimiento", este joven asturiano es feliz, "muy feliz", destaca su madre.
"Tiene los mismos sueños que cualquier chico de su edad. Es un joven enamorado, responsable, maduro, fuerte,... Un hombre hecho y derecho que está pendiente de un trabajo como auxiliar de vuelo", continúa Maite, quien, a pesar de todo, no logra olvidar lo que la familia, y especialmente su hijo, ha sufrido en todo este tiempo.
Han sido casi dos décadas, recuerda Maite en conversación con Efe, de idas y venidas al hospital, de tratamientos hormonales, consultas con médicos y psicólogos, de aprender a convivir en el colegio y en la calle con el rechazo social que su hijo nunca sintió en casa.
"Tuvo y tiene -continúa- nuestro apoyo, en absolutamente todas las decisiones que ha tomado", como cuando con 17 años quiso entrar en el quirófano para someterse a una mastectomía. "Siempre tuvo claro que la cirugía podía arreglar lo que la Naturaleza le negó en el momento de nacer: que cuerpo y mente convivan sin conflicto", apunta esta madre asturiana. Pero el proceso todavía no ha concluido. "Ha sido largo, difícil, angustioso...", insiste Maite.
Un proceso que la familia ha tenido ocasión de recordar paso a paso al conocer días atrás la noticia de la operación de reasignación de sexo a la que ha sido sometido un adolescente de 16 años en Barcelona, la primera que se realiza en España a un menor.
La operación, llevada a cabo por Iván Mañero, cirujano plástico y reconstructivo con amplia experiencia -tiene en su haber más de 500 intervenciones de reasignación de sexo-, fue autorizada por un juez después de analizar los informes favorables de los forenses.
En España, al igual que ocurre en otros muchos países, la ley sólo permite esta cirugía en menores si previamente un juez da su autorización.
"Tiene los mismos sueños que cualquier chico de su edad. Es un joven enamorado, responsable, maduro, fuerte,... Un hombre hecho y derecho que está pendiente de un trabajo como auxiliar de vuelo", continúa Maite, quien, a pesar de todo, no logra olvidar lo que la familia, y especialmente su hijo, ha sufrido en todo este tiempo.
Han sido casi dos décadas, recuerda Maite en conversación con Efe, de idas y venidas al hospital, de tratamientos hormonales, consultas con médicos y psicólogos, de aprender a convivir en el colegio y en la calle con el rechazo social que su hijo nunca sintió en casa.
"Tuvo y tiene -continúa- nuestro apoyo, en absolutamente todas las decisiones que ha tomado", como cuando con 17 años quiso entrar en el quirófano para someterse a una mastectomía. "Siempre tuvo claro que la cirugía podía arreglar lo que la Naturaleza le negó en el momento de nacer: que cuerpo y mente convivan sin conflicto", apunta esta madre asturiana. Pero el proceso todavía no ha concluido. "Ha sido largo, difícil, angustioso...", insiste Maite.
Un proceso que la familia ha tenido ocasión de recordar paso a paso al conocer días atrás la noticia de la operación de reasignación de sexo a la que ha sido sometido un adolescente de 16 años en Barcelona, la primera que se realiza en España a un menor.
La operación, llevada a cabo por Iván Mañero, cirujano plástico y reconstructivo con amplia experiencia -tiene en su haber más de 500 intervenciones de reasignación de sexo-, fue autorizada por un juez después de analizar los informes favorables de los forenses.
En España, al igual que ocurre en otros muchos países, la ley sólo permite esta cirugía en menores si previamente un juez da su autorización.
EVITAR SUFRIMIENTOS
El doctor Mañero cree, sin embargo, que "si el diagnóstico es claro, el paciente tiene la cabeza amueblada y físicamente está bien desarrollado deberíamos tomar la decisión para evitar que sufra más años de los necesarios. Siempre que el diagnóstico sea claro -insistía al dar a conocer la noticia-, no hay ninguna diferencia entre operar a los 16 ó a los 18 años".
La menor operada en Barcelona recibía terapia de apoyo psicológico en el Hospital Clínico de Barcelona, en su Unidad de Trastornos de Género, desde hacía tres años y se había sometido a un tratamiento hormonal, paso previo imprescindible para la cirugía.
"Me parece muy fuerte -comenta Maite, la madre del transexual asturiano- que un juez tenga que decidir sobre el sufrimiento de mi hijo, al que yo, y no él, veo todos los días. No se puede condenar a un chico o una chica a seguir siendo infeliz hasta la mayoría de edad".
Una operación de reasignación de sexo, añade, "nunca es un capricho. Cuando alguien, joven o adulto, toma la decisión de meterse en un quirófano para adecuar su anatomía a su mente es porque antes lo ha meditado mucho. Si el interesado quiere, los médicos lo aconsejan y lo avalan, y la familia apoya, ¿por qué esperar a la mayoría de edad?", se pregunta Maite.
Laura Antonelli, activista transexual, es de la misma opinión. "Si en este país -dice- ya se es mayor de edad a los 16 años para poder abortar, no se entiende que haya que depender de una sentencia judicial para poder realizar una cirugía de reasignación de sexo".
"Deben de ser -insiste Antonelli- el sentimiento de permanencia continuado de la persona, además de todos los informes médicos pertinentes, los que avalen los garantes suficientes para desmontar cualquier falacia en torno al supuesto capricho con el que grupos reaccionarios atacan las libertades individuales de la persona".
