Las personas trans (transgéneros, travestis, transexuales, transformistas), intersexuales, queer y un largo etcétera de Latinoamérica y El Caribe, queremos hacer un llamado a la comunidad internacional, agencias de cooperación internacional, a los Estados y sus entes de control, a las organizaciones de derechos humanos, a los grupos y organizaciones LGBTI, así como a instituciones tales como la OEA, MERCOSUR, ONU, ACNUR, ACNUDH, OMS, OPS, UNESCO, UNFPA, GTZ, OIM, OIT, ONUSIDA y muchas más, para que se pronuncien y solidaricen por la ola de asesinatos y crímenes de odios que están afectando a las personas LGBTI; muy en particular a las personas trans en Chile, Venezuela, Honduras, República Dominicana, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Argentina.
En los últimos cinco (5) años, son innumerables las vulneraciones de derechos y los crímenes basados en fobias hacia la identidad de género y las orientaciones sexuales reportados o simplemente denunciados por grupos, redes y organizaciones LGBTI en la región Latinoamericana y de El Caribe, sin que estos hayan recibido el interés y el tratamiento adecuados por parte de las autoridades competentes. En muchos de los casos el crimen o asesinato es encubierto como un crimen pasional, reforzando estigmas y prejuicios hacia nuestra comunidad trans.
A una larga lista de muerte tenemos que añadir ahora el ataque sistemático que están sufriendo en la región de Valparaíso en Chile, compañeras transgénero y homosexuales que ejercen el comercio sexual en las calles, de parte de grupos organizados neonazis que las agreden brutalmente y en otros casos las matan como nos ha informado el Sindicato Afrodita Transgéneras. La lista prosigue con los crímenes brutales contra Bárbara Vargueza y Cynthia Nicole en Honduras; Kirsy y la Muñeca en República Dominicana; Violeta y Katiuska en Venezuela, Techi Paredes y Papucha en Perú, y otros más que aún quedan en el anonimato y la impunidad.
A su vez el Perú se ha visto enlutado por dos recientes asesinatos de personajes conocidos de la farándula, una compañera lesbiana y un estilista homosexual, los cuales han copado las primeras planas y los programas televisivos, como siempre ocurre cuando una persona famosa o personaje público desaparece, en contraposición de las miles de muertes anónimas que ocurren día a día. Quisiéramos también decir que los dramáticos hechos han servido para que la población conozca más de cerca la problemática de la población LGBTI y se enfrente con el profundo rechazo, discriminación y odio que genera ante las personas que no se acomodan a los imperativos sociales, pero no ha sido así, se
han levantado hipótesis sensacionalistas, se ha explotado el morbo y se ha seguido alimentado el prejuicio y la inquina hacia seres humanos que como cualquier otro merecen justicia ante hechos que han acabado con su vida.
En Colombia las Organizaciones Santamaría Fundación LGBT, la Corporación Opción y TransColombia han reportado, del 2007 a la fecha, los crímenes de 52 personas trans, en diversas regiones del país, crímenes en los que se evidencia un modus operandi de mutilación, maltrato o violencia que llega hasta el linchamiento por parte de grupos de delincuencia común, grupos al margen de la ley, o por parte de la fuerza pública y las fuerzas militares, sobre los cuerpos trans.
Todo esto ocurre en países latinoamericanos que recientemente celebraban leyes más inclusivas, la apertura de la OEA hacia el respeto a la identidad de género y orientación sexual, sin embargo, con convenios o no, con firmas o no, con papeles no se solucionarán estos atropellos ni se revivirán estas muertes porque lo que se necesita es una real y concreta voluntad política de cambio. El Secretariado Trans de ILGA y los Secretariados Regionales de ILGA-LAC exigimos que en lo inmediato se investiguen los casos y se castiguen a los culpables, que se capacite y se comprometa a los cuerpos de seguridad ciudadana para que protejan a la población LGBTI, especialmente a las personas trans quienes se encuentran en muchos casos en un total estado de indefensión por factores sociales, culturales y políticos, en particular aquellas en ejercicio de la prostitución, en la indigencia, a las comunidades trans indígenas y afros, a las trans femeninas que se desempeñan en el comercio del entretenimiento o el ocio LGBT, a las trans viviendo con VIH/sida, las trans que habitan en comunidades rurales y todas las trans en general.
