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viernes, 8 de enero de 2010

La Nueva España y la Transfobia

El tratamiento dado por La Nueva España (LNE) a la primera operación practicada a un transexual asturiano no deja de causar perplejidad. No es la primera vez, ni probablemente sea la última, que LNE se desmarca con unos comentarios que no esconden para nada un pensamiento que sólo se puede caracterizar de transfóbico.
La experiencia de años anteriores nos dice que este diario asturiano jugó, y seguirá jugando, un papel hostil en lo que respecta a los derechos del colectivo de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB).
Por señalar algunos casos anteriores podemos recordar las cifras que, año tras año, ha venido ofreciendo ese periódico referentes a las movilizaciones del Orgullo LGTB celebradas en Madrid. Frente a los datos recogidos por otros medios, que hablan de centenares de miles de asistentes, LNE reduce dicha movilización a decenas de miles.
Cuando se plantea la necesidad de que la imagen a presentar se refiera al lema de convocatoria de la manifestación o que haga referencia al contenido político de la misma, LNE insiste en presentar imágenes frívolas, estereotipadas, distorsionadas, que no recogen el espíritu con el que se convoca dicha manifestación.
Cuando el debate sobre el reconocimiento de los derechos de lesbianas y gais al matrimonio se encontraba en su punto álgido, LNE abrió sus tribunas a lo más reaccionario del pensamiento social, sirviendo de amplificador para las voces de la homofobia. Quienes defendimos posiciones diferentes y socialmente igualitarias quedamos arrinconados de forma sistemática a la sección de Cartas al director.
Ahora que el movimiento LGTB logró la plena equiparación legal el decano de la prensa asturiana toma como centro de sus invectivas al colectivo transexual. Así, el pasado mes de mayo, coincidiendo con una movilización en Gijón contra la homofobia y la transfobia, LNE publicó la noticia con un titular que, como mínimo, podríamos considerar como escandaloso y malintencionado: “Los transexuales piden puntos para las oposiciones”, en un claro intento por generar una reacción social contraria a las reivindicaciones del colectivo en un momento delicado de crisis económica al reducir la demanda (distorsionada) a una petición de privilegios.
Esta última semana del año 2009 ha sido nuevamente el colectivo transexual la víctima de un pensamiento reaccionario y transfóbico. La información referida a la operación de Mané Fernández se ha presentado de forma sensacionalista y maliciosa. Varios son los aspectos a destacar de la misma. Por un lado, la incapacidad para reconocer un hecho científicamente probado a nivel mundial: la existencia de personas transexuales en las que no existe una correspondencia entre los genitales y lo que su mente les dice que son. De ahí el titular de la noticia “Mané por fin es un hombre”.
Por otro lado, está la manipulación de la información ofrecida por el periódico a sus lectores. Preguntado el entrevistado por los detalles relacionados con la operación a la que fue sometido la respuesta fue que a ese tipo de preguntas no iba a responder porque no era su intención alimentar morbosidades y sensacionalismos. Sin embargo, la noticia finalmente publicada hace referencia a un cambio de genitales y a una implantación de pene. Una prueba determinante de que la entrevista no siguió los derroteros marcados por los que se publicó es que la propia periodista reconoció telefónicamente haber sacado de contexto y sobredimensionado comentarios que no formaban parte de la ella.
Lamentamos tener que desmentir a LNE. La cirugía a la que se hace referencia en la noticia no existió. Por lo tanto, se trata de una divagación de la entrevistadora que no es capaz de oir lo que se le dice y se queda en ideas morbosas y preconcebidas.
Posteriormente, la entradilla en la que el entrevistado hace referencia a que el coste de su operación “es simple calderilla para el presupuesto de las arcas públicas” lleva una connotación claramente maliciosa con la idea de fomentar reacciones como las que aparecen en los comentarios a la noticia en la web del periódico. Se trata de generar enfrentamientos entre personas y colectivos necesitados de ciertas prestaciones procedentes del servicio público sanitario. Desgraciadamente, ese objetivo se cubrió a la vista de las múltiples intervenciones negativas recogidas en la web.
Sentimos tener que recordar, a estas alturas, que las personas transexuales son también poseedoras de plenos derechos sociales y ciudadanos con todo lo que de ellos se desprende. En una sociedad democrática, tener que acudir a este tipo de reflexiones es un indicativo de las carencias existentes en el pensamiento de un sector de la ciudadanía (y, por lo visto y remitiéndonos a los hechos que comentamos, también de LNE).
Nos gustaría creer que existe en LNE una voluntad por aprender y cambiar. Desafortunadamente, lo vemos con escepticismo aunque no por ello vamos a dar la batalla por perdida. Los avances en los derechos del colectivo LGTB se han hecho sin el apoyo, ni siquiera la complicidad, de LNE. Aún así, son un hecho incuestionable.
Por nuestra parte sólo nos queda señalar que desde XEGA (Colectivo LGTB de Asturias) seguiremos insistiendo en la necesidad de que se cubran nuestros derechos y aspiraciones -nunca privilegios-. Todo ello con nuestras habituales campañas de pedagogía social. Todo ello conscientes de la existencia de actitudes claras de homofobia y transfobia en un sector de nuestra sociedad.