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martes, 29 de septiembre de 2009

En Cuba el cambio de sexo es un servicio gratuito: Mariela Castro

Ojalá que la experiencia de las cubanas sobre el derecho al aborto fuera útil en los demás países latinoamericanos para no retroceder en esa garantía, asegura la directora del Cenesex


Oaxtepec, Mor.- En el exterior, los problemas de discriminación y homofobia en Cuba se han sobredimensionado para desacreditar a la Revolución, afirmó Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual de Cuba (Cenesex).
Entrevistada en el contexto del séptimo Congreso Nacional de Educación Sexual y Sexología, sostuvo que, pese a que su país ha sido tachado de discriminar a las personas sexualmente diversas, en Cuba no existen crímenes por homofobia.
Hija del mandatario cubano, Raúl Castro, y de quien fue presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Vilma Espín, Mariela ha destacado en el campo de la sexología por ser defensora de los derechos de las personas de la diversidad sexual, particularmente del sector transgénero. Desde su gestión ha trabajado para incorporar a las personas transgénero a la sociedad y a las políticas públicas.
Producto de esta labor, ha propuesto al parlamento la “unión legal” de personas del mismo sexo y, desde junio de 2008, las cirugías de reasignación sexual se han sumado a los servicios gratuitos que brinda el Sistema Nacional de Salud.
Personas expuestas al maltrato
–¿Cómo surgió su interés por impulsar los derechos de las personas trans?
–En 2004 unas 40 personas transgénero me pidieron ayuda porque se sentían acosadas por la policía. Algunas, incluso turistas, se habían quejado de que las molestaban y la respuesta de la policía era detenerlas. Como no tenían elementos para acusarlas las soltaban, pero pasaban momentos desagradables. Entonces me di cuenta de que la población trans, al no estar en las políticas públicas ni en las leyes, vivían como parias y cualquiera se podía aprovechar de ellas, por lo que me comprometí a ayudarlas desde Cenesex.
“Ahí ya recibían atención en salud, pero no en la protección de sus derechos. Así que les propuse crear un espacio de activismo como promotoras de salud sexual, con énfasis en VIH sida, para que tuvieran un lugar de respeto en la sociedad. También que recibieran cursos sobre prevención de la violencia de género o imagen de mujer, para que no se amarren a estereotipos y vean que la belleza de una mujer no está sólo en el físico, sino en su riqueza espiritual y cultural.”
–Una de las protestas de la comunidad transexual en México es que la principal fuente de trabajo para este sector es el comercio sexual. ¿Qué mercado laboral les ofrece Cuba?
–Hay quienes se dedican al sexo transaccional, pero no viven de eso. Tienen su trabajo, pero les gusta dedicarse al sexo transaccional para resolver algunos aspectos de dinero. Son muy pocas esas personas y no tienen proxenetas que las gobiernen, porque están formadas en el tema de violencia de género y saben que nadie las puede dominar.
–¿Qué trabajos realizan?
–En el ámbito administrativo, en belleza; hay una que cursa las últimas materias de su licenciatura en enfermería, dos en Cenesex, una en limpieza y otra de recepcionista-secretaria, y a las que no han acabado sus estudios se les ayuda para que puedan concluirlos.
–¿Desde cuándo las personas transexuales comienzan a atenderse en las instituciones de salud pública?
–Desde 1979 se atienden en instituciones públicas; reciben asistencia sicológica, apoyo, acompañamiento y tratamiento hormonal gratuito. Esto hace que no exista un solo caso de suicidio. Desde los años 80 se hace el cambio de nombre y de foto en el carné de identidad, aunque todavía no se ha legitimado en el acta de nacimiento. Y desde junio de 2008, con la resolución 126 del Ministerio de Salud, se aprobó la reasignación sexual gratuita, en la cual trabajamos.
“Esta resolución legitima, además, las funciones de la Convención Nacional de Atención Integral a Personas Transexuales, creada en 2005 por Cenesex, que es la única que puede avalar cirugías. También avala la creación de un Centro Nacional de Atención a la Salud Trasngénero para desburocratizar la asistencia a las personas transexuales.
