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lunes, 16 de noviembre de 2009

La identidad sexual como patología

Los transexuales luchan para que la OMS no los vea como enfermos mentales.


"Un día histórico". Así define la Asociación Andaluza de Transexuales (ATA) lo que ocurrió el pasado jueves en el Parlamento andaluz. Los tres grupos parlamentarios se pusieron de acuerdo en algo: aprobar una proposición no de ley, presentada por el PSOE, para promover la no discriminación de los transexuales.
La propuestas contempla aspectos como que los transexuales sean atendidos en el médico según el género al que se adscriben, más allá de lo que ponga su carné. Es una piedra más en un largo camino por los derechos de este colectivo que, mientras logra avances como éste, aún tiene que reivindicar que la OMS deje de incluir el transexualismo como un trastorno mental.
"Transexualismo: consiste en el deseo de vivir y ser aceptado como un miembro del sexo opuesto, que suele acompañarse por sentimiento de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico propio y de deseos de someterse a tratamiento quirúrgico y hormonal para hacer que el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido". Es la definición de la OMS en su clasificación de enfermedades y problemas relacionados con la salud, capítulo de trastornos mentales y de comportamiento. Una clasificación de la que hace diez años fue sacada la homosexualidad y de la que ahora quieren salir los transexuales, aprovechando la revisión de esta lista prevista para 2012.
La presidenta de ATA, Mar Cambrollé, defiende que esta definición no es sólo "obsoleta" sino "acientífica" pues "la mayoría de los psicólogos y psiquiatras ya han reconocido que no lo es. Otra cosa es que si un transexual sufre una presión social hostil, puede crear inestabilidad mental pero no por la transexualidad en sí sino por otros condicionantes".
Para Cambrollé, se "perpetúa la discriminación y la estigmatización" y el protocolo médico trata la transexualidad como una patología. Así, mientras el sistema sanitario andaluz contará con una guía clínica para tratar estas personas según su identidad de género, la OMS marca sus pautas de diagnóstico: "La identidad transexual debe haber estado presente constantemente por lo menos durante dos años y no ser un síntoma de otro trastorno mental, como esquizofrenia, o acompañar a cualquier anomalía intersexual, genética o de los cromosomas sexuales".
En Andalucía hay unos 800 transexuales y el SAS financia las operaciones de cambio de sexo. Sólo se realizan en la Unidad de Trastorno de Identidad de Género del Hospital Carlos Haya. En diez años, han acudido 870 personas -el 17% de fuera de Andalucía- y se han practicado 258 intervenciones (una persona suele necesitar varias). El proceso es largo y un 20% abandona. Psicólogos y psiquiatras determinan primero si realmente son transexuales ya que "muchos llegan creyendo que es así y no" (el 6% son calificados de intersexuales, personas con órganos sexuales masculinos y femeninos en distinto grado). El segundo paso es el tratamiento hormonal sin dejar el control psicológico y, finalmente, la operación, que depende de la persona, pues no todos quieren la reasignación definitiva de sexo. Los psicólogos de esta unidad reconocen que hay un debate internacional para reclasificar la transexualidad y se baraja incluirla en trastornos de situación clínica de origen desconocido, como la fibromialgia. Pero las palabras trastorno y patología siguen presentes.

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