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martes, 6 de abril de 2010

Condenan a 18 años y 9 meses de cárcel a dos mujeres que presionaron, vejaron y humillaron a un transexual hasta matarlo

MADRID, 6 Abr. (EUROPA PRESS) -
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a 18 años y 9 meses de prisión a dos mujeres que humillaron, vejaron y maltrataron a un transexual al que mataron de una paliza después de que éste les hubiera permitido entrar a vivir en su piso.
La Sala considera probado que la víctima, Concepción G.O., quien se identificaba a si mismo como hombre y no como mujer y deseaba que la llamaran Roberto, era conocida de Dolores de los R.N. y de su pareja Ainhoa N.B., quienes tenían problemas de vivienda y utilizaban una chabola en las cercanías del parque sindical en Madrid.
Por esta razón Dolores le pidió a Concepción que ella y Ainhoa pudieran pasar algunos días conviviendo con ella en su piso. Al instalarse en la casa propiedad de Concepción se dificultó la relación que tenía la víctima con su pareja, Yolanda, quien se marchó del piso en enero de 2007. Así, a partir de febrero Concepción estaba sola en la vivienda con Dolores y Ainhoa.
"Aunque durante estos primeros meses de enero y febrero del año 2006 la relación entre Dolores y Ainhoa era correcta, Concepción, que era además quien con sus propios ingresos sufragaba todos los gastos de la casa, sin recibir absolutamente nada de ellas, no deseaba que continuaran viviendo en su domicilio porque las consideraba excesivamente violentas y agresivas", señala la Sala.
Por este motivo, la víctima solicitó a sus inquilinas que abandonarán el piso pero, al no lograrlo, pidió ayuda a algunas de sus amigas. Éstas le propusieron que si no quería dejarlas en la calle les ofreciera usar otro piso que Concepción tenía en un pueblo de Guadalajara.
Las acusadas continuaron en la vivienda y a partir de ese momentos comenzaron a presionar a la víctima, realizando todo una serie de vejaciones sin que la misma pudiera resistírseles, obligándola a firmar el 1 de mayo del 2007, en un cuaderno escolar propiedad de Ainhoa, que Concepción, "por voluntad propia, les autorizaba a ambas a permanecer en su casa hasta que consiguiesen su vivienda propia".
Una vez que se hicieron con el control de la situación, las procesadas cambiaron la cerradura del piso, quedándose ambas con las llaves y sin darle una copia a Concepción, se apoderaron de su teléfono móvil contestando todas las llamadas que recibía, no le permitieron salir nunca sola de la casa y mantuvieron cerradas las persianas de la habitación en la que dormía desde las que podía establecer una comunicación con los vecinos de la misma planta.
Tras una serie de coacciones, Dolores y Ainhoa comenzaron a golpear con frecuencia a Concepción, a imponerle castigos y humillaciones. "Toda esta situación produjo en Concepción una degradación física y psíquica que le mantenía prácticamente en un aislamiento absoluto. Perdió aproximadamente 40 kilos desde febrero del 2006 hasta el 1 de septiembre del 2007", recuerda la Sala.
El juez da por hecho que la noche del 29 de agosto Dolores y Ainhoa pegaron a Concepción "con tal brutalidad" que Concepción falleció la madrugada del día 1 de septiembre del 2007 como consecuencia de los golpes que le propinaron en la cabeza.

1 comentario:

Asociacion El Hombre Transexual dijo...

Ya ha salido la sentencia. Casi 19 años de prisión. Ahora nos queda el regusto amargo de que siempre nos parezcan pocos los años de condena por un crimen tan brutal. Pero nos preocupa mucho más el para qué va a servir todo esto.
Si de verdad las dos asesinas estuvieran 18 años sometidas a todo tipo de tratamientos psiquiátricos que hicieran que se despertara su tan dormida empatía, si durante esos diecinueve años su peor juez fuera su conciencia, si con eso se llegara a conseguir que se dieran cuenta de la magnitud de su crimen, del dolor y el sufrimiento que causaron, si llegaran a poder imaginar cada noche todo lo que padeció Roberto, la cárcel habría sido la peor condena.
Pero si nos limitamos a encerrarlas sin más, conviviendo en un entorno donde la empatía no es compatible con la supervivencia, donde la misma violencia que emplearon en su vida como mujeres libres será lo que les salve como mujeres reclusas, mucho nos tememos que saldrán con cuarenta y tantos años mucho más deshumanizadas y brutales de lo que entraron.
Meter a dos animales en una jaula y pretender que salgan humanizados es ciencia ficción. La reinserción de estas dos mujeres pasaría por desarrollar su cultura, su sensibilidad, su ética y su moral. Y estas cosas quedan muy lejos de nuestro actual sistema penitenciario.
No tendrán trabajos sociales con colectivos de personas transexuales para que lleguen a comprender lo terrible de esa situación, ni con madres cuyos hijos han sido asesinados para que puedan sentir en su piel el dolor que supone una pérdida tan injusta. No saldrán con una cultura que les permita acercarse a los libros, excelente motor para poder crear una ética y una moral que les permita vivir de nuevo como mujeres renovadas en una sociedad con reglas y limites.
Ainoha y Dolores pasaran mucho tiempo en prisión. Esperemos que su conciencia se despierte y el recuerdo del asesinato de Roberto sea su mayor castigo durante todas las noches de su vida.
Mientras tanto nos toca a nosotros seguir removiendo conciencias y despertando sensibilidades.



La junta directiva de “El Hombre Transexual”