–Cuba ha sido criticada por discriminar a las personas de la diversidad sexual. ¿Qué opina usted al respecto? Mariela Castro Espín en una imagen de archivo de 2006 –Los problemas de la discriminación y la homofobia en Cuba se han sobredimensionado por intereses políticos para desacreditar a la Revolución. Ha habido discriminación como en todo el mundo, no sólo en Latinoamérica.
“Me molesta mucho cuando los europeos hablan del ‘machismo latino’, porque nuestro machismo no es mayor que el europeo o el del mundo desarrollado, sólo que se expresa de manera diferente. La sociedad latinoamericana es patriarcal, como es la del resto del planeta, y en los países ricos también hay crímenes por homofobia, transfobia o lesbofobia. Sin embargo, he estado investigando y en Cuba no he encontrado un solo crimen por odio. La homofobia es verbal o de rechazo individual, pero no se agrede a las personas.”
–¿Por qué no tienen marcha del orgullo gay?
–Una marcha del orgullo gay excluye a las demás expresiones sexuales; quisimos hacer una fiesta más nuestra y celebramos el Día Internacional contra la Homofobia, el 17 de mayo, con actividades culturales, académicas y una conga santiaguera que se baila por las calles.
–¿Cuál ha sido la experiencia de ustedes en la educación sexual en las escuelas?
–Existe el Programa Nacional de Educación Sexual, que se aplica desde prescolar, pero no como una asignatura, sino de manera transversal en todo el proceso educativo. El problema que tienen los contenidos transversales es que si no hay buena formación del personal docente, no se aplica. Pero donde funciona bien, hemos comprobado que ha disminuido de manera considerable el embarazo en la adolescencia, el abandono escolar por razones de matrimonio, embarazo o maternidad, las infecciones de transmisión sexual y la violencia de género. Mientras estos temas no se hablen en la escuela y en la familia, los niños están perdidos y cualquiera los puede manipular.
Fundamental, el amor y respeto entre las parejas
–¿Usted hablaba de sexo con sus padres cuando era adolescente?
–Mi papá se asustaba y mi mamá era la que enfrentaba la situación. Como ella trabajaba en programas de educación sexual, tenía libros y me explicaba. No siempre me sentía satisfecha con sus comentarios, y cuando me formé en el tema le hice algunas críticas.
“A veces mi madre estaba fuera de casa, en otra provincia o país, y mi papá tenía que enfrentar las situaciones familiares. Si alguna de sus hijas lloraba porque se había peleado con el novio, preguntaba cómo se sentía y la acompañaba para ayudarla. Nos gustaba preguntarle cómo se había enamorado de mamá y él disfrutaba contándonos que ella lo enamoró cantando, por lo que le encantaba que lo hiciera. Gran parte de la educación sexual que recibí fue ese amor y respeto entre ellos.”
–Gobiernos como el de Uruguay o Nicaragua han negado el derecho de las mujeres a interrumpir su embarazo y en 16 estados de México ha ocurrido lo mismo. ¿Cómo se ve en Cuba este retroceso?
–Nunca me voy a meter en los asuntos internos de ningún país porque no me gusta que se metan en los de Cuba, pero las cubanas estamos aterrorizadas al ver lo que sucede y nos preocupan mucho el bienestar, la salud y los derechos de las latinoamericanas.
“Ojalá que la experiencia cubana se pueda conocer entre los encargados de tomar decisiones en los países latinoamericanos para que no se retroceda en el derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
“Es como cuando (la Iglesia) decía que las mujeres no tenían alma y no podían decidir, y lo mismo pasó con los indios y los negros, condenándolos a la explotación y a la subordinación de los blancos con poder. Seguimos reproduciendo ese esquema mental de subordinación, de explotación, de inventarse cualquier historia para justificar que somos inferiores y no podemos decidir.
“Me parece muy peligroso que en pleno tercer milenio estemos en esta situación y que rápidamente lo establezcan en las constituciones para que no haya discusión. Eso me parece todavía más peligroso. Tenemos que unirnos para luchar contra ese mal.”

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