Solicitamos que se sancione el uso denigrante y sensacionalista que se hace desde la prensa y los medios de comunicación de casos dramáticos porque implican la muerte de compañeras y compañeros nuestros. En el largo plazo, se necesita con urgencia un plan de incorporación de las personas LGBTI a la sociedad, para que puedan tener acceso a la educación, a la salud, al trabajo y al desarrollo de sus capacidades sin importar cómo se vean, cómo se llamen, cómo amen. Es necesario que los Estados Latinoamericanos implementen con urgencia leyes y programas destinados a disminuir o erradicar la discriminación de la que somos víctimas las personas travestis, transexuales y transgénero.
En cuanto a las comunidad trans y LGBTI solicitamos su apoyo para un trabajo conjunto y organizado urgente que recopile los hechos de muerte y abuso y los denuncie a la comunidad en general, de modo que todas y todos seamos observadores activos de lo que ocurre en nuestro entorno y podamos como un colectivo organizado pedir justicia y pedir cambios reales para nuestra comunidad.
A las y los trans los invitamos a formar parte del Observatorio Latinoamericano y de El Caribe de personas trans por los derechos humanos, la justicia y la equidad, como un espacio que nos permitirá avanzar en el reconocimiento, exigibilidad, garantía y realización plena de los derechos humanos en la región. El Observatorio como instrumento o herramienta nos facilitará la recolección de información, el seguimiento o monitoreo de casos, la proyección de respuestas integrales, la incidencia política y nuestro desarrollo organizacional en pos de la lucha contra los crímenes de odio y cualquier vulneración basada en las identidades de géneros y las orientaciones sexuales.
Nuestras voces no se pueden dejar esperar, la dignidad, el respeto y la vida de las personas que integramos la comunidad Trans-LGBI está en juego. Esperamos que al menos una organización trans en cada país pueda comprometerse con este Observatorio para luchar por los crímenes que atentan contra los derechos humanos de las personas LGBTI.
Belissa Andía Pérez
ILGA - Secretariado Trans
En los últimos cinco (5) años, son innumerables las vulneraciones de derechos y los crímenes basados en fobias hacia la identidad de género y las orientaciones sexuales reportados o simplemente denunciados por grupos, redes y organizaciones LGBTI en la región Latinoamericana y de El Caribe, sin que estos hayan recibido el interés y el tratamiento adecuados por parte de las autoridades competentes. En muchos de los casos el crimen o asesinato es encubierto como un crimen pasional, reforzando estigmas y prejuicios hacia nuestra comunidad trans.
A una larga lista de muerte tenemos que añadir ahora el ataque sistemático que están sufriendo en la región de Valparaíso en Chile, compañeras transgénero y homosexuales que ejercen el comercio sexual en las calles, de parte de grupos organizados neonazis que las agreden brutalmente y en otros casos las matan como nos ha informado el Sindicato Afrodita Transgéneras. La lista prosigue con los crímenes brutales contra Bárbara Vargueza y Cynthia Nicole en Honduras; Kirsy y la Muñeca en República Dominicana; Violeta y Katiuska en Venezuela, Techi Paredes y Papucha en Perú, y otros más que aún quedan en el anonimato y la impunidad.
