Médicos del Mundo presta apoyo a las meretrices callejeras de Valencia dos veces a la semana con un vehículo cedido por la EMT que han convertido en clínica y centro social El año pasado atendieron a más de cuatrocientas mujeres, la mayoría eran extranjeras sin documentación
Dos noches a la semana sale de su cochera un viejo autobús de la EMT que hace una única parada en Pinedo, Ciutat Vella o el Puerto. Un gran cartel revela que se trata de un "Autobús solidari", tanto que su dedicación es prestar apoyo a uno de los grupos sociales más marginales de la ciudad, esa legión de 500 o 600 prostitutas que pasan las noches en la calle vendiendo su cuerpo.
El motor de este autobús son los voluntarios y profesionales de Médicos del Mundo, una organización que viene trabajando en este campo desde el año 1994 y que desde entonces no ha parado. "Primero empezamos con unidades móviles haciendo programas de acercamiento en los clubs y hace seis años el Ayuntamiento nos cedió un viejo autobús que nosotros hemos reconvertido en improvisada clínica y centro de formación", explicó Blanca Nogués, presidenta de la organización en la Comunitat Valenciana.
En este tiempo, la prostitución callejera ha cambiado mucho. "Primero eran mujeres españolas, casi todas toxicómanas -dice-, y a partir del año 1999 aproximadamente comenzó la inmigración". Ahora las africanas constituyen el grupo más numerosos y progresivamente se van incorporando las rumanas. "Latinas hay pocas y este año han aumentado algo por las transexuales", afirma. Casi todas, eso sí, son ilegales.
Minimizar los daños
Lo que no ha cambiado es la forma de trabajar de la organización. En sus salidas, que empiezan sobre las 10 de la noche y terminan a las dos de la madrugada, realizan dos trabajos básicos. El primero "es minimizar los daños de la prostitución", es decir prevenir el sida y el resto de enfermedades de transmisión sexual. Las vacunas de la Hepatitis, por ejemplo, son el pan nuestro de cada día, lo mismo que el reparto de preservativos. En este apartado pueden incluirse también revisiones médicas, citologías, analíticas y atención ginecológica en general, siempre sin excluir ninguna otra necesidad propia de quien vive alejada de los servicios médicos básicos, recuerda Nogués. "Si nos piden una vacuna de la gripe también se le pone", dice.
El otro campo de trabajo es el informativo, hacer acompañamientos o tramitar documentación, en muchas ocasiones la tarjeta sanitaria. En una pequeña sala con una mesa y varias sillas se enseña educación para la salud, hábitos de higiene, etc., pequeños talleres para grandes progresos.
Los dos principales obstáculos con los que se encuentra Médicos del Mundo son la desconfianza de las chicas, la mayoría de las cuales ni siquiera habla el idioma, y la gran movilidad que tienen. No obstante, después de muchos años haciendo este trabajo con total confidencialidad -para este reportaje no pudimos hablar con ninguna- el "Autobús solidari" ya forma parte de su mundo. Y en cuanto a la movilidad, la experiencia demuestra que "la mayoría se queda el tiempo suficiente para orientarlas al menos en los aspectos básicos de la salud".
413 personas atendidas
Según la memoria de Médicos del Mundo, el año pasado fueron atendidas 365 mujeres, 38 transexuales y 10 hombres. De estas atenciones, el 62% eran seguimientos de años anteriores, lo que prueba la fidelidad del servicio, y el 38% nuevas, un dato demostrativo de la confianza que genera. De hecho, las 413 personas atendidas representan un porcentaje muy alto de la prostitución callejera de Valencia, que podría agrupar a 500 ó 600 personas, estima la responsable de Médicos del Mundo en Valencia.
"La lástima -dice- es que no podemos llegar a todas partes. En los polígonos también hay prostitutas que no atendemos, aunque hay otras organizaciones como Cáritas que hacen este trabajo.
Agresiones y mafias
Con lo que sorprendentemente no han tenido grandes problemas es con los proxenetas o las mafias. Según dice, "hemos tenido algún caso, pero aislado. Es más frecuente que les peguen los clientes o incluso que la policía les quite sus cosas, pero tanto en un caso como en otro denuncias hay pocas. No llegan al final por miedo, porque no tienen papeles, o porque están amenazadas", explica.
El año pasado, cuenta Nogués, una mujer les pidió ayuda. "Estaba en una red de trata de blancas y nosotros la pusimos en contacto con gente especializada, pero la ley no las protege y se fue. Desapareció.
"Ahora, están a la espera de que el Ayuntamiento les ceda el autobús más nuevo que les ha prometido. Tenerlo será un nuevo alivió en un mundo de tremendas dificultades.
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