La Policía investiga la muerte violenta de un transexual, de nacionalidad colombiana, cuyo cadáver se encontró ayer en el salón de la vivienda del cuarto piso del inmueble con el número 5 de la calle de los Alfareros, en el barrio de San Pedro y San Felices. El cuerpo, que presentaba heridas de arma blanca, pero que falleció casi con toda seguridad por asfixia, llevaba varios días -de entre tres y cuatro, según fuentes consultadas por este periódico-, en la vivienda. La fallecida, cuyo nombre se corresponde con las iniciales Linsia C. C. y de unos cuarenta años de edad, vivía sola en el piso y se dedicaba a la prostitución.
La Policía acudió a la vivienda al recibir la llamada de una tía de la fallecida que llevaba varios días intentando ponerse en contacto con ella sin conseguirlo. Además de la imposibilidad de hablar con ella, se percibía en la planta mal olor debido a que se había iniciado ya el proceso de descomposición del cadáver. Otra llamada alertaba a los Servicios de Emergencia del 112 al filo de seis y veinte de la tarde.
La causa y la fecha de la muerte se conocerá con más detalle cuando hoy se efectúe la autopsia dal cadáver en el Instituto Anatómico Forense. Una primera hipótesis indica que la muerte pudo ocurrir después de que la víctima se peleara con su o sus agresores, aunque en principio se cree que fue una sola persona quien cometió el crimen. Los policías encontraron rastros de sangre en la estancia donde aparecio el cadáver. La puerta de la vivienda no estaba forzada, por lo que se considera que la abrió bien porque era una cita concertada o alguien conocido.
Las primeras investigaciones para determinar la autoría de este crimen se centran en conocer a quiénes frecuentaba la víctima y cuál era su círculo de relaciones. Varios allegados prestaron declaración en las dependencias de la Comisaría de Policía.
Algunos vecinos del inmueble se había quejado ya con anterioridad del número de entradas y salidas de personas de la vivienda. De hecho, los investigadores hablaron con varios vecinos en el mismo lugar de los hechos. Una de las personas interrogadas señaló con posterioridad a este periódico que ni había observado nada extraño ni escuchado ruidos anormales en la vivienda donde apareció el cadáver durante estos días. Si confirmó que era un piso alquilado en el que entraban y salían diferentes personas a cualquier hora del día.
Tres miembros de la Policía Científica de la Comisaría de Burgos permanecieron durante más de dos horas en la vivienda. Abandonaron el inmueble poco antes de que los servicios funerarios trasladaran el cuerpo sobre las ocho y media de la tarde, pero regresaron de nuevo al piso poco después. Fuentes consultadas señalaron que estos agentes volverán hoy al piso para, ya con luz natural, efectuar una inspección ocular y un registro más exhaustivo del lugar donde ocurrieron los hechos.
La presencia de varios coches patrulla de la Policía atrajo la atención de vecinos y transeúntes que permanecieron en los alrededores observando las idas y venidas de policías y miembros de los servicios sanitarios.
La Policía acudió a la vivienda al recibir la llamada de una tía de la fallecida que llevaba varios días intentando ponerse en contacto con ella sin conseguirlo. Además de la imposibilidad de hablar con ella, se percibía en la planta mal olor debido a que se había iniciado ya el proceso de descomposición del cadáver. Otra llamada alertaba a los Servicios de Emergencia del 112 al filo de seis y veinte de la tarde.
La causa y la fecha de la muerte se conocerá con más detalle cuando hoy se efectúe la autopsia dal cadáver en el Instituto Anatómico Forense. Una primera hipótesis indica que la muerte pudo ocurrir después de que la víctima se peleara con su o sus agresores, aunque en principio se cree que fue una sola persona quien cometió el crimen. Los policías encontraron rastros de sangre en la estancia donde aparecio el cadáver. La puerta de la vivienda no estaba forzada, por lo que se considera que la abrió bien porque era una cita concertada o alguien conocido.
Las primeras investigaciones para determinar la autoría de este crimen se centran en conocer a quiénes frecuentaba la víctima y cuál era su círculo de relaciones. Varios allegados prestaron declaración en las dependencias de la Comisaría de Policía.
Algunos vecinos del inmueble se había quejado ya con anterioridad del número de entradas y salidas de personas de la vivienda. De hecho, los investigadores hablaron con varios vecinos en el mismo lugar de los hechos. Una de las personas interrogadas señaló con posterioridad a este periódico que ni había observado nada extraño ni escuchado ruidos anormales en la vivienda donde apareció el cadáver durante estos días. Si confirmó que era un piso alquilado en el que entraban y salían diferentes personas a cualquier hora del día.
Tres miembros de la Policía Científica de la Comisaría de Burgos permanecieron durante más de dos horas en la vivienda. Abandonaron el inmueble poco antes de que los servicios funerarios trasladaran el cuerpo sobre las ocho y media de la tarde, pero regresaron de nuevo al piso poco después. Fuentes consultadas señalaron que estos agentes volverán hoy al piso para, ya con luz natural, efectuar una inspección ocular y un registro más exhaustivo del lugar donde ocurrieron los hechos.
La presencia de varios coches patrulla de la Policía atrajo la atención de vecinos y transeúntes que permanecieron en los alrededores observando las idas y venidas de policías y miembros de los servicios sanitarios.
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