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viernes, 4 de septiembre de 2009

Ser gay y musulmán en Copenhague



Este año en la caravana del Gay Pride de Copenhague, desfiló por vez primera, un autobús con homosexuales, lesbianas, transexuales, de paises musulmanes, entre ellos palestinos, libaneses, iraquíes, turcos, persas... Dinamarca se ha convertido, desde hace lustros, en uno de los estados europeos más acogedores para toda suerte de refugiados, ya sean politicos, o de minorías sexuales o étnicas, perseguidas. La policía tuvo que escoltarlo cuando atravesó los barrios habitados por mahometanos, para protegerles para protegerlo de extremistas. Con una población de cinco millones y medio de habitantes, viven en la pequeña y ordenada monarquía escandinava, más de trecientos mil creyentes del Islam.

Mahmud Hachem es libanés, homosexual, y desde hace quince años vecino de Copenhague. Vive en un pequeño apartamento con amplio ventanal a un frondoso parque muy cuidado, por donde pasean ciclistas y tranquilos transeúntes de la capital. Salió de Beirut, los dieciséis años cumplidos, con su amante libanés que le ayudó a establecerse en la ciudad, y más tarde contrajo matrimonio blanco con un hombe de nacionalidad danesa, que le permitió obtener más facilmente la residencia.

Su nombre sigue escrito en los timbres del interfono de su vivienda. Mahmud quería escapar del represivo ambiente de su medio social, vivir normalmente su sexualidad. Con su actual compañero danés, visitó este verano en Beirut, en el suburbio chií de la capital, la casa de sus padres, que han a aceptado su vida, sin tener que despojarse de los anillos de su enlace, ni disimular su íntima relación.

Enfermo cardíaco desde el año 2000 -ha tenido que sufrir tres operaciones de la válvula del corazón- no puede trabajar. El estado danés le sufragó sus gastos, y le paga una pensión mensual de mil quinientos dólares que le permite ir tirando, aunque el nivel de vida de Dinamarca es uno de los más altos del mundo. Mahmud ha sido uno de los animadores del autobús de los musulmanes del Gay Pride.

Sólo hace tres años se fundó la organización "Sabah" que a los emigrados homosexuales árabes, turcos, iraníes, somalís, con el apoyo de la municipalidad de Copenhague, mantiene relaciones con grupos como "Helem" del Líbano, "Alkaus" de Palestina, que se esfuerzan en proteger esta minoría maltratada en sus paises.

Ibrahim, otro libanés, vive en Dinamarca desde hace veinte años, es un transexual ahora llamado Yara, que ha realizado plenamnete su vida. Las lesbianas de origen árabe o musulmán tienen más dificultades para expresar su sexualidad.

La casa de Mahmud está en el barrio de Narrebro, habitado por muchos musulmanes, con carnicerías, restaurantes de kebab, tiendas de frutas y verduras, peluquerías con rótulos en árabe, pero en la que no hay ninguna mezquita. La integración en la sociedad danesa, donde todos ellos reconocen que han sido acogidos con generosidad, ha sido perturbada hace poco tiempo con las consecuencias de la polémica publicación en un gran diario danés de las caricaturas del profeta Mahoma, y ahora hace sólo una semana, con la suerte de un grupo de cristianos iraquíes que se concentraron en una iglesia de la capital, amenazados de expulsión. "Mi ciudad es Copenhague -dice Mahmud-, en Dinamarca me siento un privilegiado porque soy yo mismo y vivo en libertad". Pero en estos días, en su gran pantalla plana de televisión de su casa danesa, no deja de ver los programas y los tradicionales seriales árabes del mes del "Ramadán".

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