La menor operada en Barcelona recibía terapia de apoyo psicológico en el Hospital Clínico de Barcelona, en su Unidad de Trastornos de Género, desde hacía tres años y se había sometido a un tratamiento hormonal, paso previo imprescindible para la cirugía.
"Me parece muy fuerte -comenta Maite, la madre del transexual asturiano- que un juez tenga que decidir sobre el sufrimiento de mi hijo, al que yo, y no él, veo todos los días. No se puede condenar a un chico o una chica a seguir siendo infeliz hasta la mayoría de edad".
Una operación de reasignación de sexo, añade, "nunca es un capricho. Cuando alguien, joven o adulto, toma la decisión de meterse en un quirófano para adecuar su anatomía a su mente es porque antes lo ha meditado mucho. Si el interesado quiere, los médicos lo aconsejan y lo avalan, y la familia apoya, ¿por qué esperar a la mayoría de edad?", se pregunta Maite.
Laura Antonelli, activista transexual, es de la misma opinión. "Si en este país -dice- ya se es mayor de edad a los 16 años para poder abortar, no se entiende que haya que depender de una sentencia judicial para poder realizar una cirugía de reasignación de sexo".
"Deben de ser -insiste Antonelli- el sentimiento de permanencia continuado de la persona, además de todos los informes médicos pertinentes, los que avalen los garantes suficientes para desmontar cualquier falacia en torno al supuesto capricho con el que grupos reaccionarios atacan las libertades individuales de la persona".
EXCEPCIONALES, AISLADOS, MUY POCOS CASOS
El presidente de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Ezequiel Rodríguez, ve bien la tutela judicial que la legislación española contempla en tan polémica cuestión. "De todas formas -asegura a Efe-, son excepcionales, aislados, muy pocos los casos de menores de edad que quieren pasar por el quirófano" para una operación de reasignación de sexo.
"La ley está bien como está, no hay que cambiarla", insiste Rodríguez, quien recalca la obligación de realizar un estudio "exhaustivo y objetivo", tanto desde el punto de vista médico como psicológico, antes de decidir la operación.
Las organizaciones que trabajan para ampliar los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, y que estiman en un uno el porcentaje de personas que nacen con una identidad sexual que no se corresponde con su anatomía, coinciden en la necesidad de revisar la legislación para que no sea necesaria la autorización judicial en el caso de los menores.
"Negar la transexualidad hasta la mayoría de edad sólo alarga el sufrimiento de la juventud, que debería tener los mismos derechos que el resto y poder decidir, por supuesto contando con la opinión de los profesionales sanitarios". Así se expresa Mar Cambrollé, coordinadora del área "trans" en la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT).
Para subrayar la gravedad del problema, Cambrollé destaca que un diez por ciento de los transexuales que reciben tratamiento en la Unidad de Trastorno de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya de Málaga -Andalucía fue la primera comunidad autónoma en incluir la cirugía de reasignación de sexo en la sanidad pública-, son menores. "¿Por qué prolongar su sufrimiento?", insiste.
"La ley está bien como está, no hay que cambiarla", insiste Rodríguez, quien recalca la obligación de realizar un estudio "exhaustivo y objetivo", tanto desde el punto de vista médico como psicológico, antes de decidir la operación.
Las organizaciones que trabajan para ampliar los derechos de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales, y que estiman en un uno el porcentaje de personas que nacen con una identidad sexual que no se corresponde con su anatomía, coinciden en la necesidad de revisar la legislación para que no sea necesaria la autorización judicial en el caso de los menores.
"Negar la transexualidad hasta la mayoría de edad sólo alarga el sufrimiento de la juventud, que debería tener los mismos derechos que el resto y poder decidir, por supuesto contando con la opinión de los profesionales sanitarios". Así se expresa Mar Cambrollé, coordinadora del área "trans" en la Federación Estatal de Lesbianas, Gays y Transexuales (FELGT).
Para subrayar la gravedad del problema, Cambrollé destaca que un diez por ciento de los transexuales que reciben tratamiento en la Unidad de Trastorno de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya de Málaga -Andalucía fue la primera comunidad autónoma en incluir la cirugía de reasignación de sexo en la sanidad pública-, son menores. "¿Por qué prolongar su sufrimiento?", insiste.
CADA CASO ES DIFERENTE
En estas cuestiones, ni existen fórmulas mágicas ni edades en términos absolutos. Cada caso es diferente", apostilla Martín Berenguer, vocal jurídico de la FELGT.
En lo que todos coinciden es en la importancia del apoyo familiar a lo largo del proceso. "Cada vez son más los casos de menores de 14, 15 ó 16 años que acuden a las asociaciones acompañados por sus padres. Cada día son más raras las posturas radicales de los padres", asegura Berenguer.
"¿Quién mejor que los padres para conocer los problemas de un hijo?", advierte Esther Nolla, presidenta, a nivel estatal, de la Asociación de Madres y Padres de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Tranxesuales (AMPCYL).
En lo que todos coinciden es en la importancia del apoyo familiar a lo largo del proceso. "Cada vez son más los casos de menores de 14, 15 ó 16 años que acuden a las asociaciones acompañados por sus padres. Cada día son más raras las posturas radicales de los padres", asegura Berenguer.
"¿Quién mejor que los padres para conocer los problemas de un hijo?", advierte Esther Nolla, presidenta, a nivel estatal, de la Asociación de Madres y Padres de Gays, Lesbianas, Bisexuales y Tranxesuales (AMPCYL).
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