
Ya estamos habituados a este tipo de declaraciones en estas fechas, pero, frente a los juegos de los obispos españoles, está la realidad de las familias que es sana y diversa. Lo vivimos diariamente las personas LGTB que hemos formado familias, o las que continuamos en nuestras familias de origen con total normalidad en la mayoría de los casos. Estas declaraciones constituyen un capitulo más en la imposición de un modelo familiar exclusivo que, en la forma en que lo describe el dogma católico, sólo representa a una minoría de la sociedad.
Son una expresión más de la desorientación de la jerarquía católica, para la que los grandes problemas de esta sociedad son precisamente algunos de sus valores: la libertad, la diversidad y el respeto mutuo.
La presidenta de la coordinadora Girasol, Mar Cambrollé, declara que “el modelo de institución familiar que sueñan los obispos es irreal porque las familias son diversas; todas las personas tienen el mismo derecho a defender sus opciones de vida, pero no a costa de atacar las de los demás”; con respecto a lo dicho por el Obispo de Cordoba sobre la UNESCO manifiesta que “resulta bastante cómico, pero seguramente se debe a que la jerarquía católica piensa que los demás utilizamos sus mismas maniobras, y eso no es cierto, nuestro movimiento ha nacido en un ambiente democrático y eso se nota.”
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