A su vez el Perú se ha visto enlutado por dos recientes asesinatos de personajes conocidos de la farándula, una compañera lesbiana y un estilista homosexual, los cuales han copado las primeras planas y los programas televisivos, como siempre ocurre cuando una persona famosa o personaje público desaparece, en contraposición de las miles de muertes anónimas que ocurren día a día. Quisiéramos también decir que los dramáticos hechos han servido para que la población conozca más de cerca la problemática de la población LGBTI y se enfrente con el profundo rechazo, discriminación y odio que genera ante las personas que no se acomodan a los imperativos sociales, pero no ha sido así, se
han levantado hipótesis sensacionalistas, se ha explotado el morbo y se ha seguido alimentado el prejuicio y la inquina hacia seres humanos que como cualquier otro merecen justicia ante hechos que han acabado con su vida.
En Colombia las Organizaciones Santamaría Fundación LGBT, la Corporación Opción y TransColombia han reportado, del 2007 a la fecha, los crímenes de 52 personas trans, en diversas regiones del país, crímenes en los que se evidencia un modus operandi de mutilación, maltrato o violencia que llega hasta el linchamiento por parte de grupos de delincuencia común, grupos al margen de la ley, o por parte de la fuerza pública y las fuerzas militares, sobre los cuerpos trans.
Todo esto ocurre en países latinoamericanos que recientemente celebraban leyes más inclusivas, la apertura de la OEA hacia el respeto a la identidad de género y orientación sexual, sin embargo, con convenios o no, con firmas o no, con papeles no se solucionarán estos atropellos ni se revivirán estas muertes porque lo que se necesita es una real y concreta voluntad política de cambio. El Secretariado Trans de ILGA y los Secretariados Regionales de ILGA-LAC exigimos que en lo inmediato se investiguen los casos y se castiguen a los culpables, que se capacite y se comprometa a los cuerpos de seguridad ciudadana para que protejan a la población LGBTI, especialmente a las personas trans quienes se encuentran en muchos casos en un total estado de indefensión por factores sociales, culturales y políticos, en particular aquellas en ejercicio de la prostitución, en la indigencia, a las comunidades trans indígenas y afros, a las trans femeninas que se desempeñan en el comercio del entretenimiento o el ocio LGBT, a las trans viviendo con VIH/sida, las trans que habitan en comunidades rurales y todas las trans en general.
Solicitamos que se sancione el uso denigrante y sensacionalista que se hace desde la prensa y los medios de comunicación de casos dramáticos porque implican la muerte de compañeras y compañeros nuestros. En el largo plazo, se necesita con urgencia un plan de incorporación de las personas LGBTI a la sociedad, para que puedan tener acceso a la educación, a la salud, al trabajo y al desarrollo de sus capacidades sin importar cómo se vean, cómo se llamen, cómo amen. Es necesario que los Estados Latinoamericanos implementen con urgencia leyes y programas destinados a disminuir o erradicar la discriminación de la que somos víctimas las personas travestis, transexuales y transgénero.
En cuanto a las comunidad trans y LGBTI solicitamos su apoyo para un trabajo conjunto y organizado urgente que recopile los hechos de muerte y abuso y los denuncie a la comunidad en general, de modo que todas y todos seamos observadores activos de lo que ocurre en nuestro entorno y podamos como un colectivo organizado pedir justicia y pedir cambios reales para nuestra comunidad.
A las y los trans los invitamos a formar parte del Observatorio Latinoamericano y de El Caribe de personas trans por los derechos humanos, la justicia y la equidad, como un espacio que nos permitirá avanzar en el reconocimiento, exigibilidad, garantía y realización plena de los derechos humanos en la región. El Observatorio como instrumento o herramienta nos facilitará la recolección de información, el seguimiento o monitoreo de casos, la proyección de respuestas integrales, la incidencia política y nuestro desarrollo organizacional en pos de la lucha contra los crímenes de odio y cualquier vulneración basada en las identidades de géneros y las orientaciones sexuales.
Nuestras voces no se pueden dejar esperar, la dignidad, el respeto y la vida de las personas que integramos la comunidad Trans-LGBI está en juego. Esperamos que al menos una organización trans en cada país pueda comprometerse con este Observatorio para luchar por los crímenes que atentan contra los derechos humanos de las personas LGBTI.
Belissa Andía Pérez
ILGA - Secretariado Trans
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